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____------"Soy un genio"
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Me costó mucho localizar la exótica tienda de antigüedades, en aquel barrio lleno de calles estrechas y mal iluminadas. Pero aún fue más difícil entenderme con el dueño del local (un anciano enjuto y misterioso), cuando le pedí un pequeño objeto de regalo que pudiera llevarme de recuerdo a mi país: una lámpara de Aladino, para demostrar a mi mujer que no me olvidaba de ella en mi viaje de negocios. La lámpara era preciosa, pero al parecer había que respetar un estricto protocolo a la hora de manipularla. Así que su propietario se esforzó en traducirme, una por una, todas las indicaciones que mostraba un viejo pergamino, relativas a la forma de cogerla, frotarla y formular los deseos correspondientes. Yo no entendí nada, aunque todo aquello se me antojó muy divertido, si bien en algún momento sospeché que no se trataba de ninguna broma. Ya en casa, dispuse el regalo en el mueble bajo del recibidor, para que mi mujer se llevara una sorpresa, y guardé las instrucciones con la intención de enseñárselas más tarde. Algo hice mal. No sé, quizá froté la lámpara a destiempo en una zona equivocada, todo ocurrió muy deprisa. Al llegar mi mujer, descubrió mi equipaje en el dormitorio y me buscó inútilmente por todas las dependencias. Al cabo de unos años se volvió a casar. Supongo que ahora es feliz, ya que nunca ha necesitado frotar la lámpara y pedirme al menos uno de los tres deseos. Y, por lo visto, la mujer de la limpieza tampoco está por la labor.
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_------___"Soy un fantasma"
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El castillo iba a ser desmontado, piedra por piedra, y trasladado a un país remoto para ser reconstruído y servir a su nuevo dueño como refugio de fin de semana. Al saberlo, quise quedarme para siempre en el lugar de mis antepasados, pero cambié de opinión cuando oí decir que los terrenos serían recalificados para albergar un gran centro de ocio, provisto de salas multicine, aparcamiento subterráneo y galerías comerciales. Entonces decidí acomodarme entre los rancios muros embalados en enormes contenedores, con la intención de despertar al cabo de unos meses en mi nuevo y redecorado hogar. Sin embargo, fue en la aduana del país de destino donde desperté a los pocos días, porque las severas leyes locales de control de la inmigración y prevención del terrorismo me exigían una serie de documentos e informes que, en mi condición de ectoplasma, no podía aportar aunque quisiera. Tampoco ayudó mucho que dijera que mi trabajo consistía justamente en asustar a los incautos que visitaban mis dominios. Así que me metieron en la cárcel. Y ya ven lo que son las cosas: aquí les hace gracia que alguien como yo no dé miedo a nadie. Y a mí me da miedo sólo de pensar que ellos no me hacen ninguna gracia.
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* Pedro Herrero (Badalona, 1953) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona, trabaja de analista de procesos en una entidad financiera, y empezó a escribir microrrelatos en el verano del 2006. En el 2008 ganó el Premio Nacional de Microrrelatos El Basar, de Montcada i Reixac, en su cuarta edición. Desde finales de 2007, coordina la sección de microrrelatos de la revista digital En Sentido Figurado y aparece en el volumen Mar de por medio que recopila textos de dicha publicación (www.bubok.com). Recientemente, ha creado en la red una bitácora personal, Humor mío. Estos dos microrrelatos forman parte de un libro inédito, Los días hábiles, todavía en preparación.
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Me costó mucho localizar la exótica tienda de antigüedades, en aquel barrio lleno de calles estrechas y mal iluminadas. Pero aún fue más difícil entenderme con el dueño del local (un anciano enjuto y misterioso), cuando le pedí un pequeño objeto de regalo que pudiera llevarme de recuerdo a mi país: una lámpara de Aladino, para demostrar a mi mujer que no me olvidaba de ella en mi viaje de negocios. La lámpara era preciosa, pero al parecer había que respetar un estricto protocolo a la hora de manipularla. Así que su propietario se esforzó en traducirme, una por una, todas las indicaciones que mostraba un viejo pergamino, relativas a la forma de cogerla, frotarla y formular los deseos correspondientes. Yo no entendí nada, aunque todo aquello se me antojó muy divertido, si bien en algún momento sospeché que no se trataba de ninguna broma. Ya en casa, dispuse el regalo en el mueble bajo del recibidor, para que mi mujer se llevara una sorpresa, y guardé las instrucciones con la intención de enseñárselas más tarde. Algo hice mal. No sé, quizá froté la lámpara a destiempo en una zona equivocada, todo ocurrió muy deprisa. Al llegar mi mujer, descubrió mi equipaje en el dormitorio y me buscó inútilmente por todas las dependencias. Al cabo de unos años se volvió a casar. Supongo que ahora es feliz, ya que nunca ha necesitado frotar la lámpara y pedirme al menos uno de los tres deseos. Y, por lo visto, la mujer de la limpieza tampoco está por la labor.
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_------___"Soy un fantasma"
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El castillo iba a ser desmontado, piedra por piedra, y trasladado a un país remoto para ser reconstruído y servir a su nuevo dueño como refugio de fin de semana. Al saberlo, quise quedarme para siempre en el lugar de mis antepasados, pero cambié de opinión cuando oí decir que los terrenos serían recalificados para albergar un gran centro de ocio, provisto de salas multicine, aparcamiento subterráneo y galerías comerciales. Entonces decidí acomodarme entre los rancios muros embalados en enormes contenedores, con la intención de despertar al cabo de unos meses en mi nuevo y redecorado hogar. Sin embargo, fue en la aduana del país de destino donde desperté a los pocos días, porque las severas leyes locales de control de la inmigración y prevención del terrorismo me exigían una serie de documentos e informes que, en mi condición de ectoplasma, no podía aportar aunque quisiera. Tampoco ayudó mucho que dijera que mi trabajo consistía justamente en asustar a los incautos que visitaban mis dominios. Así que me metieron en la cárcel. Y ya ven lo que son las cosas: aquí les hace gracia que alguien como yo no dé miedo a nadie. Y a mí me da miedo sólo de pensar que ellos no me hacen ninguna gracia.
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* Pedro Herrero (Badalona, 1953) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona, trabaja de analista de procesos en una entidad financiera, y empezó a escribir microrrelatos en el verano del 2006. En el 2008 ganó el Premio Nacional de Microrrelatos El Basar, de Montcada i Reixac, en su cuarta edición. Desde finales de 2007, coordina la sección de microrrelatos de la revista digital En Sentido Figurado y aparece en el volumen Mar de por medio que recopila textos de dicha publicación (www.bubok.com). Recientemente, ha creado en la red una bitácora personal, Humor mío. Estos dos microrrelatos forman parte de un libro inédito, Los días hábiles, todavía en preparación.
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8 comentarios:
Muy estimado Pedro Herrero:
Resulta realmente regocijante atestiguar los grandes saltos que vienes dando en un campo que desde el inicio se te dio muy bien, y no porque seas genio, sino un gran escritor.
Me han fascinado ambas historias.
Celebro formar parte de un grupo amado en el que te encuentras tú: En sentido figurado.
A tus historias no les sobra ni les falta nada... bueno, al segundo micro le falta un acentito en la última oración: mí. Póngaselo pronto, y que continúes cosechando, buen sembrador!
Judy García Allende
(Puerto Rico)
Bravo por estos dos microrrelatos. Ambos hacen honor al escritor que los ideo, y como suele ser su costumbre, engancha al lector desde el principio, le embarca en la historia para llegar casi sin darse cuenta a un final sorpresa, a veces ironico y no falto de una dosis de reflexion.
Enhorabuena Fernando por traer a Pedro y gracias Pedro por darnos este pequeño aperitivo de tu libro
Vaya sorpresa y alegría reencontrarme aquí con Pedro. Los microrrelatos son estupendos, en especial el primero, en el que pasa de la fantasía orientalizante a la realidad cotidiana con notable fluidez. El cierre, con la mujer de la limpieza, es un guiño humorístico al lector. Observo en los relatos de Pedro un lenguaje cuidado y rico, lo cual es de agradecer. Felicidades, Pedro, y un abrazo. Espero que algún días podamos colaborar o incluso publicar algo juntos.
Agradezco sinceramente tan generosas muestras de afecto. Judy, el calificativo de “gran escritor” me cae demasiado grande. De momento me conformo con redactar historias lo mejor que sé, y procuro aprender de todas aquellas personas a las que admiro. Puerto, tu apoyo en la revista “En Sentido Figurado” es para mí una gran ayuda y un gran estímulo.
Querido Antonio, aparte de que te debo una noche de copas (que no pudo ser el mes pasado por circunstancias familiares), me debo también el placer de compartir alguna publicación contigo. Tengo fundadas esperanzas de que ello es posible. Hasta entonces, es un lujo recibir tu comentario, y un motivo más para seguir adelante. Un abrazo.
La originalidad en estos micros es exquisita...
Exitos al libro en preparación.
Y aunque no los conozco personalmente a esos brillantes escritores, que se prometen una noche de copas, no me queda más remedio que envidiarles esa charla poética....( Salud con una copa de buen malbec!!) Saludos cordiales.
Unas micros fantásticos y no porque hagan referencia a genios o fantasmas, sino por la talla del escritor.
Pedro, me alegro muchísimo de encontrarte aquí. Te deseo muchos éxitos con el libro que estás preparando y con el blog.
Besotes desde Hamburgo.
Pere:
Por fin he podido leer tus dos micros y sólo decirte que ha sido un placer...espero leerte mucho más y más...
Mucho ánimo con tú libro y un abrazo enorme.
Karol
Pedro, ESCRITOR CON MAYÚSCULAS. Muy buenas esas dos historias.
Besos,
Cris
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