"El cuento no pasa por su mejor momento, al menos en España", le comenta Antonio Muñoz Molina a Elsa Fernández-Santos en una entrevista que publicó el diario El País ("Los cuentos de este mundo de Muñoz Molina", 29/X/2011). Lo atribuye a que los periódicos y las revistas ya no los encargan, como ocurría hace unos años. No sé los cuentos, o los libros de relatos recientes que habrá leído Muñoz Molina, pero yo que sí he leído unos cuantos no sería tan pesimista, y no solo porque nunca había habido tantas editoriales que se ocuparan del género -desde las grandes a las independientes y mucho más modestas, pero no menos activas, hasta las posibilidades que nos proporciona la red para publicar narraciones, o el uso que hacen de ella los editores en forma de anticipos-, sino también por la importante labor que están desempeñando los talleres literarios y clubs de lectura. En suma, me parece que lo que se haya podido perder por una parte, se ha ganado, con creces, por otra.
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Pero cuando se habla de literatura, lo importante son siempre los resultados y a ellos debemos remitirnos en todo momento. A ese respecto, y si pensamos solo en lo que llevamos de siglo, el panorama resulta esperanzador por varias razones. En primer lugar, por la recuperación de la cuentística de autores clásicos, desde Baroja y Unamuno, a Carmen Laforet, Miguel Delibes o Ana María Matute. Pero también por la presencia activa, con libros recientes, de autores valiosos como José María Merino, Cristina Fernández Cubas, Ignacio Martínez de Pisón o Gonzalo Calcedo. Y creo que, de igual modo, resultan significativas tanto las cifras de venta como la extraordinaria recepción crítica que han tenido Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez, o de Los peces de la amargura, de Fernando Aramburu. Así las cosas, quizás el dato más alentador sea la aparición de una serie de nuevos nombres en los últimos veinte años, cultivadores de estéticas diversas: Carlos Castán, Ángel Zapata, Javier Saéz de Ibarra, Ángel Olgoso e Hipólito G. Navarro, o los más jóvenes Fernando Clemot, Jon Bilbao, Andrés Neuman, Elvira Navarro y Lara Moreno, por solo citar a unos pocos narradores y no componer una lista demasiado larga. Si Muñoz Molina no conoce la obra de estos autores, o no ha leído antologías como las que Neuman le ha dedicado a los recientes cultivadores del genero, me parece que no resulta prudente emitir opiniones tan atrevidas. Y si está al tanto de lo que se está escribiendo hoy en España en el campo de la narrativa breve, sería de mucha utilidad que abordara un artículo en donde nos explicase por qué le parece tan poco sugestivo el relato español actual.
P.S. Permitidme que aproveche la ocasión para recomendaros un libro que acaba de ser reeditado: Nada del otro mundo, de Antonio Muñoz Molina, que viene a ser sus cuentos completos, con una pieza inédita ("El miedo de los niños").
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* El cuadro es de Francesco Clemente. ...
10 comentarios:
Sería interesante una lista de las lecturas de los escritores en los últimos tres meses. Estoy seguro que muchos han dejado de leer autores contemporáneos, que se dedican a escribir y releer a sus referentes.
Muy bien, Fernando, es un buen correctivo no para el autor, que se ve a las claras que ni lo necesita ni lo merece, pero sí para esas opiniones (y claro, para quien las emite) un poco a la ligera, sin base, sin conocimiento de causa, dichas tal vez para quedar bien, para dar la impresión de que se sabe de todo, que de todo se está al tanto y se pretende con ellas afirmar autoridad en la materia cuando lo único que se manifiesta, como tú has demostrado muy bien en tu entrada, es ignorancia supina.
Gracias por la recomendación, me pareció un buen libro cuando lo leí hace ya algunos años, tal vez lo relea ahora en esta nueva edición con añadidos.
Un abrazo, Javier.
Un buen puñetazo en la médula del atrevimiento y la falta de prudencia de quienes con sus opiniones creen sentar cátedra.
Abrazos, mil.
Yo desconfío siempre de los titulares y de las primeras frases de los artículos en los periódicos.
De esta entrevista me quedo más con una crítica a los medios que con un lamento por la situación del cuento.
Me llama la atención esta frase: "El cuento necesita un espacio que acaba siendo el del libro pero que no empieza en el libro".
Muñoz Molina habla de que en los periódicos y revistas se publica menos cuento (y más micro). Supongo que esto implica que las editoriales apostarían más fácil, o con menos riesgo, o más a menudo, si el camino lo hubiera allanado antes un periódico o una revista.
Saludos
Gabriel
Gabriel, lamentablemente tampoco lo que suele darnos la prensa como microrrelatos lo son siempre. Y en el caso de que el cuento necesitara, o le sentara bien, un espacio previo, antes de llegar al libro, cosa que no creo imprescindible, puede ser hoy internet. Saludos.
Supongo que el asunto tiene más que ver con que la difusión amplia que implica estar en los medios impresos, además de en las editoriales, hace que el cuento sea más de uso común, como si gozara de mejor salud. Me planteo eso que comentas, Fernando, de si necesita o le sienta bien un espacio previo. ¿Tendría entonces una ventaja respecto a la novela por el mero hecho de caber en una página de periódico?
Por no incordiar, no me he metido en el berenjenal que supondría analizar otro punto de la entrevista, el dedicado al micro. Eso para otro día.
Saludos
Gabriel
Las editoriales en sus web podrían ir publicando cuentos e ir creando archivos, si yo sé que en la web de Anagrama cada viernes hay un cuento ya la tengo de referencia, un poco como tu blog. Hay mucho camino por recorrer en este sentido.
Creo que Muñoz Molina orina fuera del tiesto. Nunca como ahora, el cuento español ha tenido tanta presencia literaria, a pesar de que muchas editoriales lo sigan considerando un género menor. Es cierto que no tiene tanta presencia ni tradición como la latinoamericana, pero de ahí a decir que ha perdido fuelle es no saber de qué está hablando. Otra cosa es que el renacimiento del llamado cuento español no quiera reconocer su deuda con el aporte de muchos cuentistas latinoamericanos, entre los que me incluyo, que escriben aquí desde hace más de treinta años y no han sido mencionados en ningún estudio ni incluidos en ninguna antología seria. Quiero decir, que la ignorancia que manifiesta Muñoz Molina o Neuman no es exclusivamente suya.
Antonio, tanto los escritores como los críticos vienen reconociendo desde hace varias décadas la importancia que ha tenido el cuento hispanoamericano (Carpentier, Borges, Rulfo, Onetti, Cortázar, etc.) en el renacimiento que vivió el cuento español a partir de los años setenta. Si, por ejemplo, consultas mi antología `Son cuentos´, con cinco ediciones en Austral, desde 1993, verás cómo lo explico con detenimiento.
Muñoz Molina ha sido uno de los grandes valedores por escrito de Onetti, de sus novelas y de sus cuentos, y te aseguro que Neuman reconoce y aprecia perfectamente la importancia del relato hispanoamericano, porque lo he hablado con él en más de una ocasión, en público y en privado. Abrazos.
Fernando, el problema es que hay mucha más vida fuera de los Alfaguara o Seix Barral, donde ahora publica M.Molina. Quizá es que sólo mirar hacia un lado deja la vista un tanto tuerta.
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