miércoles, 26 de noviembre de 2008

FABIÁN VIQUE

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"Después del Juicio"
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Después del Juicio Final, el viaje al Cielo y al Infierno se hace en contingentes, de acuerdo a ocupaciones, afinidades, aficiones, y otras normas de agrupación. En un minibús van los ex jurados de concursos de microcuentos. Como han salido airosos del interrogatorio, van cantando, contando historias, felices de tener la eternidad por delante. Al llegar a Destino, son ingresados a un inmenso salón blanco, alumbrado por el Sol. Los recibe Dios en persona, con una amplia sonrisa bordada por su larga barba.Y dice Dios: Pero si aquí llegan mis queridos miembros del Jurado, ¿cómo la lleváis, amigos? Como os han contado en el Juicio, habéis sido bondadosos en vida. Habéis dado sobradas pruebas de generosidad, de amistad, de amplitud de miras y de otras muchas humanas cualidades. Habéis actuado con probidad, con sinceridad, con total honestidad.
Sin embargo, amigos, no se os ha anunciado que habéis cometido un pecadillo: una especial y obsesiva predilección por los finales sorpresivos, y sabido es (aquí se sabe), que el final sorpresivo está más cerca del vicio que de la virtud. Más cerca del engaño que de la iluminación. Quizá no lo veáis así, y lo respeto, la literatura es materia opinable. Pero aquí la Ley es una sola: darle a cada quien su propia medicina. Por eso debo deciros, mis queridos miembros del jurado, que no soy Dios, soy Satanás.
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* Fabián Vique (Buenos Aires, 1966) es profesor de Lengua y Literatura. Ha publicado tres libros de microrrelatos: La colección de minilibros. Minicuentos (El mandril, Morón, 1994); Con las palabras contadas (Madrid, 2003) y La vida misma y otras minificciones (Instituto Cervantes, Belgrado, 2007). Acaba de publicar un volumen de cuentos, La tierra de los desorientados (Macedonia Ediciones, Morón, 2008). Ha obtenido Premio de Cuentos Breves de la revista Puro Cuento (1992), el premio de Literatura en la Tercera Bienal de Arte Joven de la Ciudad de Buenos Aires (1993) y el Premio en el XII Concurso de cuentos de la Universidad Autónoma de Madrid (2003), entre otros. Sus textos están recogidos en antologías y revistas de Argentina, España, México y Serbia.
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5 comentarios:

Juan Carlos Márquez dijo...

Los finales "sorpresita", cuánto trabajo me cuesta alejar a mis alumnos de esa tentación.

Anónimo dijo...

Hola, JC. Mira, a mí las sorpresas, si están bien armadas y no hay costuras, me gustan, y mucho (en lo breve, desaprovechar ese filón inagotable me parece un pecado posmoderno, carveriano, mayúsculo).
Ahora bien, o eres un maestro en ello (Merino, Olgoso, por decir dos cercanos que gustan de las tracas magníficamente resueltas), o la defecas bien defecada.
En este caso, el autor muestra, habilidoso, la propia coartada de admitir como punible el truco de la sorpresa final, se autocensura previamente (con lo de moda que está eso hoy), así que el cuento queda muy bien salvado. Si no lo hubiese hecho así, habría resultado infumable, por pueril.
Saludos.

Anónimo dijo...

Para mí, hay dos tipos de finales sorpresa: los que sorprenden al personaje de la historia y también al lector, y aquellos que sólo sorprenden al personaje de la historia. Estoy de acuerdo en que, para escribir los primeros, hay que ser un maestro consumado.

Anabel NG dijo...

Hola... Me gustaría saber cómo comunicarme con Fabián Vique, ya que me interesa leer su tesis sobre minificción para usarla como apoyo en la creación de la mía :P´
¿Álguien sabe? Me sería de gran ayuda n_n

Unknown dijo...

la verdad, todavia no lei mucho, pero me alegra encontrarte.trabajamos juntos en la EEMNº20 (ahora 6) de hurlingham.te mando un beso.ah, soy mariana(pr).