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En el 2012 Yerevan, Armenia, es la capital
mundial del libro, nombrada por la ONU. Y yo siempre he sentido fascinación por
Armenia. Con ese motivo durante un mes en el 2011 emprendimos una peregrinación
por tierra hasta Armenia, en el Cáucaso, siguiendo huellas de escritores. En
Barcelona vagamos por el Raval, estuvimos en el hotel London recordando la
contracultura, pasamos por el bar Marsella al que iba Hemingway. Un autobús nos llevó a Venecia en 22 horas.
Buscamos la casa donde vivió Rilke en via Zattere, nos tomamos una botella de
vino en los escalones del Rialto, vagamos por el Cannaregio y hablamos con un
pintor judío, admiramos durante horas la estatua del condottiero Colleoni de
Verrochio. En Trieste fuimos al café San Marcos y dejé un libro mío para
Claudio Magris (que luego me contestó efusivo), vimos el anochecer en el Muelle
de los Audaces, hablamos con el fantasma
de Rilke en el castillo de Duino.
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David de Sassun, héroe legendario de Armenia |
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El castillo de Duino en la lejanía |
Fuimos en tren hasta Budapest, donde tocamos el piano en un piso gigantesco,
encontramos la casa donde vivió Sandor Marai, estuvimos en el café Angelika
mirando el parlamento detrás del Danubio. Un tren nos llevó por la noche a Bucarest, pasando
por las montañas góticas de Transilvania. Vimos las ruinas del palacio de Vlad
Tepes, paseamos por el jardín más romántico del mundo, Consuelo bailó con un
bailarín profesional en una
cervecería del siglo XIX. En otro tren
pasamos por Russe, donde recordamos a
Elias Canetti, por lagos oníricos de Bulgaria. Llegamos a Estambul y subimos a
la terraza del Hotel London donde Fatih Akin rodó Contra la pared,
miramos la ciudad desde el café
Pierre Loti, pusimos a Leonard Cohen de
noche en una terraza donde veíamos el
Bósforo y Santa Sofía. Un autobús
achacoso nos llevó en 33 horas a Georgia, donde Medea y Jasón se acostaron sobre el Vellocino de Oro, y llegamos
a Tiflis. Paseamos por la ciudad
bellísima y desvencijada, evocamos las páginas sobre ella de Pasternak y Knut
Hamsun, sentimos nostalgia del Café Nostalgia. Luego estuvimos en Dilijan,
en las montañas de Armenia, rodeada de monasterios y de centros de artistas. Y
en el Lago Sevan, que ahora es el
corazón de Armenia, donde Osip Mandelstam decidió volver a escribir. Y
llegamos a Yerevan, la capital, donde mirábamos el monte Ararat desde un cuarto
piso, admirábamos la Biblioteca con códices de Siria o la India, evocábamos a William Saroyan o Pablo
Neruda. Y fuimos a Echmiadzin, la
capital espiritual, pasando por Svarnodz, el lugar de los ángeles, un círculo
de columnas que nos une al universo, según Mandelstam.
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El café Pierre Loti en Estambul |
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La parte antigua de Budapest |
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Ruinas del palacio de Vlad Tepes |
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Venecia |
* Las fotos son de Consuelo de Arco.
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6 comentarios:
Me ha encantado.¡Voy para allá en cuanto ahorre algo de dinero!
Abrazos flojitos por la calor.
Maravilloso. Merece la pena ir más despacio y curiosearlo todo hasta el fondo y en varios años. Durante toda la vida y dialogando con los espíritus de los que antes pasaron por allí.
Vaya viaje... Espero que se hallan encontrado en Duino al fantasma de Rilke. Saludos. Alberto Lauro.
-Espectacular viaje muy enriquecedor,felicitaciones a los dos
Los viajes enriquecen el espíritu
Como en Las ciudades imaginarias de Italo Calvino, este viaje nos lleva más allá del lugar, al ensueño del lugar, que es como el reverso, un reflejo, puro espejismo.
Gracias por el recorrido.
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