TARDE ANTIGUA
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Asciende lento el humo de las grandes hogueras
en la hora impalpable del otoño.
La rapaz en el surco devora su captura
y la sangre, aún caliente, tiñe su pico ávido.
El leñador se marcha con la chaqueta al hombro.
Ha dejado clavada su hacha en aquel árbol.
Vuelan algunas aves por el cielo, confusas,
describiendo parábolas que no tienen sentido.
Crece la diatriba de los perros funestos,
y un crepitar de troncos inventa el fuego sacro,
mientras la anciana sigue despierta en la penumbra,
revolviendo las ascuas del pasado.
En la plaza los niños corren, cantan
canciones misteriosas para espantar el miedo,
ajenos a la suerte que nos aguarda a todos.
Al fondo, el horizonte, es un tapiz cambiante
donde el día, que agoniza, les deja su enseñanza:
un rendirse, luchando, a la tiniebla.
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* El libro Pasiones y penumbras, de José Lupiáñez, ha sido publicado por Ediciones Carena, Barcelona, 2014.
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1 comentario:
Siempre habrá letras por escribir, letras para sentir,
surgirán de lo imprevisto, en lugares remotos,
dónde no llegan las lágrimas ni el silencio,
reino de lejanos firmamentos observando inquietos
la absurda autodestrucción del ser.
Siempre perdurará el ritmo, la vida como música
embelesando oídos de sinceridad incierta,
lentos esclavos arrastrando las cadenas del respirar,
quema el viento cuando se ignora el alma,
un querer y no poder, pura ansiedad.
Siempre crecerán los ríos como los niños,
irán a parar al mar de la sabiduría,
a lo cierto de creer que no hay vuelta atrás,
cúmulo de sentimientos los colores de la verdad,
arco iris tras las tormentas del miedo.
Siempre sobrevivirá el amor, el deseo en flor,
un te quiero en los susurros de la noche,
luna velando, dos corazones tiritando,
y como todo... ese frío se ira adornando sombras,
atravesando las puertas de siempre.
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