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Carme Riera, los profesores de Instituto Teresa Barjau, Joaquín Parellada y Carlos Alcalá, y ahora un artículo del escritor Juan Bonilla en el diario El Mundo, titulado "La hora del lector", sobre el desinterés oficial por la enseñanza de la literatura.
<http://www.elmundo.es/opinion/2015/05/28/55674d44e2704e2b5b8b4588.html>
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viernes, 29 de mayo de 2015
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5 comentarios:
El verdadero motivo de que se compren y lean menos libros no está en el e-book, sino en la posibilidad que Internet permite de acceder a lecturas interesantes a través de webs y blogs.
Es cierto que una novela no es agradable de leer en pantalla, pero en cambio sí son seductores los abundantísimos textos cortos y condensados que se publican en muchas páginas de Internet.
Esto hace que el gusto de la gente esté cambiando. Para bien o para mal, novelas como "En busca del tiempo perdido" o "Guerra y paz" no tendrían hoy éxito de público, pues la mayoría de la gente prefiere leer textos directos, que van al grano y no se pierden en digresiones y vericuetos.
El influjo de Internet -insisto- es muy importante. Por eso creo que en el futuro la literatura se nutrirá fundamentalmente de relatos breves, despojados de aditamentos, subtramas o descripciones prolijas, que permitan su lectura de un tirón, sin tener que interrumpirla.
Téngase en cuenta, además, que la gente hoy día suele leer muchos textos (narrativos, informativos, etc) a la vez, a menudo hasta la saturación, de modo que la interrupción en la lectura de una novela puede hacer perder el hilo.
Creo, pues, que la literatura del futuro se nutrirá de textos cortos, relatos, poemas o composiciones similares que permitan su lectura en unidad de acto.
A mí también me da pena que la gente joven no lea (en general) a Proust o a Dostoievsky, pero da la impresión de que tiene poco remedio.
Esperemos, Aitor, que por el bien de la complejidad mental de todos, no tengas razón y sigamos leyendo libros como `Guerra y paz´, `La Regenta´, `En busca del tiempo perdido´ o `Brilla, mar del Edén´. Como lector, no desearía someterme a una dieta tan estricta y probretona como la que nos anuncias. Por fortuna, me parece que no eres el mago Merlín... Saludos.
Se lee poco o nada, salió una estadística hace unas semanas, leer dos libros al año no es leer, nadie escucha dos discos al año o ve dos películas. Los profesionales digamos liberales leen muy poco, médicos, arquitectos, abogados, economistas….. no conozco a casi ninguno menor de cincuenta que lea tres o cuatro libros al mes. Lo que no sé es si hace cincuenta años era diferente, pero ahora leer no entra en las intenciones de la mayoría de la gente.
Pues, ellos se lo pierden, Francis.
¿Qué planes de lectura hicieron posible la gran aventura del Quijote? El sosiego. Tiempo para aburrirse y hacer sed de fantasía. Habría que empezar a pensar que además de exterminar especies, estamos exterminando el silencio, el sosiego, el asombro de estar a solas consigo mismo, el tedio... Atiborrarse de libros o de hamburguesas, es eso atiborrarse, sin hambre. Hay que hacer nacer la sed y eso era función de la enseñanza de la Literatura en las aulas. Ahora atiborramos y festejamos. Sin sosiego.
La reflexión de Juan Bonilla pone el eje en el lector. Comparto el argumento si desaparece el consumidor y el festejo.
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