[172]
Ella lo temía todo porque había nacido para el triunfo y podía escapársele de las manos en cualquier momento, y él no temía nada porque no tenía nada que perder, siendo ya de antemano un perdedor. Que se enamoraran fue un estado de cosas complicado y precisamente por ello salieron airosos y hoy son, en la medida de lo posible, felices.
[198]
Un hombre, que nunca se ha sentido del todo inocente, confiesa un día que ha cometido un gran crimen: cargar sobre sus espaldas los muchos crímenes cometidos por tantas otras personas que no son él.
Pero es absuelto, pues el juez se resiste a hacerle cargar con una nueva culpa y, no sabiendo como escapar de este delito no castigado, se lanza bajo las ruedas de un autobús urbano porque los raíles del tren le quedan demasiado lejos.
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* Mª. Ángeles Cabré (Barcelona, 1968) es escritora y crítica literaria. Autora de la biografía Gabriel Ferrater (Omega, 2002), en el 2008 publicó su primera novela, El silencio (Caballo de Troya), y en el 2011 su primer libro de poemas, Gran amor (Egales). Ha editado dos libros de aforismos: Sobre el arte y el artista, de Oscar Wilde (DVD, 2000), y Migajas sentenciosas, de Quevedo (Círculo de Lectores, 2004; y Espasa-Calpe, 2007). Entre otras publicaciones, ejerce la crítica literaria en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia y en la revista Letras libres. Estos microrrelatos inéditos forman parte del libro El baile de los embusteros.
4 comentarios:
[172] No hay que ponerle puertas al campo. Si el objetivo conseguido es otro al planteado, lo reinterpretaremos y seremos felices dependiendo de nuestra inteligencia emocional. Cuantas parejas conocemos que parecían en un principio tan diferentes, y al tiempo se mostraron tan iguales. Renuevate o muere. Mejor decir en los tiempos que corren, reinvéntate o muere. Es una máxima que aún estoy aprendido. Enhorabuena Mª Ángeles, a mi al menos me has aportado una reflexión.
Curioso y estimulante teorema, el primer texto, glosando el triunfo de lo relativo, en contraste con la sentencia absoluta del segundo relato, dictada por el juez más severo e inapelable, que se esconde en la conciencia de cada cual. Ganas de seguir leyendo a esta autora (¿no será familia de Teresa Cabré?, que fue profesora mía en la universidad)y, por supuesto, deseos de que su libro inédito salga pronto a la luz.
Dos microrrelatos con mucho poso, de los que se te quedan enredados en la cabeza, dando vueltas. [172] resulta un poco más evidente pero [198] añade a la reflexión un final demoledor que me ha gustado mucho.
Un placer leer a Mª Ángeles, gracias, Fernando, como siempre.
Como dijo aquel: "Que hablen de mí aunque sea bien". Muchísimas gracias por vuestras generosas palabras y gracias al artífice de este blog por hacerle un hueco a mis micros con toque filosófico.
PD: Pedro, no soy familia ni de Jaume ni de Teresa Cabré, aunque a esta última yo también me la cruzaba en los pasillos de la facultad.
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