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"Credo de amor sin ti. A Horacio Ferrer"
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Cómo podés decir que nadie conoce la muerte, si yo he muerto tantas veces, querida.
Muero como a la una de la madrugada, cada viernes, cuando no llegás al café donde escribo mis cuentos.
Muero viendo al gato amarillo, que corre hacia la puerta de entrada al oír el ascensor que llega, y nunca sos vos.
Morí un domingo en la Plaza de Mayo, cuando al lado mío dos jovencitos se besaban con la ternura de dos ancianos.
Muero algunas tardes, caminando sin rumbo por avenida Corrientes, sólo porque tus pasos la recorrieron.
Morí una noche cualquiera, lentamente, al apagar el televisor porque daban tu película favorita. Morí una mañana de mayo, al encontrar en un cajón tu viejo cepillo de dientes y tus pinturas de uñas.
He muerto tantas veces, querida, flor mía, bella mía.
Y también muero cuando nunca, nunca aparece tu nombre en las llamadas a mi teléfono móvil.
Muero al tener que lavar una única taza de café tras el desayuno.
Muero al recordar aquel último beso, el último abrazo, la última mirada, el último roce de nuestras manos (si acaso un duende me hubiera dicho al oído que todo eso sería definitivo, que ya no habría más).
Y muero hoy, quizás por última vez, porque vos ya no estás en ninguna parte, amada mía, reina mía, vida mía.
"Credo de amor sin ti. A Horacio Ferrer"
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Cómo podés decir que nadie conoce la muerte, si yo he muerto tantas veces, querida.
Muero como a la una de la madrugada, cada viernes, cuando no llegás al café donde escribo mis cuentos.
Muero viendo al gato amarillo, que corre hacia la puerta de entrada al oír el ascensor que llega, y nunca sos vos.
Morí un domingo en la Plaza de Mayo, cuando al lado mío dos jovencitos se besaban con la ternura de dos ancianos.
Muero algunas tardes, caminando sin rumbo por avenida Corrientes, sólo porque tus pasos la recorrieron.
Morí una noche cualquiera, lentamente, al apagar el televisor porque daban tu película favorita. Morí una mañana de mayo, al encontrar en un cajón tu viejo cepillo de dientes y tus pinturas de uñas.
He muerto tantas veces, querida, flor mía, bella mía.
Y también muero cuando nunca, nunca aparece tu nombre en las llamadas a mi teléfono móvil.
Muero al tener que lavar una única taza de café tras el desayuno.
Muero al recordar aquel último beso, el último abrazo, la última mirada, el último roce de nuestras manos (si acaso un duende me hubiera dicho al oído que todo eso sería definitivo, que ya no habría más).
Y muero hoy, quizás por última vez, porque vos ya no estás en ninguna parte, amada mía, reina mía, vida mía.
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.....* Horacio Ferrer (Montevideo, 1933) es poeta y autor de letras de tango, sobre todo por los escritos con Astor Piazzolla, como "Balada para un loco", estrenado por Amelita Baltar en el Festival de Tango de Buenos Aires, que produjo un escándalo entre partidarios y opositores del tango moderno, y "Chiquilín de Bachín". Pero compuso su primer tango a petición de Aníbal Troilo, "La última grela", la música era de Piazzolla, con quien creo la opereta María de Buenos Aires (1968), que estrenaron Héctor de Rosas y Amelita Baltar como cantantes, y el mismo Ferrer en el papel de El Duende, recitando.
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* Orlando Romano (1972, Tucumán, Argentina) es periodista y escritor. En su obra narrativa hay tres novelas, todas publicadas en México (Perro-diablo, Eclipse de gol y Amigo fiel), y dos libros de microrrelatos (Cuentos de un minuto y Cápsulas mínimas). En su obra periodística se destaca el libro de entrevistas Escritores preferidos de nuestros escritores. Los textos de su próximo libro de microrrelatos (La ciudad de los amores breves-microhistorias de mujeres) se publican regularmente en la revista femenina Atrevida, de Puerto Rico.
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3 comentarios:
Me encanta lo que escribe Orlando. Es un explorador de la belleza, un gran escritor del amor sin ñoñerías, sin sensiblerías. Me ha encantado este credo.
Un abrazo para los dos.
Coincido con Jesus: toda una oración, invocación o declaración de amor perfectamente hilvanada.
Un fuerte abrazo, Orlando
Queridos Fernando, Gemma, Jesús, gracias totales por desviar siempre su amable atención hacia algunas cosillas que escribo... Ya hace un par de años que le estoy dando a la lora (o a la pluma) con el tema del amor. Será porque necesito aprender tanto de él. Un gran-gran abrazo desde Tucumán, con mi sincera amistad.
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