La muerte del escritor británico me ha hecho recordar a un amigo ya fallecido, de formación comunista, luego adobada, en una mezcla explosiva, con el nacionalismo catalán. Se entusiasmaba recordando La soledad del corredor de fondo, novela de 1960, escrita en Alicante, en la que el atleta Colin Smith, a punto de vencer en una carrera, se niega a cruzar la meta, ante la sorpresa y el correspondiente enfado de sus compañeros de club. Llevada al cine con fortuna por Tony Richardson, y protagonizada por Tom Courtney, contó también con el guión del escritor, convirtiéndose en uno de los hitos del llamado free cinema. Yo leí la novela en la versión de Baldomero Porta para la Biblioteca Breve de Seix Barral, publicada en 1969. Después fue reeditada por Bruguera, Debate y por la Biblioteca El Mundo, con prólogo del narrador Javier García Sánchez. Pero, sobre todo, recuerdo, que a mi amigo le gustaban sus cuentos; en especial, el titulado "Go home, García", que transcurría en Almería, protagonizado por quien le da título. Y este mismo amigo, debió ser, sospecho, el inductor de la traducción de Colina abajo, en Laia, 1987, en versión de Carlos Milla.
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Sillitoe procedía de una familia de clase obrera, por lo que tuvo que abandonar la escuela cuando tenía 14 años; trabajó en una fábrica de bicicletas y luego ingresó en la Real Fuerza Aérea (RAF), pero como operador de telefonía. Mientras servía en el ejército contrajo la tuberculosis, lo que le obligó a pasar más de un año en un hospital de la Fuerza Aérea antes de recibir una pensión, tras lo cual se decantó por dedicarse a la literatura.
"Vivíamos en una habitación en Talbot Street (Nottingham) cuyas cuatro paredes olían a fuga de gas, grasa y capas de papel enmohecido", recordó en más de una ocasión el escritor. Sillitoe estaba casado con la poeta estadounidense Ruth Fainlight, con la que contrajo matrimonio en 1959, y era padre de un hijo y de una hija adoptada. A finales de los cincuenta, abandonó el Reino Unido, para vivir en Francia y cinco años en España, trabando amistad, en Mallorca, con Robert Graves.
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* La caricatura es de LPO.
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2 comentarios:
entonces había obreros en el aire.
Yo leí " La soledad del corredor de fondo" en la editorial Bruguera, era una adolescente devoradora de libros, me sorprendió el lenguaje, la fluidez del pensamiento del protagonista, cómo hablaba de su pasado sin darle importancia, luego, cuando decide no cruzar la meta, la confusión que me produjo. Siempre llevaré ese librito conmigo.
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