lunes, 22 de diciembre de 2008

En la muerte de José Luis Giménez-Frontín

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La muerte no concede tregua. El escritor José Luis Giménez-Frontín, amigo querido, falleció de cáncer ayer en Barcelona, a los 65 años. Le habían detectado la enfermedad hace tres semanas, mientras lo creíamos convaleciente de una aparatosa caída de moto que sufrió en Cadaqués, partiéndose una pierna. Acababa de publicar sus interesantes memorias, Los años contados (Bruguera, Barcelona, 2008), volumen que Alejandro Gómez-Franco me trajo a Berlín, de su parte, y sobre las que habíamos intercambiado varios correos. Le causaban fastidio algunos anglicismos y catalanismos que se le habían colado en el texto, así como un error en la sobrecubierta, donde se decía que había sido educado en el nacional-socialismo... El pasado 19 de octubre, además, apareció en este blog un poema suyo, "Elegía de las casualidades", que forma parte de un libro inédito titulado Los días que hemos visto. A la largo de su vida había ejercido como juez y profesor, lector en las universidades de Bristol y de Oxford, y en la actualidad, colaboraba como crítico literario en La Vanguardia y como articulista en El Mundo, habiendo estado vinculado desde sus orígenes a la revista Hora de poesía. También había sido corresponsable de las casi míticas páginas literarias de Tele/express y editor en Kairós, la casa del Salvador Pániker.
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Poeta, narrador, ensayista y traductor, debió de ser el único en obtener, en dos ocasiones y géneros distintos, el Premio Ciudad de Barcelona de Literatura, por el libro de poemas Las voces de Laye (Hiperión, 1981) y por la novela Señorear la tierra (Seix Barral, 1991). Con la obra Réquiem de las esferas (2006) consiguió el Premio Esquío de Poesía. Y en esa misma fecha apareció su obra poética reunida en La ruta de Occitania (Igitur). Treinta años antes, Víctor Pozanco lo había incluido en la antología Nueve poetas del resurgimiento (Ámbito, 1976), en la que también figuraban Cristina Peri Rossi, Antonio Colinas y Jaime Siles. Pero fue siempre, en suma, un escritor independiente, al margen de grupos y generaciones, más o menos artificiales..pero
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A mediados de los años setenta y ochenta publicó diversos ensayos, unos divulgativos y otros de interpretación, como Los movimientos literarios de vanguardia (1974), Seis ensayos heterodoxos (1976), El surrealismo (1983) y Camilo José Cela. Texto y contexto (1985). Y un interesante volumen de tono memorialístico, Woodstock Road en julio. Notas y diario (Pamiela, 1986). Entre los libros que tradujo, se encuentran obras de Lewis Carroll, Flannery O´Connor y Joan Salvat-Papasseit......
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Como gestor cultural, fue el alma y motor de la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña, desempeñando los cargos de secretario y presidente. Allí tuve la fortuna de tratarlo con más asiduidad, en los años en los que formé parte de la junta directiva. Siempre empeñado en una labor integradora, no en vano convivían en ella, en perfecta armonía, escritores en catalán y castellano. También fue durante bastantes años (1987-2004) director de la Fundación Caixa de Cataluña, siendo relevado de su cargo con tan malas artes como poco tacto, a causa de la habitual tosquedad de los políticos.

Su mundo se desenvolvía entre Cadaqués, los veranos, y Barcelona, donde siempre mantuvo una estrecha relación con pintores, poetas y críticos de arte, como José Corredor-Matheos, Cesáreo Rodríguez-Aguilera y Enrique Badosa, o los fallecidos Ángel Crespo y Josep Guinovart, con los que compartía la tertulia y cena de los "primeros viernes de mes", en el desaparecido restaurante Sí, señor. Yo solía encontrármelo con frecuencia en Barcelona, en presentaciones de libros o exposiones, y siempre me gustaba detenerme y charlar un buen rato con él, puesto que se trataba de un ameno y inteligente conversador. La última vez que pudimos charlar despacio fue con motivo de una exposición sobre Ángel Crespo, en Barcelona, en el Círculo de Lectores. Al acabar la presentación, un grupo de amigos nos fuimos a cenar a un restaurante italiano, con Pilar Brea, su mujer, y los escritores Elena Santiago, Juan José Flores, su esposa, la pianista Sira Hernández, Antonio Piedra y Pilar Gómez Bedate, quien se había encargado de prologar, en 1991, una antología de su poesía que llevaba por título Astrolabio. Siempre fue generoso y paciente con los escritores y traductores que solían pulular por la Asociación, sobre todo con los poetas, e incluso con los poetastros, con quienes se empeñaban en echarnos sus versos cada noventa días.ue ....
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Hoy, tanto los escritores como los traductores gozan de una relación y trato más justos con sus editores gracias a los desvelos de gente como José Luis Giménez-Frontín, quien batalló para ello durante muchos años; como también se fajó para que los escritores en castellano que residen en Cataluña (fueran catalanes, del resto de España o hispanoamericanos) no fueran tratados por las autoridades autonómicas como ciudadanos de segunda categoría. En este terreno, obtuvo menos éxito. Espero que los escritores y traductores no olviden que están en deuda con él. Descansa en paz, querido amigo, vamos a echar mucho de menos tu afán emprendedor. Y me temo que ya no podré enseñarte Berlín, ciudad que tanto interés tenías en conocer. Pero prometo que un día viajaré a Egipto, haré ese recorrido por el Nilo, el país que preferías, entre los muchos que habías visitado, y del que solías hablar con tanto entusiasmo.o........

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* La primera foto es de Carme Esteve..La pimera...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Fernando,

Vaya un Recuerdo Fuerte para JLGF.

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Vaya un Deseo Fuerte, también, de Feliz Navidad, para tí, Fernando, para los tuyos y para los viajeros en esta tu Nave...

Q.-

Javier Quiñones Pozuelo dijo...

Fernando, navego en esta desocupada mañana de vacaciones por la red y me sorprende la triste noticia que incluyes en tu blog. Tienes razón, la muerte no da tregua. Conocí a José Luis en un curso de doctorado que impartía Antonio Vilanova, que también nos dejó, sobre novela española contemporánea. Por entonces, andaba José Luis estudiando a Cela. Después estuvo en la presentación en Madrid, en el Círculo de Bellas Artes, de mi novela sobre Besteiro. Charlamos entonces y era una persona muy sensata y muy elegante, un muy buen conversador. Leí después algunos de los textos que citas en tu nota. Me sumo al recuerdo que pide Juan Pedro y al dolor de su familia y de sus amigos. Gracias, Fernando, por recordarle.

Anónimo dijo...

Me sumo a la opinión de quienes me preceden. La muerte es absoluta y sin conmemoración, como decía el poeta. Pero tus palabras, Fernando, evocan recuerdos y vivencias que trascienden esa frágil frontera y permanecen en la memoria. Aunque digas adiós, tu mensaje no suena a despedida.

Anónimo dijo...

Yo también siento su muerte inesperada y, en este caso, brutal. Este año se me han ido dos amigos poetas, él y Ramiro Fonte.

Justo Serna dijo...

Conocí a José Luis Giménez-Frontín este pasado verano: en la UIMP de Santander. Concidimos en un curso y tuvimos un par de días de charlas amistosas. Descubrí a una persona sabia y elegante a la que había leído poco. Me impresionó. Tanto... que lamenté no haberla conocida antes; no haberla leído mejor. Ahora me entero de que ha muerto. Esto es un espanto.