domingo, 9 de noviembre de 2014

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La propaganda independentista pregunta en catalán: ¿Te quedarás sin decir nada?
Desde luego que no. Voto aquí porque tiene las mismas garantías legales que cualquiera de los lugares preparados para ejercer el llamado derecho a decidir.
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NO
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NO
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9 comentarios:

checha dijo...

NO, NO, NO, no asomarse a lo que hay bajo una falda sin haber mirado la suciedad de los propios calzoncillos

Lola Sanabria dijo...

Si un inglés viene a Madrid y se encuentra con un español que sabe inglés, y el inglés apenas domina el castellano, y quiere información sobre una calle, sería de muy mal café que el españolito se empeñara en hablarle en castellano aduciendo que para eso el inglés está en España y debe venir aprendido. Creo que en aras de la comunicación y la convivencia, el español, puesto que sabe el idioma del otro, debe hablarle en inglés y no encasillarse en mi idioma, mi idioma, mi idioma.

Si en el Congreso se hablaran todos los idiomas del Estado español, muchísima gente se quedaría sin saber qué se está diciendo, y no es momento de que abuelos y abuelas se pongan por decreto a aprender un idioma.

Otra cosa sería que se usaran traductores, si es que se quiere llegar a un entendimiento. Pues vale, traductores y los pagamos entre todos.

Dicho esto, y sin menoscabo de dar total libertad y medios para que se hable un idioma, cualquier idioma de los muchos que hay en el mundo, yo creo que a la hora de comunicarse, el ser humano transforma las palabras para que se utilice, si no un solo idioma, los menos posibles en cuanto a acercar posiciones y entendimiento entre los pueblos.

Que la tendencia de hoy en día a que caigan las fronteras (cualquier tipo de fronteras), es un hecho incuestionable, a pesar de alambradas y concertinas; que los paises deben respetarse y apoyarse entre sí, es un anhelo de muchas personas; que no se trata de paises ricos cerrando filas y dejando fuera a paises pobres, debería estar presente en todos nosotros. Y dicho esto, si un pueblo quiere independizarse, que lo haga, porque no se puede mantener un territorio unido a la fuerza.
En el caso de Cataluña, se han entrentado dos becerros nacionalistas, a cual más zafio, y con estas mimbres tenemos este cesto lleno de agujeros por donde se cuela el agua de la convivencia.

Espero que las personas que conformamos la riqueza de todos los pueblos, no perdamos de vista que por encima de intereses de partidos y empresarios, está nuestra decisión de vivir en solidaridad y convivencia.

El último lector dijo...

Te ha sobrado un NO, Fernando. Sólo si eres un SÍ te dejan insistir.

Fernando Valls dijo...

Os aconsejo mucho el artículo que hoy publica en `La Vanguardia´ la escritora mallorquina Carme Riera, titulado "Un pacto contra la pobreza".

Lola Sanabria dijo...

Me habría gustado mucho leerlo, Fernando, pero como no estoy suscrita, no me deja.

Abrazos a pares.

Fernando Valls dijo...

Lola, recuérdame tus señas por el correo privado y te mando copia. Saludos.

Pilar dijo...

Da miedo levantarse por las mañanas, a la espera de la noticia del día. A ver qué tocará hoy, si más sobre la independencia, más sobre Extremadura y Monago, la infanta, camiones de basura para inmigrantes, o cualquier otra de las miserias cotidianas.
Desde luego que no, Fernando. Claro que no. Gracias por decirlo. Qué hartura.

Pedro Herrero dijo...

Yo creo que si los españoles formáramos un equipo, nadie nos pasaría la mano por la cara. Ni en Europa ni en ningún otro lugar. Si cerráramos filas y nos apoyáramos mutuamente, con todas sus consecuencias, daríamos al mundo un ejemplo de convivencia. Pero eso, que suena muy bien sobre el papel, es algo que no ocurrirá jamás. Porque España, como dijo una vez Camilo José Cela (aunque en un contexto muy diferente) es un país que salió mal.

Yo no me siento español, en el sentido estricto de la palabra. Lo sería si entendiera el euskera y el galego, que son lenguas que deberían formar parte de un patrimonio indivisible. Para mí sería un honor escuchar a un vasco en su lengua y responderle en catalán, sabiendo que él, a su vez, entendía mis palabras. Es algo que puedo hacer con un valenciano, pero no con un aranés, y a duras penas con un mallorquín. Un país que necesita una lengua vehicular “para que todos nos entendamos” es un país que vive de espaldas a su propia riqueza cultural. Esa es mi opinión.

Mi lengua materna es el castellano. Pienso y hablo en la lengua de Delibes, y eso me enorgullece. Pero mi lengua paterna es el catalán, y esa lengua tuve que aprenderla en clases particulares, porque estaba prohibida en la escuela. Y ahora aún está prohibida en el Congreso de los Diputados. Si alguien se expresa allí en la lengua de mi padre, se le manda callar como si fuera un maleducado. Y aquí, en Catalunya, tampoco somos capaces de integrar el castellano en los planes de estudio de una manera sensata. Eso sí, desde la etapa de párvulos, todo el mundo aprende inglés. A eso no se le llama inmersión lingüística. Más bien se trata de una apnea cultural.

Supongo que la justa convivencia de cuatro lenguas en un mismo territorio no pasa de ser el argumento de una película de Walt Disney. Casi me da vergüenza soñar con ello. Pero también me da vergüenza (ajena) oír hablar de la unidad de España. Y si algún día se produce aquí la declaración unilateral de independencia, me temo que también me dará vergüenza ser catalán.

Francisco Silvera dijo...

Llego tarde, pero creo podemos proponer alguna cosa interesante ya: ¿Cuándo vamos a estudiar en los IES españoles unas nociones básicas de catalán, euskera, gallego, etc. para que todos podamos acceder a esa riqueza? Ése es el verdadero motor del debate, lo otro es enfrentarse tontamente. Estoy de acuerdo con casi todo lo que decís.