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1
La pareja joven está en el parque de diversiones. Ella quiere entrar en la Space Mountain, vertiginosa montaña rusa que recorre el espacio interestelar en la oscuridad. Él no quiere, le da miedo. Discuten y ella entra sola. Él, humillado, siente que esa mujer lo hace vivir en continuo sobresalto y desea intensamente que lo abandone. Cuando la mujer vuelve de su travesía la mira ofuscado y no le habla. Ella dice, extrañada, que ese momento que están viviendo le resulta familiar, como si fuera repetido. A partir de entonces, inexplicablemente, reemplaza la adrenalina de la aventura por la costosa afición a las piedras preciosas. Él no lo lamenta. Oscuramente, sabe que su deseo se ha cumplido.
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2
La caverna es profunda y oscura, dicen que está habitada por los muertos. Él quiere entrar. A ella le da miedo. Discuten y él entra solo. Aún le queda mucho por descender cuando advierte que ha pasado demasiado tiempo y que quizá afuera merodean animales feroces. Regresa por la mujer, pero desea intensamente cambiarla por otra. Cuando sale, la mira ofuscado y no le habla. Ella dice, extrañada, que tiene la sensación absurda de haber vivido ese momento y que ya no siente miedo. Desciende con él hasta la entraña misma de la cueva. A partir de entonces, inexplicablemente, deja de adornarse con piedras multicolores y se aficiona a cabalgar pterodáctilos en la noche. El lo acepta con entusiasmo. Oscuramente, sabe que ha cumplido su deseo.
* Raúl Brasca (Buenos Aires, 1948) estudió ingeniería química. Ha publicado una importante obra como antólogo, narrador y crítico literario, que ejerce en el diario La Nación. Su último libro de microrrelatos se titula Todo tiempo futuro fue peor (Thule, Barcelona, 2004). Entre las muchas recopilaciones de textos narrativos brevísimos que ha compuesto sólo voy a citar dos: Antología del cuento breve y oculto (Sudamericana, Buenos Aires, 2001), realizada en colaboración con Luis Chitaroni, y De mil amores (Thule, 2005). Está considerado como uno de los mejores autores de microrrelatos del mundo hispano y como tal figura en las mejores antologías sobre el género. Estas piezas son inéditas.
* En la foto, Raúl Brasca con José María Merino.
5 comentarios:
Magníficos los dos microrrelatos de Raul Brasca, siempre en su obra, hay algo invisible detrás de las palabras, algo inquietante y a la vez irónico en la aparente normalidad extraña de los personajes.Me parece un grandísimo escritos de microrrelatos, con un especial universo intenso y evocador de otros mundos como pocos.
un abrazo para tí Fernando y enhorabuena por tu libro que ya he pedido en librería Lagun y otro abrazo también para tí Raul.
Julia Otxoa
Gracias, querida Julia, desde Santiago de Chile.
Cambiar al otro, que desastre sería si uno también cambiara.
Besos
Alba
Qué regalo leer estos dos micros vinculados. Me gusta especialmente el segundo, con esa suerte de bajada a los infiernos. Fernando, feliz estancia en Chile. ¡Cómo te envidio!
Un abrazo.
Alba, tu comentario me gusta tanto como los relatos de Brasca. O sea, mucho.
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