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PLACERES Y AMORES
PLACERES Y AMORES
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Sentado en la playa de Izulde, con la espalda apoyada en la pared de roca, Agustín la observa pasear. Ella se entretiene pisando suave y sintiendo la arena entre los dedos. Él juega, con el libro delante de la cara, a leer sin mirar, mientras la ve, de cintura para arriba, por encima de las páginas.
Y como los amores y los placeres son lo mismo, en cierto modo; ella se acerca saltando y bailando con sus dos largas páginas mientras Agustín sonríe y deja el posavasos entre las piernas del libro.
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OSÁCAR
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Osácar era azul marino, suave, medio calvo y del tamaño de un niño de dos años. Más que un oso, parecía un cordero maltrecho, hijo de tortuga y gusarapo. Guiñaba un ojo desde que perdió el botón, y la tela de su cabeza tenía bolsas de besos sobados, de mordiscos contenidos.
El día que aprendió a no volar, alguien se asustó al verlo salir por la ventana, expulsado de las camas y de las colchas por ser foco de pulgas. Tocó el suelo con la levedad del peluche, con el ruido que haría un puñado de arroz; mientras la gente sonreía aliviada. Luego miró alrededor y reventó hastiado en un millón de litros de mocos, de babas y de lágrimas nuestras, que había guardado con todo el cariño.
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TU FUTURO DE TUS PADRES
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Debussy Brubeck fue parido para el piano. A nadie le importó jamás si el niño había nacido changador, ebanista o cantor de tangos. Nunca le preguntaron si quiso ser filólogo, payaso, astronauta, o escritor; notario, o alicantino. Sus padres no contemplaron que pudiera tener una intención distinta a la de tocar y componer.
De pequeño dormía sobre el taburete dispuesto ante el Steinberg del salón y lloraba siempre en la menor. Sus dedos, con el tiempo, acabaron por ser capaces de medir una octava en vez de un palmo; y nunca -ni desnudo- abandonó el gesto al sentarse, ese apartar hacia atrás la cola del chaqué. Ni siquiera ahora pierden sus dedos ese brillante sincopado; ahora que su cuerpo pende de la segunda cuerda más gruesa del piano; si bemol, creo.
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* Gabriel de Biurrun, Propílogo, no es un colaborador más de este blog, puesto que desde hace mucho tiempo lo venimos leyendo como comentarista frecuente de las entradas ajenas. Ahora me alegra tenerlo también aquí como escritor de buenos microrrelatos.
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** Los cuadros son de Franco Fontana.
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* Gabriel de Biurrun, Propílogo, no es un colaborador más de este blog, puesto que desde hace mucho tiempo lo venimos leyendo como comentarista frecuente de las entradas ajenas. Ahora me alegra tenerlo también aquí como escritor de buenos microrrelatos.
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** Los cuadros son de Franco Fontana.
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13 comentarios:
Pues que me gustan mucho, y ya está.
Ya sabe Propi lo que opino de sus microrrelatos, de estos microrrelatos.
Tu futuro de tus padres y Osakar mis favoritos, sin que signifique que Placeres y amores no me guste.
Un abrazo a los dos.
Es curioso Fernando que las tres piezas – magníficas – parezcan estar ordenadas en una graduación de menor a mayor intensidad.
La primera, de corte intimista, podría ser un exponente perfecto de cómo contar lo máximo inimaginable con lo mínimo imaginado. Apenas unas leves y fútiles pisadas en la arena, y una mirada que huye por encima de un libro, para esbozar una historia que puede ser el principio de todo o el final de nada. Y en el fondo – no sé cómo lo hace – el mar, o la mar, y el ronroneo afónico de la olas.
En la segunda pieza me fascina el ejercicio de contención de los sentimientos hasta que el peluche estalla por los aires, toda esa metralla explosiva de recuerdos que puede ser la infancia, y esa centésima de segundo, eterna, inasible, antes de la explosión.
El tercero es un texto muy técnico en el que se gesta la tragedia desde la primera línea, pero su premonición no impide que el cierre sea igualmente desolador. Y que al mismo tiempo uno no pueda evitar acompañar en su vorágine al protagonista, a veces como redentor, a veces como verdugo, para finalmente convertirse en un mero espectador más.
Un placer leer de nuevo a Gabriel. Gracias Fernando.
Abrazos.
Son muy buenos los tres, Gabriel. Y les encuentro una coincidencia temática que creo no habría visto de habérmelos encontrado por separado. "Osácar" y "Tu futuro de tus padres" hablan de rechazo, de no encontrar su espacio, de revelarse contra ello de un modo trágico, hasta Osácar revienta hastiado en litros de mocos, babas y lágrimas.
En una primera lectura pensé en "Placeres y amores" como un microrrelato de complementarios pero ya no sé si estoy tan seguro, como si el único modo que encontraran de evitar vivir en un rechazo perpetuo fuera un consenso pactado, como si la única diferencia en este caso, que no es poca, es que la tragedia queda aplazada.
Tonterías. Tres excelentes microrelatos.
Abrazos, Gabriel; gracias, Fernando.
Lecturas como éstas, nos hacen sentir vivos...
Felicitaciones a su autor.
Gabriel, gran escritor y mejor persona. Finísimo, elegante y toca esa vena de la extrañeza que, seguramente, sea a lo máximo que puede aspirar el arte. Me alegra un montón verlo por aquí, me alegra un montón leer sus micros en su blog y me alegra un montón poder escucharle hablar de jazz de vez en cuando.
Gracias a Fernando Valls por traerlo. Un fuerte abrazo para Gabriel.
¡Ay, ese Osácar cuánto me recuerda al Aligreta de mi hijo! En casa no somos tan crueles y por ahí anda, mugriento y desinflado, que conste.
Me gustaron todos pero me inclino por éste por razones sentimentales. ¡Qué le voy a hacer si soy de risa y lágrima fácil!
Abrazos mojados de lluvia para anfitrión y visitante.
Izulde, Izulde... ¡cuánta locura!
Enhorabuena por estos micros que desconocía. El primero con tu permiso me lo llevo a mis favoritos.
Un saludo indio
No sólo disfrutar con la lectura, sino perderse en una propuesta teñida de esa saludable intriga que dominan los buenos creadores. Son relatos, creo yo, para tenerlos en cuenta a la hora de escribir. Porque invitan a dejarse llevar más allá de un argumento.
Sorprendentes relatos, para releerse con cuidado. ¡Saludos Gabriel!
¡Jolín Gabriel! No ha sido una una sino dos veces...¡felicidades!
El último texto ha sido mi favorito ^_^
Saludos
:)
Gracias a todos.
No sé a dónde fue mi comentario de agradecimiento.
Gracias a Pablo por prestarme su Izulde de Armendiaguirres.
Gracias Fernando por la hospitalidad.
Hacía tiempo que no pasaba por aquí y me encuentro que dos amigos están en las últimas entradas.
Gabriel qué alegría!!! Y vaya micros... creo que de quedarme me quedo con Osácar, por todo lo que conlleva y porque aquí tenemos algún Osácar todavía guardando lágrimas para luego abandonarlas por algún lado. Su cuerpo lo cubre un calcetín viejo porque se deshace por las costuras.
Pero vamos, que los tres son excelentes, que da gusto leerte y escucharte donde sea, Propi!
Abrazos y gracias a Fernando por estas buenas sorpresas
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