domingo, 9 de mayo de 2010

La antología de hispanoeuropeos de Esther Andradi

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Lo singular de esta antología, Vivir en otra lengua. Literatura Latinoamericana escrita en Europa (Alcalá, Jaén, 2010) estriba en que está compuesta por narraciones de autores de lengua española, pero que residen en países con otra lengua distinta, como son, entre otros, la peruana Teresa Ruiz Rosas, que vive en Colonia; las argentinas Rosalba Campra y Luisa Futuransky, en Roma y París; el colombiano Luis Fayad, que trabaja en Berlín; o el boliviano Víctor Montoya, en Estocolmo. La gran mayoría de ellos son escritores hispanoamericanos que aspiran a ser reconocidos en su país de origen, o en los de lengua española, cuyos lectores son, al fin y a la postre, los principales destinarios de sus ficciones. Habitan en París, Estocolmo o Amsterdam, hablan también francés, sueco o alemán en su vida cotidiana, pero apenas son conocidos entre los lectores de las ciudades en las que se encuentran. E incluso es muy probable que la mayoría de ellos se plantee aquella pregunta que se hizo Francisco Ayala, en sus años de exilio americano: ¿para quién escribimos los exiliados?
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Esther Andradi, escritora argentina que vive en Berlín, recuerda en el prólogo que una parte de la literatura hispanoamericana se está escribiendo en Londres, Lausana, Roma o Barcelona. Más allá de las circunstancias que motivaron el extrañamiento, los autores permanecen en el país que los acogió y tienen en común la continuidad de la escritura en la lengua materna, ejercicio que suelen combinar en parte con la lengua aprendida. La escritura, comenta Esther Andradi, es el ancla con la que tejen el vínculo con el país lejano, una suerte de istmo en el mar de otro idioma. Sumergidos en la vida en otra lengua, arrasadas la jerga, el habla cotidiana, el sonido de lo insustancial, las interjecciones, y todo aquello que es el sedimento de lo literario, estos escritores cultivan la lengua original con la persistencia de la grama, que cuanto más se la arranca, con más fuerza crece. Matas salvajes de un territorio indomable.
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* Esther Andradi (Ataliva, Argentina) estudió Ciencias de la Comunicación. En 1975 emigró a Lima donde trabajó como periodista. En 1981 viajó a Berlín, al sector occidental, escribiendo guiones y reportajes para la radio y televisión alemanas. En 1995 regresó a Argentina y vivió en Buenos Aires siete años. Desde 2003 reside nuevamente en Berlín. Escribe columnas y entrevistas para diferentes medios de Europa y América. Ha cultivado el cuento, la poesía, el ensayo y la novela. Sus obras han sido traducidas al alemán y al inglés. En Argentina acaba de aparecer la segunda edición de su novela Berlín es un cuento (2007).

P. S. Me acaba de llegar la siguiente información que completa la entrada. La Asociación Cultural Arthostal y El Laberinto de Ariadna presentan el pliego de poesía número 19, dedicado a los poetas argentinos que residen en Cataluña, como son Laura Frucella, Marta Binetti, Hugo García Saritzu, Ana Becciu, Antonio Tello, Mario Satz, Dante Bertini, Osias Stutman, Neus Aguado y Janio González.
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11 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Y supongo que la riqueza del español, da a los autores unos recursos impensables en otras lenguas más "planas", amén de la querencia.

Unknown dijo...

Obsequio de un blog amigo: http://xmeyre.blogaliza.org/2010/05/09/premio-emocion-e-correspondencia/

Antonio Tello dijo...

Una antología de esta naturaleza plantea como problema principal el vínculo entre el escritor y su entorno natural a través de la lengua.
Cortázar sufrió las mismas condiciones de extranjeridad idiomática aludidas por la antóloga y produjo una escritura arqueológica en sus novelas, pero, al igual que Héctor Bianchiotti, supo crear una lengua propia en sus cuentos. Pero este tipo de "síndrome" no sólo se da en en el entorno de lenguas distintas, sino también en la lengua propia. Yo mismo tuve que escribir "El hijo del arquitecto" forzando ritmos endecasilábicos para superar las disonancias de mi escritura y encontrar mi propia voz al cabo de una década viviendo en España.
La pregunta de Ayala es para mí, dicho con respeto, irrelevante pues surge de una idea de uso instrumental de la lengua, cosa que, como sabes querido Fernando, no practico. Escribimos para conocer y transmitir el conocimiento a todos sin excepción. Quiero decir que no se me ocurriría escribir para un determinado tipo de lector distinguido por su profesión, su nacionalidad, su posición social o, como quería el realismo socialista, para el pueblo.
El problema que se nos plantea a los argentinos que escribimos fuera de Argentina (como a los peruanos, ecuatorianos, etc., con sus respectivos países) es la sensación de extrañamiento perpetuo que vivimos, ese estar en tierra de nadie, porque no somos vistos como españoles por los españoles y tampoco nos reconocen (o no saben de nosotros)como argentinos los argentinos. Aunque nuestra escritura exprese la extranjeridad que nos identifica, una parte de nosotros ansía que la colectividad natal la reconozca en la diferencia como suya. Quizás con esto en la cabeza, en cierta ocasión escribí estos versos: "El árbol desterrado es siempre exótico [...]/ ¿será esa la raíz de su doble sombra?".
Un abrazo

Fernando Valls dijo...

Hombre, Antonio, no me parece tan irrelevante la pregunta de Ayala. Los escritores pueden escribir para el mundo, pero la recepción que encuentran, en la mayoría de los casos, si es que logran ser traducidos, es muy modesta. Da pena ver como la mayoría de las novelas hispanaomericanas y españolas que se traducen hoy al alemán, y que no son pocas, en unos meses aparecen en las librerías de saldos a un par de euros.
Seamos realistas, salvo excepciones, el escritor tiene la mayoría de su público entre quienes comparten su lengua; y si me apuras, entre sus propios compatriotas. Por no salir de las razones prácticas, no hace falta que recuerde lo difícil que es encontrar en Santiago de Chile una novela editada en Buenos Aires. E incluso hay editoriales españolas que imprimen -por ejemplo- en México, a autores del país, pero que no nos llegan a nosotros. Insisto, seamos un poco realistas.

Julia U. dijo...

Fernando, no veo por ninguna parte, ¿tal vez en un prólogo?, el nombre de Noni Benegas, argentina, que vive en España desde hace muchos años. Obtuvo el Premio Esquío y otros, ha sido invitada a Francia y traducida al inglés por Noel Valis, profesora en Yale. Es traductora, crítica y ensayista.
Esto es lo que recuerdo de momento porque su labor es muy extensa.
Qué lástima. Espero que se deba a una falta de información y que la antología no sea de las llamadas "uña y carne".

Sara Caba (Batres) dijo...

Le escribí directamente a Esther felicitándola por su esfuerzo. Aún no he tenido la oportunidad de leer la antología, pero me identifico por ser una escritora costarricense que vive en Londres. Interesante que mencionen a Cortázar, en quien muchas veces he pensado, no por igualar mi trabajo al suyo ni mucho menos, sino por la extrañeza de su vida en términos de a quién le pertenecía. Vida en Europa, final de su vida con una mujer estadounidense, con un acento internacional irreconocible. Me identifico porque desde hace casi 9 años que vivo en el extranjero (Dinamarca, EEUU, Suecia, ahora Inglaterra) y casada con un estadounidense, se me suele preguntar si soy gringa y no latina debido a la R arrastrada de los ticos. Un horror! A veces deseo haber caído en Barcelona, donde de repente Quimera publicaría un número sobre la nueva narrativa costarricense (el número actual dedicado a la chilena), pero esto solo le pasa a quienes caen en un lugar donde la lengua escrita coincide con la hablada. Qué nos toca a los demás? Pues abrirnos camino propio. Yo, por mi lado, he empezado un blog desde Londres en español (http://saracaba.com/), y con gran sorpresa veo que ya hay lectores hasta en Corea del Sur. Lo que Cortázar no tenía y nosotros sí, es el Internet, una herramienta verdaderamente revolucionaria.

Fernando Valls dijo...

Julia, Noni no está, como tampoco aparecen Peri Rossi, Juan Gabriel Vázquez o Patricio Pron, porque Esther Andradi ha optado por prescindir de los autores que viven en España o en otros lugares de lengua española. De lo que se trataba era de ver que resultados literarios producía el contacto entre lenguas.

Antonio Tello dijo...

Creo que estamos ante un tema muy interesante para departir. Siempre procuro cuidar mi lenguaje para no parecer irrespetuoso cuando contradigo a alguien, especialmente si ese alguien, como es el caso de Francisco Ayala merece el mayor de los respetos. Tienes razón en lo que dices en cuanto a la trascendencia pública de lo que el escritor produce pero yo me refería a que algunos, en el momento de escribir. Simplemente escribimos sin preguntarnos para quien. Acepto que la interrogación de Ayala sea relevante para otros, pero no para mí como poeta. Ya ves, querido Fernando, que nuestra cerveza pendiente tiene mucha espuma para saborear.
Respecto a las antologías, ya se sabe que son parciales y limitadas, pero ayudan a descubrir a muchos.

Fernando Valls dijo...

Ahora te entiendo mejor, Antonio. El caso de la poesía quizá sea distinto al de la novela, género en el que yo pensaba.
Sí, tendremos que tomarnos esa cerveza ya mismo.

Julia. U dijo...

Sí, Fernando, ahora lo entiendo.
Julia

David L. dijo...

Muy interesante toda la discusión de este tema. Esther Andradi (a quien conozco y respeto) tiene derecho a interlocutores tan sólidos, tan bien informados y, lo que no es poca cosa, tan bien intencionados. Haría falta un simposio, o tal vez el "dossier" de una revista, para examinar con más espacio todo aquello a que aquí se alude o que se trata con explicable brevedad. De momento, mi enhorabuena a todos los que han comenzado a pensar en este tema, que va mucho más allá de lo que muchos (entre ellos el maestro Ayala) llamaban de plano "problemas de la traducción".

David L., 12 de mayo de 2010 20:05