jueves, 18 de diciembre de 2008

Adiós a Francisco Casavella

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El escritor Francisco Casavella ha muerto a los 45 años de un ataque al corazón, según ha informado la editorial Destino. Ramón de España, en un artículo sincero y lúcido, achaca su fallecimiento a una existencia tarambana debido a los excesos con el alcohol y las ¿drogas?, aunque no cita nunca esta palabra, todavía -por lo visto- maldita, al menos cuando se trata de los autores de casa. Aunque Casavella había nacido en Barcelona, se consideraba gallego (una parte de su familia procedía de Mondoñedo), con cierta sorna, y su auténtico nombre era Francisco García Hortelano. Si le preguntabas por sus novelas favoritas, entre ellas citaba El gran momento de Mary Tribune, de Juan García Hortelano, autor que lo había obligado a cambiarse de nombre. Quizá sus mejores libros fueron El triunfo (1990) y la trilogía de El día del Watusi (2002 y 2003), aunque obtuviera más renombre con el premio Nadal del pasado año, Lo que sé de los vampiros (2008), en el que se decantaba por la tragicomedia, la forma literaria que decía preferir. Con su primera novela, La chica ye-yé ganó en 1990 el premio Tigre Juan. La crítica más exigente lo respetaba, aunque no sintiera un gran entusiasmo por su obra, esperando quizás algún libro de más entidad en el futuro. Era colaborador de El País, donde ejerció también la crítica literaria. Dos de sus novelas han sido llevadas al cine: Un enano español se suicida en Las Vegas (1997), titulada Volverás en su versión cinematográfica, y El triunfo, por Mireia Ros, aunque no se quedó satisfecho de esta versión. En 1995 firmó el guión de Antártida, película de Manuel Huerga, protagonizada por Ariadna Gil.
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Lo traté muy poco, y habiéndolo leído, la verdad, apenas me ocupé de su obra. Pero los elogios que le dedicaron Juan Marsé y Juan Antonio Masoliver, cuyos gustos suelo compartir, me hicieron pensar que no lo leí con la suficiente atención. Sí lo recuerdo, en cambio, en la librería Laie, de Barcelona, de pie, apoyado en una estantería, con su habitual aspecto desgarbado, aquella chaqueta en la que no acababa de sentirse cómodo, el rostro aniñado que conservó siempre, tintinesco. Aquel atardecer llevaba puesto un leve riptus de sorna, la mirada triste y escéptica, siguiendo la presentación de los Diarios de Witold Gombrowicz, el memorable autor polaco, quien debía interesarle mucho más que lo que decíamos los posiblemente decepcionantes presentadores. Parece que deja cien páginas de una nueva novela y cuando ganó el Nadal contó que estaba escribiendo un ensayo sobre paranoina y literatura. Veremos qué hay de cierto en todo ello. Como decía, habrá que volver a sus libros con el respeto que todo escritor de verdad, como era Francisco Casavella, se merece.
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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Acabo de leer una entrada antigua de este blog, el autoretrato de R. Pérez estrada , entrada del 4 de Diciembre, escritor éste que encuentro mencionado por todos lados, y como no creo en las casualidades , tendré que buscar para leerlo.
Y ahora la necrológica de Casavella , y me ha gustado mucho el blog.
En ambos textos has ampliado mis horizontes,gracias.
Entré por un enlace en el pasado que me espera.
Me gustaría enlazarlo también.
Saludos, enhorabuena.

Cristóbal dijo...

A mí me gustó mucho "El triunfo". Empecé el primer volumen de "El día del watusi", pero no pude con él... La película "Antartida" me parece una rara avis dentro de una cinematografía como la española.
Me gustaba leer sus artículos en la prensa que me acabaron dibujando el perfil de un tipo bastante simpático, por lo que su repentino y temprano fallecimiento me ha sorprendido desagradablemente.

oriol dijo...

Se marcha un cronista de la vida real de Barcelona que no es la del PSC, ni la de Convergencia, ni la de Ciutadans. Le he dedicado un modesto texto en mi blog:
http://oriolquiles.blogspot.com

Mónica dijo...

Ayer me dejó muy tocada la noticia. Le tenía mucho respeto. Creo que era un escritor de verdad. Siempre me impresionó que se encerrara con mil llaves y las tirara luego para gestar sus obras. Quizá llevó su compromiso con las letras al paroxismo. No lo sé, pero siento de veras su marcha.

Un abrazo

Anónimo dijo...

sobre tu alusión al árticulo de Ramon de España, te ruego que leas este otro:
http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=573538&idseccio_PK=1013