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El aplaudidor
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Tras un tiempo en el
paro fue lo único que encontró: aplaudidor. Jornada completa, disponibilidad
absoluta. El salario era bueno y la Empresa se encargaba del transporte. El
trabajo era sencillo: aplaudir, reír, levantarse, sentarse, gritar. Actos
simples a indicaciones del regidor.
Entre platós pasó los
años y las décadas y se convirtió en un verdadero profesional: un aplaudidor
frío, aséptico, entregado a la causa. Ocultaba su pasado anterior a la Empresa.
Si algún nostálgico le preguntaba, mentía. Aquel ser que entretejía utopías
colectivas le parecía tan ajeno como un mal sueño, un pasado del que
arrepentirse. La Empresa le había dado un motivo para vivir, un papel que
cumplir en su tiempo y su espacio. Por eso cuando lo ascendieron a regidor se
sintió orgulloso: después de tantos aplausos al final era él quien daba las
órdenes.
El día del incidente,
por fin, devolvió a la Empresa la confianza mostrada. Durante la entrevista
semanal al presidente, tras él indicar aplausos, un joven aplaudidor había
permanecido impasible. Un primer plano de público febril ante la locuacidad del
mandatario y él sentado sin mover un músculo. Pero anduvo rápido: llamó a
seguridad, que inmediatamente comenzó a golpear al joven con sus porras. Acabó
cayendo al suelo, pero él ordenó con un ademán que los guardias siguieran con
su labor. Mientras, el resto de aplaudidores permanecían impasibles, quietos.
Los telespectadores miraban desde casa, inquietos. Y aún con miles, millones de
ojos sobre sí, miró a su alrededor y ordenó, decidido, “¡qué continúe el
espectáculo!”. Y todos, aplaudidores, espectadores y hasta el propio presidente,
cumplieron con lo que les pedía. El júbilo desbordó el
plató, las casas, las calles y las ciudades. Él, por su parte, sonrió como los
héroes orgullosos por el deber cumplido.
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* Juan Darias (Puerto del Rosario, 1977) reside en Fuerteventura, donde imparte clases en un centro de enseñanza secundaria. Escribe el blog Sombras en el aire y colabora con la revista digital Diario Atlántida. El microrrelato es inédito.
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1 comentario:
Aparte de buen escritor gran persona un abrazo
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