sábado, 8 de octubre de 2011

Bilbao: del casco viejo al Guggenheim

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Biblioteca municipal de Bidebarrieta
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Teatro Arriaga ......
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Me levanto temprano, voy al comedor a desayunar; sólo me acompañan una pareja de japoneses, otra formada por un francés y una italiana, y un par de sudamericanos, seguramente argentinos. La recepcionista sirve el desayuno. Es una señora de edad media, elegante, con un curioso tocado en el pelo. Le pido el periódico y me acerca El Correo. En la media hora que tardo en desayunar sin prisas  la oigo hablar con soltura en inglés, francés, italiano y vasco. Nos pide disculpas porque aún no ha llegado el pan, por lo que le devuelve a los huéspedes el dinero del desayuno, a pesar de que han podido tomar café con leche y bollería industrial variada, con mantequilla y mermelada. Unos le aceptan la devolución, pero la mayoría le comenta que no es necesario, que han desayunado bien y más que suficiente. Me echo a la calle muy temprano, camino del Guggenheim. Callejeo un poco por el casco viejo, sin rumbo cierto. Apenas hay gente en la calle. De Santa María salto a Bidebarrieta y de allí al Arenal, dejo atrás el Teatro Arriaga, donde anuncian Les enfants terribles, de Philip Glass. Jon, que vino a buscarme al aeropuerto para poder comer juntos, me había comentado que tenía entradas. ¡Qué envidia! Atravieso el puente camino de López de Haro, que recorro despacio, hasta Iparraguirre, saboreando la ciudad a una hora en la que apenas si hay gente todavía en las calles. Hago algunas fotos de lo que más me llama la atención, como un viejo reloj detenido en el tiempo o la escultura de Antonio López, cuya retrospectiva llegará pronto al Museo de Bellas Artes de la ciudad. Cambio de acera para leer la inscripción del monumento dedicado a John Adams, saco dinero en un cajero y me detengo en los escaparates de todas las librerías que me van saliendo al paso. Por fortuna, todavía están cerradas y no puedo comprar nada. Llego demasiado temprano al museo, pero me alegro porque así puedo dar una larga vuelta por los alrededores, ver de cerca la torre Iberdrola, contemplar la Universidad de Deusto, sus nuevas dependencias, y observar con detenimiento, desde el paso elevado, la escultura de Louise Bourgeois. Cuando entro al museo me anuncian que solo puede visitarse la primera y la tercera planta, en la segunda están preparando la exposición de Richard Serra y Brancusi. Me pierdo un rato entre las laberínticas planchas de Serra, pero dedico la mayor parte del tiempo a ver, casi en soledad, la excelente colección de pintura abstracta, con un cuadro estupendo de José Guerrero, entre otras muchas joyas, además de un Palazuelo y un Saura buenos, buenos. La librería se lleva el resto del tiempo de que dispongo porque tengo que recoger mi maleta en el hostal y tomar el avión de regreso. En la librería saldan unos catálogos extraordinarios, a 10 euros. Tengo la tentación de comprarlos casi todos, pero la sensatez se impone y me quedo con un par: Cosas del surrealismo y Caos & clasicismo. A veces pienso qué hubiera sido de mi vida, la vida siempre pende de un hilo como nos recordó Neville, si en vez de estudiar literatura, hubiera estudiado arte, que tanto me ha interesado siempre. Quizás el miércoles en Bilbao me hubiera ido a un parque a leer una novela. Como perdí el avión a la ida, a la vuelta he sido más precavido.       
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"Carmen despierta", de Antonio López
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John Adams (1735-1826)
BIZKAIA (CARTA IV. UNA DEFENSA DE LAS CONSTITUCIONES DE GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, 1787)
"...esta gente extraordinaria ha preservado su antigua lengua, genio, leyes, gobierno y costumbres sin cambios, mucho más que cualquier otra nación de Europa".
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El edificio Iberdrola
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Escultura de Louise Bourgeois
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Universidad de Deusto
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* Las fotos son mías, inevitablemente.
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5 comentarios:

Isabel dijo...

Un buen reportaje, así como el paseo, que me ha recordado el mío, y me han vuelto las ganas de volver.

Saludos.

Juan Carlos Márquez dijo...

Me has puesto los dientes largos, Fernando, ya tengo ganas de volver a Bilbao. Hace meses que no voy. Espero que disfrutaras de la estancia en el bocho.

Fernando Valls dijo...

Juan Carlos, solo estuve 24 horas, pero te aseguro que las aproveché muy bien y volví satisfecho a Barcelona. Abrazos.

askada dijo...

Me ha gustado especialmente que recogieras en tu visita la estatua de John Adams,los ojos de Carmen no sea apartan de su placa.Eskerrik asko

askada dijo...

Un recorrido apretado en el tiempo pero no en las imágenes.Me ha gustado que incluyeras en tu reportaje la estatua de John Adams.Eskerrik asko