LA PALABRA JUSTA
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Es la
palabra justa la que conduce al poeta por el camino de la esencia. Desde el
centro del parque aprendemos a respirar. Un pájaro sonríe cuando no sabes dónde
dirigir la mirada y, acaso, si agachas la cabeza todo es mediterráneo. En un
banco de piedra las sombras de los árboles hablan siempre en silencio. Te
susurran palabras que debes construir, se tienen que ordenar. Primero la
semántica, después los signos y todas sus combinaciones.
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En el centro
del parque debes buscar un ritmo. Una fórmula mágica que agregue al ritmo el
tono. La llaman armonía. Dicen que es
un tratado. Me gusta que la noche interrumpa en silencio. Las sombras se
confunden con el sentido extraño. Sentido inesperado que nos va suicidando.
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Por miedo a
las manías debo ser muy sincero.
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Este
cansancio es un estado civil como la soltería, el matrimonio o la viudez. Lo
llevo ya conmigo. He perdido el anillo. El aro de metal, la joya de la vida. Lo
he perdido en el parque. En el centro del parque. Y no lo encuentra nadie.
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Tengo a
todos los pájaros buscándome el adorno. Algunos ya de vuelta me dicen que se
marchan. Junto a la fuente mágica, la que chorrea palabras, una estrella
refleja lo justo y necesario. No aparece el anillo. Debo vivir sin él. He
lavado mis manos. He sacudido el agua en las plumas de aves que nunca me
abandonan.
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Vuelvo al banco de piedra. Allí descansa el aire. Descubro en la poesía la maravilla y un puñado de esencia. La que uno necesita para escribir un verso.
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Amanece en el parque. Libre de la tormenta que dijo Garcilaso. Libre de todo rostro que recuerde un poema. En el centro del parque estos rayos de luz hacen nacer las sombras. Los árboles sonríen. Los pájaros prosiguen y buscan un anillo que me devuelva el tono. Y un cansancio se lleva la palma de todos los recuerdos.
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Vuelvo al banco de piedra. Allí descansa el aire. Descubro en la poesía la maravilla y un puñado de esencia. La que uno necesita para escribir un verso.
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Amanece en el parque. Libre de la tormenta que dijo Garcilaso. Libre de todo rostro que recuerde un poema. En el centro del parque estos rayos de luz hacen nacer las sombras. Los árboles sonríen. Los pájaros prosiguen y buscan un anillo que me devuelva el tono. Y un cansancio se lleva la palma de todos los recuerdos.
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* Este texto de Javier Sánchez Menéndez forma parte de su libro Mediodía en Kensintong Park, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2015.
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