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BUCLE
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Cuando iba a cruzarme con aquella chica sentí la urgencia de inventar algo para hablar con ella.
¿Alicia?, pregunté al llegar a su altura. Tono dubitativo, anticipando que podía tratarse de un error.
No me llamo Alicia, dijo. En sus labios una sonrisa esbozada. Por cortesía tan solo, lo sé, pero el gesto la volvía aún más encantadora.
Perdona la confusión, pero eres casi idéntica a una compañera de Facultad.
Pensé que iba a preguntar qué Facultad, o aclararme cuál era su nombre, o lo que ella había estudiado, pero mantuvo en silencio la sonrisa, dispuesta a reanudar la marcha.
Entonces di un giro a la invención.
Es que Alicia murió hace años y por eso… por un momento yo…
Esta vez hubo impacto.
Mientras me deleitaba explorando el ámbar de sus ojos a la vez que improvisaba el drama de Alicia, me preguntaba cómo haría si más adelante nos encontrábamos juntos con antiguos compañeros de la Universidad y ella se interesaba por Alicia.
Imaginé a Alicia desde cien ángulos y fijé una infinidad de detalles.
Con el tiempo, mi novia de ojos ambarinos y yo nos encontramos con viejos compañeros universitarios. Al surgir la pregunta por Alicia, mis descripciones y relatos eran tan vívidos, tan verosímiles, que los compañeros acababan corroborándolos como recuerdos vagamente comunes.
Fue el comienzo de una compleja e incesante maquinación, sin posible marcha atrás. Para tener cubiertos cuantos interrogantes pudieran surgir, había construido en mi mente una casa natal para Alicia, un colegio de monjas, una familia numerosa y una enfermedad trágica, en la que me volví experto.
Amo a mi esposa, y la luz ambarina de sus ojos me sigue estremeciendo como aquel primer día. Pero comprendo los celos que al pasar los años han germinado en ella. Porque, es verdad, Alicia me tiene cada día más enganchado.
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MICRORRELATO AL CUADRADO
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UN AMOR IRREVOCABLE
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Tras una larga entrevista con André Breton, el periodista portorriqueño Jefferson Rodríguez se estableció en Madrid para dar forma de libro a las cuantiosas notas.
Cerca de su residencia, una mendiga se sentaba cada mañana en el suelo con la espalda encorvada, la cabeza gacha y una mano extendida. El rostro, barnizado de mugre, quedaba oculto entre los cabellos apelmazados. Sus ropas andrajosas formaban un bulto oscuro.
Al depositar un día unos céntimos, los dedos de Jefferson tocaron sin querer la mano extendida. La mendiga alzó los ojos, por reflejo. Unos ojos negros de pupila fulgurante, rodeada de blanco puro y luminoso.
Fue un mero instante, pero al destino le bastó. En el periodista se despertó un amor fatal e irrevocable, superior a su capacidad emocional. Hubo un silencio electrizado, del que salió preguntándole el nombre con la mirada baja.
No me llamo Nadja, fue la respuesta que a duras penas llegó desde la oscuridad de la figura.
* Luis Pérez Ortiz (León, 1957) es licenciado en Bellas Artes y Filosofía. Desde 1975, y con la firma LPO, aparecen sus ilustraciones e historietas en revistas, editoriales y periódicos españoles. Ha publicado las novelas La escondida senda (1998), Apuntes de Malpaís (1998), Balneario de almas (2000) y Anonimato (2006), numerosos relatos, entre ellos el ciclo de Bedoniana, y también microrrelatos, incluidos en la antología Velas al viento (Cuadernos del Vigía, 2010). Estas `piezas son inéditas. Pueden verse muestras de estos trabajos en www.luisperezortiz.com y en www.cuadernistas.com
12 comentarios:
La primera pieza tiene un carácter casi tridimensional, siempre con el verbo crear. Autor, personaje y lector crean, al mismo tiempo y en el mismo espacio. El segundo texto me parece fulminante, intrépido. Y el tercero, un desafío. Los títulos de las tres piezas son espléndidos, y me ha sorprendido mucho la mecánica de su prosa.
Un placer. Gracias Fernando.
Abrazos.
No conocía a este autor, y es un placer recorrer de su mano la improvisación con que se va complicando la primera pieza, que termina como un engranaje sin control, con un progreso temporal muy bien dosificado. El segundo micro, confieso, no lo entiendo. Y el tercero es fulgurante como la pupila de la mendiga, recurre a la alusión como un relámpago. Es muy interesante el tratamiento del tiempo en los tres casos.
Me ha gustado mucho, gracias.
Un abrazo.
Gracias una vez más por traernos estas semillas. El segundo no lo entiendo, pero los otros dos me gustan, con los ojos de una mujer y el amor como denominador común.
Me gusta que la biografía también parezca un relato
Tres microrrelatos muy diferentes, creo porque me pasa como a Susana, que el segundo no consigo entenderlo, me da a mí que tendré que decir qué tonto cuando caiga.
Bucle son dos historias que se unen en el valle de la estructura. Esta tiene forma de V y justo en la parte más baja se produce un cambio que convierte la primera historia, la de conseguir la atención de ojos de ámbar, en la de mantener a ojos de ámbar que odia a la Alicia inventada, la que está al otro lado de la verdad.
Un amor irrevocable tiene su razón de ser en Nadja como obra semi autobiográfica de Breton que nos habla de lo capturado, de lo atrapado que está Jefferson en las redes del francés.
Me han gustado los tres, aunque el tercero sólo me gusta con certeza hasta que lo entienda.
Encantado, Luis; abrazos, Fernando.
Me quedo con Bucle, una historia bien contada y llevada hasta el final.
El segundo micro es un enigma.
Me gusta el autorretrato del autor, bloc en mano.
Un abrazo
Bea
¡Bravo Luis!
Me gusta de manera especial el primer relato, "Bucle", por su lograda condensación temporal y su ironía. El protagonista lo escribe cuando aún es consciente que inventó a Alicia, pero nada me impide pensar que en un futuro no muy lejano, ya solo (para la pareja siempre será imposible rivalizar con un fantasma), Alicia sea para él una completa verdad.
Este relato me ha recordado la película "Los peces rojos" de Nieves Conde.
El segundo relato, como a los otros lectores, me parece muy enigmático. Lo que más me gusta es que en un microrrelato canónico en cuanto a longitud aparezca la palabra "microrrelato".
El tercero es también muy interesante, aunque quizás es menos "universal" que el primero, ya que le ocurre como a la película "Midnight in Paris" de Allen, que tendrá siempre más gracia para quienes conozcan a los personajes reales del mundo de la cultura que salen en ella.
Un saludo,
Quim
Hola. El que más me ha gustado es el primero, Bucle. El hecho de que Alicia hubiese pasado a mejor vida le quita un punto de fuerza, claro está para mí. El segundo no lo entiendo, por lo que no me dice nada. El tercero parece hablar de un fanatismo extremo del periodista por André Breton. No lo he leído, ni por consiguiente su obra Nadja, por lo que por ahí se me escapa. De todas formas la mugre descrita en la mujer no me casan mucho con el amor. También me descoloca la respuesta de la mendiga, que adquiere un aire de cultura refinado no presumible.
Gracias y saludos.
Encuentro que el primero empieza de forma algo dubitativa, pero va cobrando intensidad y consistencia a medida que el protagonista se va enredando en el hilo de su propia mentira. Una quimera cobra vida en el pasado, y su ausencia se torna tan real que termina por gravitar como una maldición que acosa y pone en peligro la felicidad conyugal.
El segundo no lo entiendo.
Del tercero se me escapaban los detalles, pues en el océano de mi ignorancia se encuentra la obra de André Breton. Sin embargo cualquier lector atento podrá atar cabos y deducir que Nadja ha de ser, como efectivamente es, un personaje del escritor surrealista, lo que ayuda intuitivamente a la comprensión de la historia, y del enigma encerrado en las palabras de la mendiga.
Un placer de lectura.
Pues a mí me encanta el segundo. El primero,Bucle, voy a utilizarlo la semana que viene para comentarlo con mis alumnos de Bachillerato. Un beso, Fernando, y gracias por esta nave que no me canso de recomendar porque me parece estupenda.
Como BAA me quedo con Bucle y me paso por los enlaces.
Gracias por poner cara y letras al autor de tan buenas caricaturas, historietas e ilustraciones.
Saludo cordial
Agradezco muy de veras todos los comentarios que van apareciendo.
Alentadores por su nivel técnico y su pertinencia, enriquecen la conciencia del propio trabajo; además, están formulados con reconfortante cordialidad. ¡Así da gusto, realmente!
Lo que puedo aportar sobre las cuestiones suscitadas:
En “Bucle” hay, como se ha señalado tan acertadamente, una especie de invención ‘in progress’ que sirve de motor. Hay también esa explotación de la dimensión temporal, uso que comprime amplios ciclos vitales y abre una peculiar profundidad en una narración corta.
“Microrrelato al cuadrado”, que tanta extrañeza provoca, al principio era más extenso. Durante meses lo he ido limando en busca de la máxima brevedad y concisión, que a su vez son el tema, central cuando se trata de este formato. Pero no encierra una clave que sirva para descifrarlo. Es un ejercicio para tantear los límites constitucionales, por así decir. Aunque no haya mayordomo, para mí también es bastante misterioso y limítrofe.
(Por cierto, y salvando las distancias, a propósito del dinosaurio que tiene el récord Guiness, medido éste en nº de palabras, ¿no os parece que “Cuando despertó, el dinosaurio seguía allí” suena más natural al oído y, por añadidura, sería una palabra más corto que “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”?)
“Un amor irrevocable”, traviesa ironía sobre el ideal de “l’amour fou” de los surrealistas, es cierto que requiere una mínima contraseña cultural, pero creo que no condiciona en exceso su poder sugerente. Es un microrrelato surrealista armado con materiales del Surrealismo.
De nuevo gracias a todos los comentaristas y a Fernando, y un abrazo
L
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