Hoy El País, en su suplemento Babelia, en los minutos de la basura del año, le dedica a los libros de cuentos algo más de cuatro páginas (en la impresión que he hecho del documento), firmadas por W.M.S., en la edición electrónica, y por Ana Rodríguez-Fischer en la impresa. La profesora de la Universidad de Barcelona, ella misma me lo ha confirmado, sin que se le caiga la cara de vergüenza, es la auténtica autora del trabajo. Por tanto, quiero empezar pidiéndole disculpas a W.M.S. por atribuirle errores que no son suyos, a lo que me ha inducido la edición electrónica del diario, que sigue sin corregir la equivocación. Aunque sí sea responsabilidad suya el mangoneo completo del número y la entrega incondicional a las publicaciones de Páginas de Espuma. ¿Cree, acaso, que los dos libros de narrativa breve que merecían ser destacados eran el de Félix Palma, un profesional de los concursos literarios, el Carlos Murciano actual, y la penosa antología de microrrelatos de Clara Obligado? ¿No habría sido más razonable dedicárselo a los cuentos completos de José María Merino, o a los libros recientes de Ángel Olgoso o Jon Bilbao? Habrá que felicitar a Juan Casamayor, pero también debe saber que sus constantes tejemanejes con la prensa no nos hacen a los demás ninguna gracia.
Lo que me sorprende es que una veterana profesora de universidad se meta a reportera, pues como tal se anuncia su trabajo titulado “Relatos para recordar. Voces nuevas y consagradas”. Allí, la autora se ocupa nada menos que de 21 libros, de escritores tanto españoles como hispanoamericanos, antologías, cuentos completos y libros sueltos. A todos los trata con benevolencia, a ninguno le pone pega alguna, excepto a la antología de cuentos que he firmado con Gemma Pellicer, titulada Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español actual.
¿Qué es lo que no le ha gustado a Ana Rodríguez-Fischer? En primer lugar, lo que ella llama su “regusto canonizante”. Habría que preguntarle a la profesora si existe una sola antología panorámica, en el mundo mundial, que no tenga esas pretensiones, aunque sus autores las nieguen. Cuando alguien compone una antología de este tipo, siempre presenta a los autores que le parecen más interesantes y sugestivos, los que representan mejor el momento que pretende mostrar, y desde luego si son canonizados o no, depende de muchos factores, pero nunca de las intenciones del antólogo, sino de sus aciertos. Segundo, se afirma que los escritores no forman parte del siglo XXI, como anuncia el título, sino que la mitad de ellos empezaron a publicar en los noventa. Ya me dirá cuáles… El único que ya tenía una obra sustancial entonces era Hipólito G. Navarro; y Olgoso era un perfecto desconocido. Todos los demás han hecho casi el total de su obra en el XXI y en este nuevo siglo se han dado a conocer. Y, por último, cuestiona la novedad de los nombres. Me alegra mucho que Ana Rodríguez esté familiarizada con la obra de casi todos estos autores porque el comentario que me vienen haciendo una y otra vez, desde que apareció el libro, tanto los lectores como los críticos conocedores de la materia, entre los que, desde luego, no se cuenta ella, es la cantidad de nombres nuevos que aparecen y que no habían leído. ¿Conocía, acaso, las obras de Jon Bilbao, Ernesto Calabuig, Matías Candeira, Pepe Cervera, Fernando Clemot, Ignacio Ferrando, Víctor García Antón, Esther García Llovet, Daniel Gascón, Juan Carlos Márquez, Lara Moreno, Jesús Ortega o Miguel Serrano Larraz? ¿Y por qué no se ha ocupado de ellos en sus reseñas? ¿O es que les ha dedicado, acaso, algún trabajo académico que desconocemos? Me temo que tampoco.
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Lo que me cuesta más entender, en una crítica literaria de formación académica, es cómo pasa deprisa y corriendo, sin decir nada de interés, por antologías, libros y recopilaciones de cuentos completos. Sí le sobra espacio, en cambio, para meter la pata en varias ocasiones. Así, por ejemplo, se sorprende de que en una antología de cuentos de la llamada generación del 50 no aparezca Marsé. Quizás olvidándose de que el único libro de cuentos de Marsé, Teniente bravo, se publicó en 1987. También se empeña en meter en la generación del mediosiglo a Martínez Menchén, aunque su primer libro de cuentos, Las tapias, date de 1968. En fin.
Tanto la edición de los cuentos completos de Esther Tusquets como los de José María Merino se los ventila en quince líneas, sacadas de la solapa. Mucha más atención les presta en sus siempre apresurados comentarios a los libros de Patricia Esteban Erlés, aunque confunde el título, que no es Azul oscuro, sino Azul ruso, y a Care Santos. Claro, eso de los cuentos completos es puro capricho, para qué detenerse en ellos. Tacha las piezas que componen el libro de Pepe Cervera de estampas con lo que demuestra que no lo ha leído, o que no sabe lo que es una estampa en la historia literaria. Para qué seguir con tanto disparate...
A la vista del resultado, ¿era necesario recurrir a una profesora universitaria para semejante zurcido? Cualquier periodista de la redacción, absteniéndose de hacer juicios de valor, hubiera escrito lo mismo. El desconocimiento, que sería quizá más perdonable en un reportero, a quien se le encarga algo que no tiene por qué conocer a fondo, resulta difícil de justificar en una investigadora, a no ser que trabaje con tanta precipitación y desidia como la señora Rodríguez-Fischer. En fin, si Gemma Pellicer y yo le hemos dedicado tres años de trabajo a Siglo XXI, me parece que deberíamos exigir que fuera comentado con una cierta ecuanimidad, con conocimiento de la materia y con argumentos fundamentados. Y, desde luego, en algo más que catorce líneas.
29 comentarios:
El reportaje general, el que engloba todo lo que se habla del cuento y del microrrelato hoy en Babelia, se titula en portada "150 años viviendo del cuento". Yo también creí que se refería a Chejov.
Un abrazo Fernando.
Un detalle: En la edición impresa, el reportaje viene firmado por Ana Rodríguez Fischer; en la digital, por W.M.S. Esperemos que pronto los editores aclaren este error.
Federico, sólo he visto la ed. digital. Esperemos a ver si se aclara finalmente quién es el autor.
Ahora que lo cita Federico, es cierto lo que dice, Fernando. El artículo "Voces nuevas y consagradas" viene firmado por Ana Rodríguez Fischer. Lo que sí está firmado por W.M.S. es un breve, incluído espacialmente en el de Ana Rodríguez, que habla de las publicaciones en otoño de libros de Fraile, Matute y Zúñiga y de la antología Pequeñas Resistencias 5. Por si te aclara algo. Sospecho que en la edición digital han cometido el desliz de atribuir todo a W.M.S.
Un abrazo
Hasta donde yo sé, el artículo es de Winston Manrique. Lo digo porque supe que él era el encargado semanas antes, cuando me lo comunicó un amigo y escribí a Manrique para darle noticia de una antología sobre Chéjov que preparo para octubre, comentada por autores de la talla de Eloy Tizón o Hipólito G. Navarro, de los mejores cuentistas de este país. Libro sobre Chéjov y sobre el cuento que Manrique ha decidido obviar, precisamente en este espacial sobre ambos temas.
En resumen, me encuentro con lo de siempre: periodistas indocumentados, articulistas no especializados en el tema y, lo peor, gente sin pasión por el asunto del que están hablando.
Aparte, claro, "homenaje" cojo a Chéjov en los cajones sobrantes de agosto, menciones desafortunadas y olvidos imperdonables.
Ah, la obra de Jon Bilbao, por citar sólo un ejemplo, no sólo no la conocía WMS antes de Siglo XXI. Creo que sigue porfiando en no conocerla. En fin.
Fernando, había escrito una nota sobre el tema en mi perfil Facebook. No pensaba publicarla en mi bitácora porque la tengo deliberadamente abandonada, en previsión de cambiar de dirección web en breve. Sin embargo, en unos minutos cuelgo la entrada allí, para compartirla con todo el mundo. Supongo que Gemma ya la habrá visto. No es necesario que apruebes este comentario, obvio. Abrazos.
Le he escrito a Rodríguez-Ficher para que me confirme la autoría del trabajo. En cuanto lo haga, en un sentido u otro, daré la versión definitiva de mi entrada.
Y el ladillo sobre los premios importantes... De vergüenza. No tienen ni idea.
Porque lo que falta ahí es respeto al trabajo de los demás.
Encontrarás seguramente en algún blog desconocido mucho más interés por algunas obras - y además sin ánimo de lucro-. La prensa, incluida el prestigioso Babelia, se enfrenta ahora o debería a nuevos retos. Dar calidad, y si no lo hacen, simplemente no se lee más.
Hace algunas semanas ya leí un artículo de Javier Marías sobre los críticos literarios, no recuerdo qué domingo. Con sus palabras, sobra todo lo demás.
Bien, el artículo al final no es de Manrique, sino de Fischer. Pues estupendo, no cambio una coma de lo dicho. No dirán que no se habla de escritoras en el artículo, no. De los 35 autores de Siglo XXI, se destaca a cinco mujeres y se comenta de pasada a Pepe Cervera, dejándole de "aprendiz". Está bien, muy bien. Qué importa pasar de largo por algunos de los nombres sin los que no se comprende el cuento español actual. En fin. Lo de siempre. No sé qué esperábamos, ¿que la crítica en Babelia fuera formada, objetiva y argumentada, sin mafias? Pues sí, yo a veces aún lo espero. Burro de mí.
España es rarísima, de verdad. :)))
Perdón, pero es que a veces me resulta todo como lleno de irritación.
¿Es que hay alguien que todavía piense que con lo apresurado de las publicaciones con las nuevas tecnologías en un periódico les da tiempo a razonar mucho en críticas que en el fondo no son más que publicidad?
Kuss
Fernando, recuerdas aquello de que por la boca muere el pez?... pues eso: los ignorantes que publican en diarios y revistas con intereses editoriales no són más que personajillos con ganas de figurar... La pena es que algunos sean profesores universitarios con ínfulas investigadoras y no sepan ni en qué año se publicó El Quijote. Bss
Completamente de acuerdo con tu escrito. De hecho, acabé de leer Babelia y entré en "La Nave" esperando encontrar tu comentario... y ahí estaba.
A mí, puestos a barrer para casa, me entristece que en ninguno de los artículos se mencione ningún nombre de la literatura catalana (teniendo algunos indiscutibles excelentes cuentistas: Rodoreda, Calders, o recientemente Monzó...). Pero ya estamos acostumbrados...
Por cierto, nadie ha comentado la lista extrañísima de los "mejores cuentos del siglo XX": sin Cheever, sin Munro, sin Nabokov... ¿Y es "Graffiti" realmente el mejor cuento de Cortázar?
Me pregunto, burro de mí, si aquellas publicaciones que tienen una difusión masiva no deberían estar cimentadas en una ética del trabajo y el análisis riguroso. Y digo que soy burro porque precisamente suele suceder lo contrario.
Solo me voy a referir, porque ya has delimitado varios de los "desconocimientos" de quienquiera que sea el "autor" (a propósito, que en un cuaderno así se hagan un lío con los autores no lo justifica ni lo de "estamos en verano y se encargan los becarios").
El desprecio a lo "canónico": qué modernos y anarquistas de derechas nos hemos vuelto que la idea del "canon" nos parece antigua y de élite. Si dos personas que han dado muestra suficiente de su conocimiento de la materia dedican más de tres años a una labor así, y vemos por los antologados que no han elegido por la pertenencia de estos a "cuadras" o "mafias", se supone que han "elegido" basándose en lo mejor que conocen y en lo representativo que es cada autor incluido de algunas de las múltiples líneas existentes. En ese caso, el resultado debe tener una voluntad canónica. Que en los casos de buena voluntad, supongo que los autores estarán dispuestos a revisar conforme el tiempo valide unas líneas y borre el sentido de otras.
Menospreciar lo canónico de una antología bien hecha es como quejarse de que una paella mixta tenga "de todo".
Fernando, ¿has leído el artículo "supuestamente sesudo" (dixit) de Enrique Gil Calvo publicado el mismo sábado: "Lecturas en corto y ruido en red"? Tampoco aquí sale bien parado el microrrelato.
Abrazos.
Antonio, lo hemos tratado en la entrada anterior.
Hola, Fernando, me gustaría añadir una observación a todo lo que has expuesto de una forma tan clara:
El artículo central sobre Chéjov titulado “Pistolas y mares” va firmado por Luis Magrinyá.
Luis Magrinyá (Palma de Mayorca, 1960), acaba de publicar Habitación doble en Anagrama, que ando leyendo en estos momentos. Al pie del texto se menciona su libro, del que no se dice que sea de relatos. No me parece que esta omisión sea inocente, pues en la contraportada, que tengo a mano, se omiten deliberadamente las palabras relatos, cuentos o historias y se habla de situaciones. Cada “situación” es en realidad doble, lo que puede traducirse en ocho relatos, cuentos o historias con hilos entrecruzados, aunque no sean hilos argumentales, sino climáticos, como la trama invisible con la que a veces podemos pensar que la vida está cosida. Qué curioso, en el mismo reportaje en el que se celebra el cuento se silencia que un libro es de cuentos.
Un saludo.
Intervengo pocas veces, porque el "blog" camina muy bien, claro; pero me gustaría añadir mi voz, esta vez desde los clásicos quizá, para denunciar la degradación constante de la "mafia" (no conozco a nadie de ese periódico, tomo el término de un comentario) de Babelia, que probablemente está haciendo mucho daño. Ya lo hice a propósito del códice Lope, hace poco.
Habrá que denunciarlo siempre que ocurra; no se me ocurre otra manera, y canalizar opiniones hacia lugares y lecturas más competentes y objetivas.
Es imposible abarcar todo lo nuevo y bueno que se está haciendo actualmente, pero parece lastimoso que haya nombres que apenas aparezcan o que no lo hagan en absoluto. Un ejemplo: el espléndido segundo libro de Javier Mije en Acantilado (invito a los frecuentadores de este blog a asomarse a una reseña en http://criticoestado.blogspot.com/2010/07/quemarropa.html). Por lo demás, no considero que el hecho de ser un profesional de los premios, como Félix J. Palma, se halle necesariamente reñido con la calidad literaria. No sé quién es Carlos Murciano, pero parece difícil pensar que sus textos se hallen a la altura de 'El menor espectáculo del mundo' u otros de los títulos del sanluqueño.
Un saludo.
Creo recordar que el año pasado perpetraron en Babelia también un articulo muy semejante a este, con los mismos resultados nefandos.
Rosana A.
Pues, sí, Rosana, el año pasado W.M.S. y Rodríguez-Ficher hicieron algo más o menos semejante, pero igual de arbitrario y disparatado. Lo que no consigue entender es que hacen ambos en El País.
¡Más que un suplemento cultural, parece un pastiche de feria!
Leo ahora el artículo de marras. La verdad es que pone todos los libros bien menos Siglo XXI, también destaca algunos libros realmente flojos. En cuanto a los premios revela desconocimiento total, los conoce de oídas o por algún barrido en la web.
Me cuesta reconocer a Ana Rodríguez, a la que tenía como una profesora meticulosa, en este artículo. No lo entiendo, me gustaría pensar en algo azaroso pero no lo parece.
Un abrazo a todos y una vuelta de vacaciones lo menos agria posible.
Fernando, el artículo de Ana Rodríguez tiene dos defectos graves que ningún crítico puede permitirse, que son: desconocimiento de la materia y arbitrariedad. Pero tampoco es la primera vez que se mete en semejantes berenjenales.
Y gracias al anónimo corrector.
Buenísima la pinturita que acompaña las reflexiones, señor caballero a punto de despiezar a la bestia.
Un poco de indignación y de poner los puntos sobres las íes no nos viene mal.
A la película "El gatopardo" me remito, la secuencia del alto en la caza a la sombra de ¿una encina?. El organista se enoja porque su voto haya sido mutado en el cómputo final y el príncipe Salieri apoye al artífice de semejante engaño, Don Calogero, tirando la gorra al suelo.
Un poco de indignación es saludable, aunque en este país parece que la sana indignación es leída en clave de confrontación permanente entre dos bandos (llaménse estos como se llamen).
Indignación sí ante la falta de rigor, la tropelía, la mentira, gracias Fernando.
Pues, sí, Emilia. Se habla mucho de la crisis económica, pero por lo visto apenas a nadie le preocupa la grave crisis moral, cultural, incluso ética.
Me sorprende mucho que en Cataluña salga tanta gente a la calle en defensa del Estatut y que, en cambio, nadie se haya manifestado contra tanto político corrupto como gobierna ahora en Cataluña. No me gusta ponerme estupendo pero parece que la impunidad se ha convertido en otro de aquellos célebres jinetes que campaban por sus respetos.
Gracias, Emilia, por tu valiente y sincero comentario.
Lo que me da más rabia es que llegue a tanta gente semejante desinformación...No entiendo cómo un medio de prestigio tiene en su nómina a tipos como estos y es capaz de publicar "reportajes" así, año tras año, al calor del, por lo que se ve, ignorante verano. Lástima que otras voces mejor informadas para hablar del cuento no lleguen a millones de personas. Habrá que conformarse con escucharlas en revistas, blogs, libros (El arquero inmovil), antologías (la vuestra, la de Neuman, me han descubierto a magníficos cuentistas que desconocía), a la espera de que eso que llamamos "el gran público", previo filtro de los medios, se entere de verdad de qué va el cuento.
Bueno, no hay que extrañarse. En España surgió la novela picaresca -quizá como reflejo de una realidad- y hemos hecho de los bandidos y salteadores de caminos los héroes a seguir. En nombre de esa falacia llamada pueblo, que les legitima, si ahora se entronan en las instituciones ¿por qué habría de escandalizarnos?
Triste, triste, triste.
Hasta donde me consta, yo tenía entendido que Félix J. Palma era (y es) un buen profesional de la literatura y resulta que no, que es "un profesional de los concursos literarios". Qué cosas.
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