sábado, 26 de noviembre de 2011

Microrrelatos contra la violencia de género, 1


BREVES PALABRAS, por Pía Barros

En un mundo donde ya a nadie espanta la feminización de la pobreza, donde la hambruna, las guerras, las migraciones, la desidia, la escasa voluntad política minimizan la problemática de género, nos planteamos la necesidad de enfrentar las diversas formas de la violencia desde la creatividad. Desde la escritura.
No fue difícil encontrar cien escritoras que quisieran enfrentarse al desafío de ciento cincuenta palabras como máximo para contar una historia. Algunas se disculparon por su poca familiaridad con las formas brevísimas y otras, lamentablemente, llegaron después de la fecha límite de la recepción. Esto último demuestra que son varios cientos las escritoras de nuestro país y deja manifiesta otra forma de la violencia de género, la invisibilización de la creatividad de mujeres.
Aquí poetas y narradoras se dan la mano, porque estoy convencida de que la literatura cambia el entorno que toca, ya sea por reflexión, efecto espejo, o simplemente por la belleza. Somos construcciones culturales y esa construcción se hace con lenguaje. Verbalizar, nombrar, es en sí una nueva creación de mundo, de ese mundo al que aspiramos, un universo no sexista, donde nadie sobre y donde todas y todos seamos imprescindibles.
Agradezco el trabajo del Comité editorial de Asterión en pleno, aunque reconozco especialmente que esta antología jamás hubiese sido posible sin la labor minuciosa, dedicada y tenaz de Chivi Guajardo. Seleccionar, pelear por los mejores textos, editar y conciliar posiciones, fue un trabajo que el comité editorial emprendió con entusiasmo.
Agradezco desde ya la confianza y la ternura de creer en este pequeño libro, de ser en las otras que no somos a través de las palabras, de jugarse en estos microcuentos, en estas ráfagas de ficción súbita donde cada letra cuenta, y cuenta.
Gracias a todas, para todas, en todas.



INGRID BELTRÁN

SILENCIO

Pesados pasos suben la escalera junto a la habitación, las doce de la noche, otra vez a él no le han pagado, el aire huele a humedad y alcohol. Ella tiene los ojos apretados, le cuesta disimular que duerme, el llanto en silencio, la súplica entre dientes, el corazón agitado. No quiere que su corazón siga latiendo, tiene miedo que él oiga ese sonido y se dé cuenta de que está viva.
Él prende la luz de la habitación, ella apaga el sonido.
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Ingrid Beltrán nació en Concepción (Chile) y vive en San Pedro de Atacama. Es narradora y poeta. Sus cuentos han sido publicados en los libros objeto de la colección Ergo Sum de la editorial Asterión.


* El libro, cuyo prólogo de la escritora chilena Pía Parros reproducimos, ha sido publicado por la editorial Asterión, Santiago de Chile, 2011, en su colección La luna de Venegas. Se anuncia un proyecto semejante en Argentina.
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3 comentarios:

ana lahoz dijo...

Excelente entrada Fernando, una obra que muestre textos sobre el tema de la violencia de género. Pienso que el microrrelato al ser un género abierto a todos los temas, no podía dejar este tema desgraciadamente tan de actualidad.

Estos días, en mis clases he utilizado el siguiente microrrelato para tratar la desigualdad entre hombres y mujeres como una de las causas de la violencia de género.

“Opus 8” Armando J. Sequera

Júrenos que si despierta, no se la va a llevar- pedía de rodillas uno de los enanitos al príncipe, mientras éste contemplaba el hermoso cuerpo en el sarcófago de cristal-. Mire que, desde que se durmió, no tenemos quien nos lave la ropa, nos la planche, nos limpie la casa y nos cocine.

Un saludo

Rosana Alonso dijo...

Me parece muy buen ala iniciativa, muy bueno el microrrelato de muestra, el final es perfecto.

"Él prende la luz de la habitación, ella apaga el sonido..."

Creo como Ana que no hay tema que no se pueda tratar en microrrelato, y este es uno de ellos.


Salut

Isabel González González dijo...

Cualquier iniciativa en este sentido es bienvenida. Gracias por dárnosla a conocer, Fernando.
Como bien dice la gran escritora Pía Barros, somos construcciones culturales. El lenguaje nos sirve para articular el mundo. Si nos amputan una palabra, nos amputan también una parte del mundo. El silencio, además, es uno de los grandes cómplices de este tipo de violendia.
Estupendo y desgarrador el micro de Ingrid Beltrán.
Abrazo grande y todo mi apoyo.