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A los 82 años, la Generalitat de Cataluña le ha concedido a Ana María Matute la Creu de Sant Jordi, un galardón que se otorga todos los años. Bien hecho, y no obstante, me ha llamado la atención que a ninguno de los muchos periodistas y articulistas catalanes que tanto se han mesado los cabellos porque el Premio Cervantes haya tardado tanto en reconocer a un escritor catalán, por Juan Marsé, le haya parecido sorprendente que la autora de Los niños tontos haya tenido que cumplir ocho décadas para que se acuerden de ella. Estos mismos celadores de la justicia cultural, tampoco se han quejado de que el mismo Marsé no tenga la dichosa Creu. Quizá sea debido a que aún no le toca, puesto que no ha llegado a los ochenta, o quizá porque temen que la rechace. En fin. Estos torquemadas, unas veces tan airados y otras tan discretos, suelen ser los mismos que consideran lógico y normal que la cultura de Cataluña sólo sea la escrita en catalán, con lo que convierten a los escritores catalanes que utilizan el castellano en ciudadanos de segunda categoría.
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Hasta que los escritores gallegos, vascos y catalanes no sean tratados en igualdad de condiciones que los que escriben en castellano, por el gobierno de Madrid; y los gobernantes vascos, catalanes y gallegos no consideran como propios a los autores en castellano, no existirá una verdadera normalidad cultural en este país. Visto desde Cataluña, esa naturalidad queda muy lejos y con el tripartito sólo hemos ido a peor, que ya es decir.
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11 comentarios:
Fernando, el problema me parece irresoluble. Con el nacionalismo cultural hemos topado. Creo que los escritores gallegos, vascos y catalanes nunca serán tratados en igualdad de condiciones que los que escriben en castellano por el Gobierno de Madrid por una sencilla razón: gallego, vasco y catalán sólo se habla en determinadas comunidades autónomas y el resto de lectores de este país carece de los conocimientos idiomáticos necesarios para gozar de esa literatura en versión original. Si en España existe una lengua común, es lógico que el Gobierno de España apueste por la cohesión y por las obras literarias accesibles a lectores canarios, andaluces, vascos o gallegos. Sinceramente, entiendo que el Gobierno de España no apoye con la misma intensidad al escritor que escribe para dos o tres millones que el que escribe para 400 millones. No lo veo mal.
Respeto profundamente el valor de las diferentes lenguas y culturas de este país, pero creo que es labor de un gobierno estatal profundizar en lo que nos une, no en lo que nos separa. Lamentablemente, a mí, un tinerfeño de la ultraperiferia, me puedes hablar de literatura española, pero lo de la literatura vasca me resulta tan inaccesible como la marroquí o la sueca. Necesito traductores.
Respecto al tratamiento discriminatorio a los escritores en castellano por parte de los gobiernos regionales con lengua propia, tampoco me sorprende. Sólo es un poco más de nacionalismo cultural. La vieja historia de siempre. El origen de tantas guerras. Esas dichosas banderitas.
Raúl, existen las traducciones y a través de ellas hemos conocido una gran parte de la literatura universal, por qué no la catalana, gallega y vasca. Monzó, por ejemplo, es un autor muy apreciado por los escritores jóvenes españoles y me imagino que la mayoría lo ha leído en traducción. Y lo mismo puede decirse de Atxaga o Méndez Ferrin.
Me hace gracia que gente que trabaja con letras, y por lo tanto sin "nacionalidad", las confundan al mezclarlas para formar palabras.
Y todo lo demás.
El no reconocimiento como defensa ante... ? pobreza intelectual que de alguna manera se impone a los gobernados -ciudadanos- Saludos. PAQUITA
Me parece a mí que las traducciones están precisamente para eso, para acercarnos a lecturas escritas en idiomas que desconocemos, personalmente me da igual que sea vasco, gallego, ruso o alemán, lo que quiero es leer a ese autor y acercarme a su obra y a lo que esta pueda aportarme.
Saludos
Me alegra mucho. Magnífica escritora y mejor ser humano. Tuve la suerte de conocerla en persona en Almería hace ya muchos años. Nunca lo olvidaré.
Fernando, la discriminación del oficialismo nacionalista -radicalizado por el tripartito- no solo atañe a los premios. Ningún escritor que vive en Cataluña y paga sus impuestos aquì, puede beneficiarse de beca o subvención. La Generalitat se la deniega por no hacer su obra en catalán y el ministerio de cultura porque vive en Cataluña.
Por supuesto, Fernando, a eso iba: hay que traducir para difundir, por lo que no creo que partan en igualdad de condiciones en un país con un idioma común. La mayoría tiene ventajas lógicas. Igual no me he expresado todo lo bien que quería, así que intento aclarar: hay que defender a los buenos escritores, independientemente de la lengua que utilicen, sin cuotas, sin discriminaciones y sin banderitas que tapen las letras.
Leí los niños tontos siendo una adulta, en teoría, más lista que cualquier niño. Ahora soy una adulta absolutamente atontada por la capacidad de Ana María Matute para emocionar y penetrar las almas pequeñas. Soy una adulta tonta, muy, muy tonta y desalmada. Muy, muy tonta...
Sencillamente la lengua se utiliza como herramienta política, punto y final. Y la política tiene sus propios códigos, que no son los literarios, artísticos y culturales, es absolutamente injusto para los que crean arte y lo hacen en castellano...
Marsé, Matute, Mendoza, etc. escriben en castellano literatura catalana -con nuestros colores y matices-, y no deja de ser literatura catalana por no estar escrita en catalán.
Los jóvenes creadores, los empresarios teatrales, cantautores... se ven empujados por la oficialidad a crear su obra en una determinada lengua. Desde el poder se condiciona a la libre expresividad del artista.
Bravo Fernando por decirlo claro, me ha gustado tu visión.
Bueno, Eureka, yo diría que Matute, Marsé, Mendoza y Vila-Matas forman parte de la cultura catalana, pero no de la literatura catalana, que sólo agrupa a todos los escritores que utilizan el catalán. De la misma forma que la literatura española no recoge a los autores que escriben en catalán, aunque no por ello dejen de ser españoles.
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