martes, 22 de febrero de 2011

ROSA ROMOJARO

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"De su Rosa en su corazón"
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A José Antonio Muñoz Rojas

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Estuviste en el centro de la vida.
Ahora estarás viviendo el centro de la muerte.

Dios te lo dio: el espacio,
que en tu caballo abrías con la luz.
¡Oh el aire en tu cara! ¡Oh la vida!

Aquí llegaba Rosa, en el olor del prado
volcado como un fruto, y tú lo recogías,
y era tu corazón quien lo guardaba.
Tu Rosa allí, y tan grande
el amor y el dolor fundidos en el gozo,
que le pedías sosiego
para que el corazón no se rompiera
de tanta dicha plena contenida.

Te lo dio Dios. Tú lo decías:
el nombre, la palabra
y ese sentir tu Rosa, tan fugaz como un brillo,
y hacerla sólo tuya en el secreto.

Rosa en tu corazón. Rosa en el aire
del alba y de la tarde y, en la noche, en tu sueño.
De improviso. De pronto.
Así llegaba Rosa en la hermosura
del campo a rebosar entre las jaras
o en el viento de abril sobre los trigos,
o en la noche de agosto que estallaba en jazmines,
o en cualquier parte sin que la buscaras,
o llamándola dentro,
o desde dentro
diciendo a su pregunta que sí, que la querías.

Tu querer. Su querer. Y ese poniente
derramado en la tarde
que bebíais los dos: mundo encendido.

Latía el corazón.
La vida iba a su compás, y el verso:
la Rosa que dejaste:
tu corazón abierto como el campo
para que un corazón hermano entrara.
La Rosa que en ti me habla y dice Rosa
cuando digo José, como ella te decía.

No hay hueco que llenar, estáis en él,
por siempre en la palabra.
Multiplicado hueco en nuestros corazones
que acogen vuestro centro en la vida y la muerte.
¿Qué será del instante de hermosura?
¿Qué será de los nombres?, preguntabas.
Mira esto, mira:
tus ojos, tus oídos, tu perfume
suspendido en el aire,
como el de aquella Rosa. Aquí guardado.
Y aquí,
.............como una huella en la memoria.
Y aquí,
.............como un temblor latiendo
en el centro también de nuestras vidas.
¿Lo ves? ¿Lo sientes?
Tu Rosa sigue estando. Aquí.
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* Rosa Romojaro nació en Algeciras. Es profesora de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Málaga. De sus publicaciones teóricas y críticas destacan los libros Lope de Vega y el mito clásico; Funciones del mito clásico en el Siglo de Oro; Lo escrito y lo leído; y La poesía de Manuel Altolaguirre (2008). De su labor periodística, Rodear la tarde. Como narradora ha publicado relatos y una novela. Entre sus libros de poemas figuran Secreta escala; Funambulares mar; Agua de luna; La ciudad fronteriza; Poemas sobre escribir un poema y otro poema; Zona de varada; Poemas de Teresa Hassler y Cuando los pájaros (Hiperión, 2010). Ha recibido los premios Manuel Alcántara (1999), Ciudad de Salamanca (2000), Jaén de Poesía (2006), Día de Andalucía de las Letras (2006) y Antonio Machado (2010). Pertenece, asimismo, a las Reales Academias de Córdoba y Antequera. Este poema es inédito.

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2 comentarios:

hugo dijo...

Hola Fernando:

He de pedir disculpas por desconocer la obra de Rosa Romojaro que, a tenor del poema publicado sé que me estoy perdiendo algo muy interesante. Intentaré poner remedio al asunto en breve.

Respecto al poema señalaría dos aspectos, por una parte, una idea del amor como disolución: "La Rosa que en ti me habla y dice Rosa / cuando como ella te decía digo José". Y en la estrofa siguiente ese rotundo "No hay hueco que llenar: estáis en él
por siempre en la palabra"

Y por otra parte la permanencia de esa disolución que trasciende la el adiós y la pérdida no deseada.

Quizá sea un atrevimiento de mi parte ya que desconozco la obra de Rosa, pero señalaría también el eco del primer Vicente Aleixandre, el de "La destrucción o el Amor", en la voz poética. Tanto en el sustento ideológico: la pasión amorosa como disolución cósmica, como en ese recurso de la "o" despojada de su función disyuntiva para convertirla en copulativa, a pesar de que en el poema la sujeción de la anáfora es fuerte: ha de fortalecer la correspondcia amorosa del tú.

Y hasta aquí llego, perdóname Rosa si he metido mucho la pata ya que me atrevo a un juicio -y hasta un amago de carnicería crítica- desconociendo el resto de tu obra, algo que enmendaré en breve en alguna librería de confianza poética, que no suelen abundar, por cierto.

Gracias Fernando por haber traído a la cubierta de LaNave a Rosa Romojaro para alegría del resto de los galeotes.

salut,
hugo

Anónimo dijo...

Gracias, Fernando, por regalarme este poema.

Consigue Rosa Romojaro generar en mí como lector una nueva emoción a medida que me hace recuperar las emociones vividas en sucesivas lecturas de "Cantos a Rosa", en sucesivas horas convividas con José Antonio Muñoz Rojas, sucesiones ambas, lectura y convivencia, que parecían haberse cerrado en la memoria de lo quieto y que se reavivan al contacto con la nueva palabra que es y no es a la vez la palabra misma del poeta dicha con otra melodía y otras intenciones: la efusión del amor se trueca en el pálpito del sentido homenaje. Una Rosa evoca otra Rosa pero no la suplante. Rosa aquella feliz. creada y recreada en la poesía.
Bello y conmovedor poema. Dichosa Rosa esta que ha sido capaz de escribirlo.

Un saludo. Pedro Villanueva