miércoles, 25 de agosto de 2010

ISABEL GONZÁLEZ GONZÁLEZ

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"De plátanos y otros apéndices"
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Todos estaban en Berlín y yo me había quedado sola en Madrid, con un plátano en la mano. Un plátano es la distancia kilométrica exacta entre Madrid y Berlín. El puente intransitable que comunica la Puerta de Brandemburgo con mi calle de López de Hoyos. La amarilla diferencia que existe entre soñar con la Postdamer Platz y comprar un billete para la Postdamer Platz y soñar con la Postdamer Platz, arrastrar los pies hasta la cocina, coger un plátano del cuenco y gritar: “¡Juanito, o te comes la fruta o te juro, hijo mío, que me largo!”.
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* Esta pequeña historia arranca el 24 de julio pasado, cuando a Isabel González González se le ocurrió comentar en una entrada "por qué todo el mundo estaba en Berlín y ella no". A mí me pareció ver en ese lamento los gérmenes de un microrrelato y le propuse el siguiente comienzo: "Todos estaban en Berlín y yo me había quedado sola en Madrid con un plátano en la mano...". Isabel, valiente, recogió el guante, con los satisfactorios resultados que acabamos de ver, en un microrrelato en el que texto e imágenes se alimentan.
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* Los fotomontajes son también de Isabel González González. En el primero, emparentándose con el gran Zelig, se codea con la historia, entre el canciller Adenauer y el presidente Kennedy, uno de los más ilustres berlineses de adopción, quienes acababan de recogerla en la puerta del Hotel Adlon, para enseñarle la ciudad.
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27 comentarios:

Anonima Mente dijo...

Me encanta el microrrelato, y las imagenes. Bravo por Isabel.
Un saludo

Anita Dinamita dijo...

Me ha parecido buenísimo, buena manera de recoger el guante, y de paso el plátano, Juanito!

Angeles Fernangómez dijo...

Creo que esto se merece un comentario muy, muy especial. ¡ENHORABUENA A LOS DOS!
El arranque es buenísimo. El plátano en la mano con el que ella se queda, da para pensar ya un montón: ¿por qué con un plátano? Se le pueden buscar mil simbologías. Por ejemplo, esa del puente, esa de los niños y el sueño de ese puente. ¡Qué juego más bueno le habéis dado, genial!
Ese verano, me contaba una amiga que se quedó con los billetes en la mano para un viaje a Brasil (en este caso, por culpa de la compañía aérea). Me imaginé que ella podía haber tenido esa experiencia también.
Muy bueno. Un abrazo.

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Mi enhorabuena a Isabel, por haber resuelto tan bien el reto. Y sí, Fernando, ayer coincidimos con historias e imágenes de camposantos. Un abrazo a ambos.

alberto platanujo dijo...

No sé qué me hace más gracia, si el relato, o ese documento fotográfico de indudable relevancia histórica...

Voy a comerme un plátano y mientras me lo pienso detenidamente :-)

Víctor dijo...

Graciosa esa manera de contar la distancia en plátanos.

Una Resaca Cualquiera dijo...

Hola!
Muy bueno el relato, aunque tendre que releerlo para acarle todo el jugo.
En mi blog tambien escribo algunos de estos, lo hago con otros colegas que se les va un poco la olla. Pasate si quieres:
http://unaresacacualquiera.blogspot.com/

josé manuel ortiz soto dijo...

Definitivamente, lo que se consigue a partir de la imagen de "un plátano en la mano" es producto de la habilidad narrativa de Isabel González. Muy bien logrado.

Gemma dijo...

Gracias por las risas y un abrazo fuerte

(En adelante, Madrid y Berlín estarán solo a un plátano de distancia.)

Anónimo dijo...

¡Qué buen equilibrio entre la nostalgia y el humor! Espontáneo y proporcionado, ¡felicidades!

Susana Camps

Maite dijo...

Un relato lleno de genialidad. Mi enhorabuena a los dos. Voy a comerme una manzana, a ver si dándole la vuelta...llego hasta Australia :-)

José Antonio Fernández dijo...

Muy, muy buen micro.
Me ha encantado.

Manu Espada dijo...

En el fondo, la escala de los mapas se hace con plátanos, y no con metros ni kilómetros. Nueva York está de Madrid a cuatro plátanos y un trozo. Bien, Isabel.

Anónimo dijo...

Divertido y poético.
De una mezcla tan extraña ha sabido Isabel sacar partido. De un viaje deseado a la rutina más absoluta en lo que decimos plátano.


Y los fotomontajes un puntazo.



Rosana A.

Jesus Esnaola dijo...

Este micro pide a gritos una declaración de amor "platánico". Imaginació, sentido del humor, sensibilidad; todo esto hacía falta para sacarle partido a una frase un tanto endemoniada.

Un abrazo, Isabel.

Esteban Dublín dijo...

El micro es fabuloso.

Iván Teruel dijo...

Algunos años antes, un seguidor asiduo y participante ocasional de los Relatos en Cadena de la Ser empezó a familiarizarse con la ecuación del nombre: nombre de pila corriente más apellido corriente al cuadrado. Sin embargo, inversamente proporcionales a la discreción de su nombre, sus micros empezaban a despuntar en el concurso, ganándose la atención del oyente -y participante frustrado-, no sólo por el talento que destilaban sino por su tremenda personalidad. Esa era, a su modo de ver, su principal patente...

Iván Teruel dijo...

Algunos años después, aquel oyente lee en la cubierta de un barco de locos otro micro más de la excelente microrrelatista pseudoanónima del nombre corriente. Y piensa en que siempre le ha llamado la atención el soberbio dominio de la distancia y el peculiar mecanismo de composición. Hay algo que se repite, algo muy singular: la capacidad de aumentar la carga significativa o simbólica de una palabra o una imagen; dotarla de tal fuerza que el resto de elementos gravitan en torno a esa imagen; y lograrlo siempre a través del ingenio, y muchas veces a través de la ironía. Y esa mezcla desprende ese aroma tan característico, tan reconocible, tan personal.

No me parece tu mejor micro Isabel, pero vuelves a cuadrar el micro, a resolverlo a través de la intensidad de una imagen que lo vertebra, que lo cohesiona, que cierra posibles fisuras.

"No hasta que por fin me haya mordido", así empezaba el primer micro tuyo que escuché en la Ser, la "historia del príncipe destronado" como la definió Rioyo. Recuerdo perfectamente que iba caminando por la calle con unos auriculares cuando lo escuché. Y recuerdo perfectamente la calle por la que iba caminando. Y voté por tu micro y me pareció injusto que no ganaras. Y cuando recogí a mi mujer del trabajo le dije que había escuchado un micro buenísimo. Y le intenté contar la historia. Pero lo hice tan mal que en mi boca perdió todo su encanto. Y pensé en que ahí estaba la esencia de los microrrelatos: en saber hacer atractivas a los demás historias que en la boca de otros no tendrían ningún interés.

Un saludo.

Luis Azuaje dijo...

Cierto bicho raro de origen chileno llamado Juan Luis Martínez dijo una vez, también en un juego con imágenes que por razones obvias no puedo reproducir: "Determinado exactamente su peso en gramos y su tamaño en pulgadas, el
Anagrama de Delia, bien pudiera constituirse en una Nueva Unidad Ideal de Peso y
Medida". ¿por qué no habría de constituirse la banana de Isabel como Unidad de distancia? La que tenemos es imaginada también ¿o no? Por cierto, intuyo que hay algún referente -intertexto, que llaman- muy español con lo de "Juanito" que los del otro lado del Atlántico no percibimos. ¿Alguien lo traduce para mí?
Aquí pueden ver el Anagrama de Delia:http://www.scribd.com/doc/24610406/Martinez-Juan-Luis-La-Nueva-Novela

Isabel González González dijo...

Uf, estoy sobrepasada. Gracias a todos por vuestros comentarios. Qué bien que os lo paséis bien. Es un micro más ligero que los que suelo escribir habitualmente. Tal vez más superficial, pero ya sabéis lo que decía Italo Calvino. Algo así como que no había que obsesionarse con la profundidad, que la superficie era tan rica que bastante teníamos con explorarla.
Luis, temo decepcionarte, pero Juanito es simplemente Juanito, uno de los nombres más comunes en España, el hijito que podemos tener cualquiera. Exploraré el enlace que me has pasado, me pierden esos juegos visuales.
Iván, qué puedo decirte, que me dejas de piedra, que bien hecho por votarme y que a ver si le explicas bien las cosas a tu señora, hombre. Gracias mil, de verdad.
POR VOTACIÓN POPULAR, QUEDA ESTABLECIDO EL PLÁTANO COMO UNIDAD DE DISTANCIA ENTRE LAS COSAS COTIDIANAS Y NUESTROS SUEÑOS.
Enorme abrazo.

Isabel González González dijo...

No olvidar -como yo acabo de hacer ahora mismo por cierto, desagradecida de mí- que gran parte del mérito es de don Fernando Valls, perjeñador de la tremenda y surreal frase inicial. "Un cuento (micro) se juega la vida en la primera frase", dice Andrés Neuman. Así que Fernando es el padre oficial de la criatura. Quitémonos el sombrero.

Fernando Valls dijo...

De eso nada, Isabel, yo sólo he sido, como diría Gimferrer, el agente provocador, aunque no sé si tú necesitas agente alguno... Sea como fuere, gracias, de todas formas.

César Romero dijo...

Oro (de Berlín) parece,
plátano es.

Francesc Cornadó dijo...

Un soneto de DOBLE TALL.

Unter der Linden

He paseado hoy bajo los tilos
al amparo del amanecer, cuando los cafés
no condensaban aún el olor caliente
de desayunos apresurados ni de recuerdos.

Al amparo del ramaje imperturbable
ningún dibujo en la corteza, ningún corazón trazado
ni ninguna inicial de antiguos amantes,
sólo un tronco con savia vieja y herida.

El juicio se escapó por Brandemburgo,
por la sombra de las flores y del combate
y construyó un muro altísimo entre las caricias.

El amor fue pisado bajo los tilos
y la voz de Marlene suspira todavía
por las flores blanquecinas de los carteles morados.



Salud

Francesc Cornadó

Beatriz AA dijo...

A mí me tiene extasiada la foto, un beso amiga

Valeria dijo...

¡Magnífico!
Enhorabuena, Isabel.

Argenis dijo...

La maldición de la ansiedad se hizo presente.
Al leer este microrrelato me puse a averiguar la vida de Isabel Glz. Glz., como si google fuera la solución de todas nuestras empresas, mis primeros intentos fueron nulos. Resultó que hay varias personas bajo el nombre de Isabel González González, lo más cerca fue una doctora. Vi una cuenta en facebook pero medité ante el hecho de pretender buscarla por éste medio que ya se presumiría un tanto obsesivo. El caso es que opté por cambiar en el campo de búsqueda o más bien, agregar, microrrelatos. Bien llegué aquí de nuevo pero por otra puerta donde me encontré con más de esas sabrosas pequeñas narraciones de la Sra. González. Veo que google sigue solucionando mi vida. Ya no sé cuánto le debo. La maldición de la ansiedad se hizo presente cuando, al obtener lo deseado, se "trabó" el navegador y tuve que presionar ese famoso trío de teclas prestas a sacarnos de apuros. En fin... Son los primeros microrrelatos que he leído y me han dejado impresionado. ¡Saludos!