viernes, 18 de noviembre de 2011

IVÁN TERUEL

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LA OTRA FILA

A Rosana Alonso

El cielo tiene color de carretera gastada, quizás de chapa de desguace. Mientras mira hacia arriba, el poeta vuelve a pensar en versos, a pesar de todo, a pesar de que ya nada es propicio. Una mano da dos toques en su hombro y el poeta devuelve sus ojos al frente: la fila avanza. Cada vez es peor. Y cada vez se pregunta por qué vuelve. Por qué vuelven todos. Ante él, un horizonte de espaldas rendidas. Si mira hacia atrás, una sucesión de muecas grises. Y desde hace semanas, incluso las palabras se han agotado: ya nadie habla. El poeta piensa: el silencio es el sonido de la derrota. Pero la fila se sucede cada día, sin descanso, obstinada, interminable, culebreando entre calles derruidas. La desesperación produce momias o autómatas, piensa. Ellos son las dos cosas. Un zumbido ronco raspa el aire mientras la fila progresa y la distancia se acorta. Llega el turno del poeta. Ante él se yergue el muro. Y en el centro del muro se encuentra el timbre. El poeta hunde su dedo en él, durante cinco segundos. Lo mira fijamente. Se marcha. El que le sigue en la fila repite la acción.

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CLARO DE BOSQUE
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A Dani García

Fue terrible. Como tantas otras noches, llegamos al claro de bosque con el deseo abriéndonos la carne. Y aparcamos el coche donde solíamos, frente a los chopos. Ella fue la primera en darse cuenta: había una rosa fresca atada a uno de los árboles, y alrededor de él, en el suelo, seis o siete velas formando un círculo. Esa imagen reventó mis nervios. Arranqué para irme, pero ella bajó del coche. La llamé con un grito que inundó de pánico la madrugada. Cuando me decidí a bajar, la noche la había engullido. No sé cuánto tiempo permanecí fuera, con el miedo repiqueteando en mis músculos. Oí un correteo múltiple, un sonido seco de cuerpos en lucha y, al final, los gritos de ella, tan desgarradores como ambiguos. Los ruidos cesaron. Y momentos después surgió de nuevo ella, escupida por la oscuridad. Volvía desgreñada y medio desnuda, magullada. Se montó en el coche antes de que pudiera acercarme a ella. Después subí yo. Tenía los ojos extraviados, pero en su rostro había matices de una belleza indefinible, como el rastro de un éxtasis. Permanecimos en silencio. La llevé a su casa. Y al bajar del coche me dedicó las últimas palabras que recuerdo de ella: “Maricón de mierda”. 
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* "Nací en Gerona en el año que mataron a John Lennon. Soy licenciado en Filología Hispánica y actualmente ejerzo de profesor de enseñanza secundaria en un instituto público. Durante algunos años fui un escritor que no escribe. Pero desde hace aproximadamente dos, emergieron de nuevo la imaginación y la palabra como instinto: volví a sentir la literatura en la punta de los dedos. Y en ese punto estoy, con el temor a morir de nuevo de vanidad. He sido distinguido en algún concurso literario y mis relatos aparecen en diversas revistas y antologías. Mantengo el blog La tijera de Lish". 
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* El cuadro es de José Manuel Broto.
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12 comentarios:

Mar Horno dijo...

He descubierto el blog de Iván hace poco. Todavía ando perdida entre sus micros, disfrutando. Un saludo y enhorabuena.

Víctor dijo...

El primero de ellos es una muy buena réplica al que hace un tiempo escribió (y todavía no se me ha borrado de la cabeza) Rosana para ReC. El segundo, directamente, me soltó un bofetón inquietante del que todavía me queda la marca en la cara. Abrazos a los dos.

Rosana Alonso dijo...

Bueno,muchas gracias Iván por dedicarme esta otra Fila igual de Beckettiana que la mía y que me ha conmovido y el hecho de que el protagonisa sea un poeta más aún.
Con tu permiso la guardo junto a la otra y pongo una entrada que lleve hacia La Nave.

El otro día se hablaba en el blog de Susana Camps en su nueva sección Los viernes pregunto sobre la elipsis en el microrrelato. Tu texto Claro en el bosque serviría como muestra y lección.

Enhorabuena para ti como tripulante y para el Capitán por seguir publicando buenos microrrelatos.

Un abrazo

Rocío Romero dijo...

Los dos son fantásticos, Iván.
El de La otra fila, incluso sin dedicatoria, me habría recordado el de Rosana también a mí (y qué detalle tan bonito, por cierto).
En el Claro de bosque, lo que me ha dejado boquiabierta es el manejo de la tensión, aún le daré unas vueltas para ver si descubro las costuras ;-).
Enhorabuena por el embarque, los demás lo hemos disfrutado mucho, y un abrazo también para Fernando.

Fernando Valls dijo...

Baptisma, no entiendo nada. ¿Qué es "roadtophangra", y eso de renovar el blog con nueva liga? Anda, ilústranos un poco. Saludos.

Pablo Gonz dijo...

La vanidad, si no mata, engorda. Un gustazo ver por aquí a don Iván Teruel. He oído decir por ahí que sus comentarios valen tanto como sus micros pero no es verdad: sus micros son tan generosos como sus comentarios.
Abrazos fuertes,
P

AGUS dijo...

En la primera pieza me sorprende su fotografía. Una imagen en blanco y negro, minimalista, en la que destacan dos notas de color: el poeta y el timbre. Ambas acentúan esa sensación de extrañamiento, antes quizá que el propio desasosiego que lleva siempre implícita la imagen de la fila.

En el segundo texto hay una sustitución del trazo preciso y pulcro por la pincelada gorda, nerviosa, impresionista. Y el resultado es muy eficaz, impecable. Y aterrador.

Un placer leer a Iván. Gracias Fernando.

Odys 2.0 dijo...

LA OTRA FILA. Consigue retratar, en cuatro trazos, esa atmósfera de estupor que sucede a las grandes derrotas, cuando estas sobrevienen de repente, o que las acompaña si éstas nos machacan de una forma continua y progresiva, como podría ser esta época oscura y enfermiza que vivimos día a día mientras observamos impotentes cómo se va desmoronando Europa. Hoy La otra fila la formamos todos los que hacemos agua en este barco, mientras los Neville Chamberlain que nos han tocado por capitanes se dedican a poner plastilina en los boquetes.

CLARO DE BOSQUE también me gusta. Escrita en esa prosa cuidada y exquisita que lleva la rúbrica de Iván, apunta hacia el corazón de una de nuestras grandes miserias, la cobardía, y el dolor de tener que convivir con su recuerdo.

Jesus Esnaola dijo...

Me gustan mucho los micros de Iván, él como escritor.
En La fila de Rosana el destino era desconocido, todo lo era en realidad, no sabían ni por qué iban, ni a dónde iban, ni nada. En La otra fila se conoce exactamente lo que se va a hacer, nadie se cuestiona nada, pero la desazón que eso produce es casi peor que la ignorancia.

En Claro del Bosque, Iván juega con nosotros y saca un sentido del humor que no suele ser evidente en sus textos y que termina desdramatizando la declaración de intenciones de la primera frase: "Fue terrible"

Abazos Iván y Fernando.

hugo dijo...

Hola Fernando:

casi ya en tiempo de descuento, pero creo que llego.
Iván no sólo es galeote i company de rem, es un gran comentarista crítico dentro de la blosssofera, de esos que hoy cuesta encontrar cuando la claca es lo que se lleva, lamentablemente

en el primer micro, más allá del homenaje a un micro extaordinario de Rosana -quizá uno de los mejores que he leído hasta hoy y que la necedad del jurado de Rec despachara por la puerta de atrás y así les va-; sin duda el tono no sólo es becketiano como señala Rosana, sino que aún es más demoledor. Desde esa imagen de la primera frase (¡grande Iván!) a sentencias como "el silencio es el sonido de la derrota"

en Claro de Bosque se mezclan Dostoievsky y Valle cuentista; el micro se asoma a la pureza del mal y la frase final abre todas las posibilidades,todas las elipsis imaginables.

Dos micrazos de los que Iván suele ofrecer en su blog, altamente recomendable de visitar, por supuesto.

Gracias, una vez más Fernando por dejar ver el mar desde cubierta a un excelente narrador

salut,
hugo

Julia U dijo...

Ivan, ¿dónde resuena ese timbre?

Iván Teruel dijo...

Bueno, con un día de retraso, muchísimas gracias a todos. En primer lugar al anfitrión, Fernando, por volver a darme la oportunidad de subirme a bordo.

A continuación, mención especial a Mar Horno, quien hace poco que visita mi blog pero ya me deja comentarios de los que estoy muy agradecido. Yo también visito el tuyo, Mar, y también ando disfrutando con tus piezas, mucho además, aunque no te haya comentado nada todavía.

Y después a todos a los que ya conozco desde hace un tiempo: Víctor -me encantó tu imagen para describir la sensación que te produjo el segundo micro-, Rosana -las gracias a ti, por tu generosidad y por inspirarme-, Rocío -ya sabes lo que cuesta trabajar la tensión, así que me alegran tus palabras-, Pablo -en realidad la distinción del "don" se la merece usted, faltaría más-, Agus -el placer es mío, como siempre-, Alberto -tan lúcido escribiendo como comentando-, Jesus -otro grande: microrrelatista, amigo y persona- y Hugo -para cuyos comentarios generosos, rigurosos y críticos, no voy a encontrar nunca las palabras justas.

Y por último Julia U. Te respondo: ese timbre es el eco de la desesperanza: no hay nada más.

Abrazos múltiples.