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Señor director:
Señor director:
En una crónica publicada el pasado sábado se contaba que varios miembros de la Academia, Javier Marías, Arturo Pérez-Reverte, Emilio Lledó y Antonio Mingote, se habían confabulado para rescatar la palabra acercanza, sin documentar desde 1494. Ya que su autor, Jesús Ruiz Mantilla, no comenta nada al respecto, me atrevo a sugerirles a los lectores interesados que le echen un vistazo a mi bitácora, La nave de los locos, pues durante el pasado año, 27 escritores españoles e hispanoamericanos, entre otros José María Merino (su microrrelato se titula “Divina acercanza”), Fernando Aramburu, Isabel Núñez o la chilena Lilian Elphick, bajo la etiqueta de “Pro acercanza”, publicaron poemas y microrrelatos inéditos en los que aparecía la renacida palabra. Recogí también un chiste de Mingote, publicado en ABC, y la referencia al artículo que el académico Gregorio Salvador dedicó al tema. Toda esta información, creo que no carente de interés para la crónica, era fácil hallarla con sólo escribir en la barra de Google la palabra acercanza.
Fernando Valls
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* Esta carta fue dirigida al diario El País, el 28 de febrero, para su publicación, comentando la crónica del periodista Jesús Ruiz Mantilla, "Salvemos `la acercanza´", publicada el día anterior, sábado, 27.
La respuesta, formularia, recibida el viernes, día 5, ha sido la siguiente:
Estimado lector:
Le agradezco el envío de su carta para su publicación en la sección de Cartas al Director. A pesar del interés de la misma, lamento que no haya sido seleccionada debido al exceso de originales que recibimos y a la falta de espacio. Atentamente,
Javier Moreno. Director.
.....* La ilustración es de Enzo Cuchi.
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20 comentarios:
Pues nada, Fernando, ellos se lo pierden. Aunque también todos los lectores de El País. Bueno, gracias por la acercanza de las novedades literarias y demás que haces en tu bitácora. Un saludo.
Quizá debías haber firmado como Alatriste.
Quién sabe.
Un saludo.
Sin comentarios respecto a la respuesta de El País.
Hay un blog, cuya autora, a pesar de su interés por la hermosa palabra, no se decidió a mandarte nada y, sin embargo, ha etiquetado bajo el título de "Acercanza" una serie de poemas dedicados a su aprendizaje del violonchelo. Ésta es la dirección:
http://debajodepiel.blogspot.com/2010/02/acercanza.html
Saludos afectuosos.
Bel, no se me ocurre un reconocimiento mejor que el de `Debajo de la piel´.
Querido Fernando, leí el artículo con mi mujer y nos extrañó que no se mencionara tu iniciativa en la Nave de los locos. Desde luego, tu labor es infinitamente más rica que la de ese artículo.
Un abrazo.
Pues, en efecto, ellos se lo pierden. Los que venimos por aquí tenemos la suerte de disfrutar las acercanzas.
Un abrazo,
Gracias, Fernando. ¡Voy a decírselo!
No sabía que también había "cartas tipo" para rechazar cartas al director.
Tremendo.
Entonces hay que entender que publican las cartas sólo en función del espacio disponible y no del interés de las mismas. Vaya criterio.
Saludos.
Caramba, ¡y no la publicaron! Extraña miopía en la selección de cartas. Yo también leí el artículo y me extrañó mucho que no aludieran a la campaña que emprendiste aquí y a la que nos fuimos sumando tantos.
Hasta ahora y a esta hora no había podido comentarte mi extrañeza por ese artículo de EP. Lo iba a hacer por mail, sobre todo, porque ante casos así se pone de manifiesto que muchos que están arriba no ven lo que hay entre la cima y el horizonte. Un abrazo.
Fernando: En mi blog http//eljuegodelataba.blogspot.com públiqué, en homenaje al pueblo chileno ante esa terrible tragedia, una entrada con ese mismo título de "Chile en el corazón". Y lo hice a través, y gracias, a poemas y cuadros de una chilena ilustre: Alexandra Domínguez.
Pdta: Espero que hayas podido contactar con tus amigos de allí de los que aún no tenías noticias y que estén bien todos ellos.
Abrazos.
Elías Moro
Yo también leí el artículo y me llamó la atención el silencio sobre este blog. Con la velocidad y accesibilidad de Internet, qué poco les queda a los medios de comunicación y a los periodistas convencionales para seguir imponiendo su versión de la historia a su conveniencia.
Cfr. el lamento borincano de I. Eceheverría ayer en El Cultural...
saludos!
En realidad lo que está sucediendo es que las nuevas tecnologías ponen en evidencia (incluso en ridículo) a muchos grandes medios, autores y editoriales.
Como la info antes tenía tan poquitos cauces de difusión, lo que llegaba al gran público era generalmente aceptado -incluso admirado. Pero ya ves...
(Me arrancó una sonrisa tu post)
¿Has publicado algún trabajo sobre Javier Marías? Me gustaría leerlo.
Besos
¡Cuánto nos cuesta a los periodistas y a nuestras empresas reconocer los errores! En fin... así nos va. Por cierto. Un día de estos me sumaré humildemente a esa batalla pro acercanza.
Gracias, Fernando, por tus palabras. Éstas si que son un reconocimiento de verdad. Como bien ha dicho Bel, no me atreví a enviarte nada, y, sin embargo, la importancia que esta palabra tiene ahora para mí gracias a vosotros dos, que me la descubristeis, vuelve casi imposible la posibilidad de imaginarme un olvido de la misma. Es una palabra bellísima, y aunque algunos se resistan a retomarla, la labor por recuperarla desde esta nave de locos ha sido maravillosa. Mi más sincera enhorabuena. No sé cómo no se me ha ocurrido darosla antes.
Un saludo.
He tardado en moderar los comentarios, que os agradezco mucho, porque tengo problemas con Internet.
Los anónimos, como siempre, no los publico.
Gracias y saludos a todos.
Inexplicable pero no tanto. Sucede a menudo en la prensa: cuando un bombero lee sobre un incendio, un cirujano sobre un trasplante cardiaco o un horticultor sobre lechugas. Al César lo que es del César. Yo me quedo con tu rigor y tu iniciativa.
Fernando, ¿tú esperas que un periodista del montón (son ellos, no yo, los que se "amontonan") se informe o sienta la menor curiosidad sobre lo que va a decir? Sospecho que tratan de rellenar espacios o sumar letras de modo fácil y divertido, "disfrurando", palabra que ahora se aplica atroche y moche y descuidadamente incluso a un dolor de muelas.
Y, además, supongo también, que ni esperan que algún lector se interese ni son convenientes palabras nuevas que complican su trabajo "por llamarlo de alguna manera".
La respuesta que has recibido, por ser vos quien sois, tiene un aire suavito de convención y de cómo te atreves innecesario.
Perdona, Fernando, hay un error en mis palabras que me interesa aclarar: donde escribí convención debí haber escrito reconvención.
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