Dordogne, en busca del Déjà vu
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Si hubiera sabido que esto me iba a gustar tanto, habría venido antes. Pero entonces
habría sabido que me iba a gustar,
y no me habría gustado tanto.
Dejando a la izquierda el habitual atasco de Burdeos y sus
mesnadas, nos dirigimos hacia Bergerac,
rodeándolo, y entramos en un increíble laberinto verde de
carreteras comarcales, pastos y maizales, valles poco profundos coronados por
castillos y mansiones, que dominan una enorme extensión plagada de granjas.
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A Les Granges se llega
desde Saint Fèlix de Villadeix, un pueblo en cuesta que, según nuestra anfitriona, tiene
una iglesia y un colegio; y vale. Gîte Apifera es un conjunto de construcciones inmerso en un jardín de varias hectáreas, y en unos bosques
prietos, de pinos y fresnos, rodeados por tejos, nogales y avellanos. En la
casa principal viven Claude y su mujer, con hijos que aparecen y desaparecen,
dedicados a sus huéspedes y a la
huerta ecológica, y a seguir
reconstruyendo esta infinidad de metros cuadrados. En un lateral de la casa
alquilan un pequeño apartamento, y,
en lo que en otro tiempo fue un corral, estamos nosotros, separados por una
pared -aparentemente infinita- de otra familia con niños.
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Lascaux |
Por alguna razón que desconozco
hay por aquí un núcleo importado de holandeses
con sus roulottes y sus Volkswagen, y sus jeroglíficos en el buzón, que desciframos
perezosamente en nuestros paseos por los caminos. Yo voy resoplando entre las
ramas, buscando mis arañas favoritas,
enseñándole a Íñigo la diferencia entre Araneae y Thomisidae, dejando que las atrape en su bote de jabón, y las vea y las suelte;
mordiéndome la lengua
para no decirle que también iremos a Corfú gracias a un microrrelato.
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Aquí se está tan bien que apenas hay
cobertura. Nos dice Claude que en julio es habitual este calor sofocante, que
invita a bañarse en el río y a pasear con agua en la
mochila.
Siete días no dan para
ochocientas visitas, así que hemos
seleccionado sin prisa lo poco que se puede ver con niños: Limeuil, Lalinde, Sarlat, las cuevas de Lascaux... Todos ellos sitios muy
bonitos, con el tamaño justo para que
no decepcione una visita breve. Los tejados aquí hablan de nevadas, o de
lluvias monumentales, y ocultan áticos de
oscuridad densa y húmeda. Cada rincón de las calles esconde un
nuevo pasadizo, un recoveco medieval tan bien conservado que huele a armadura y
caballo.
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Limeuil |
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Lalinde |
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Sarlat |
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Sarlat |
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Sin embargo, lo que yo he disfrutado han sido los
trayectos. En alguna carretera se podrían alcanzar los 90 por hora,
pero no apetece. Lo realmente entretenido es ir a 50, charlando con Irantzu,
mira qué casa, mira qué casa, serpenteando,
observando desde lejos los castillos de princesas de las que habla Itsaso,
deteniendo el coche en un cruce a la sombra, solos, sin que importe mucho si
giramos a la izquierda, hacia Saint
Nosequé, o a la derecha, hacia Saint Nosequé.
Me he sorprendido a mí mismo en busca de un Déjà vu, ansiando
brevemente en cada recodo, encontrarme con una granja que hubiera soñado, con un río que conociera sin querer;
para poder recordar el nombre y decir más tarde: aquí. Aquí vendré a jubilarme.
........Gîte Apifera |
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Os recuerdo que
podéis mandarme vuestras crónicas de viajes. Publicaré encantado aquellas que me
gusten.
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