miércoles, 5 de marzo de 2008

Las mujeres en la Academia de la Lengua

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Comentaba ayer una crónica periodística que en la Academia de la Lengua hay, en la actualidad, 3 mujeres y 37 hombres, y que en los últimos meses se había producido un debate en la institución en torno a la conveniencia de que ingresaran más mujeres, aunque parece ser que no han dado con ningún nombre de entidad, por "falta de categoría" de las posibles candidatas, según apuntaba el comentario.
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No sé que es más sorprendente, si lo primero o lo segundo. Quizá lo último, porque nunca se había formulado con tanta claridad. Y semejante contundencia sólo se explica desde el desconocimiento. Lo cierto es que los nombres de posibles candidatas que barajan los académicos no parecen los más adecuados, si hemos de hacerle caso a los que circulan por los mentideros. Como, en su mayoría, los académicos son escritores o filólogos, sin moverme de ese terreno, voy a sugerirles unos cuantos nombres que no sólo no desmerecerían entre los académicos de número, sino que, además, se hallan muy por encima, en "categoría" literaria y filológica, de algunos de esos caballeros que se han mostrado tan estrictos en su juicio.
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Empiezo con tres poetas: Julia Uceda (1925), María Victoria Atencia (1931) y Olvido García Valdés (1950); sigo con una narradora, Cristina Fernánez Cubas (1945); una editora y narradora, Esther Tusquets (1936); una filóloga, Aurora Egido (1946); una filósofa, Adela Cortina (1947); y, por último, Carme Riera (1948) y Paloma Díaz-Mas (1954), que son narradoras y filólogas. La más joven cuenta con 53 años y la mayor con 82, aunque les puedo asegurar que la más veterana de todas se encuentra más lúcida que nunca, en plena producción literaria, acaba de publicar un excelente libro de cuentos y está escribiendo unos poemas extraordinarios que formarán parte de su próximo libro. Me parece que todas estas mujeres que cito poseen una obra y una trayectoria indiscutible, pues han sido galardonas con varios premios nacionales de literatura, con el premio de la Crítica, y traducidas a otras lenguas. Y la contribución de las filólogas citadas al mejor conocimiento de la literatura medieval y del Siglo de Oro y a la poesía del siglo XX me parece indispensable. Quiero decir que sin sus trabajos conoceríamos mucho peor el romancero, la lírica y el teatro del Siglo de Oro, la obra de Gracián, la de los poetas de la llamada generación del 50 y la cultura y literatura sefardí.

¿Por qué no han pensado los académicos en ellas como candidatas a los sillones vacantes? ¿No es posible que tres académicos se pongan de acuerdo en uno de estos nombres, o en otro de similares méritos? No hay que ser feminista, a la manera tosca que se suele ser entre nosotros, ni siquiera creer en las injustas y humillantes (para las mujeres) cuotas femeninas, para tener que llamar la atención sobre el desconocimiento, la falta de equidad y el machismo, también, que supone la ausencia de todas estas personas en una institución que debería mostrarse más estricta en la elección de sus miembros, sean escritores del sexo que sean. Pero de lo que estoy más convencido es de que todas las citadas, y otras más que podrían aducirse, de ser elegidas, estarían en la Academia por sus propios méritos intelectuales y no como producto de las siempre arbitrarias cuotas.

P.S. El lector curioso debería visitar el blog de Juan Pedro Quiñonero, Una temporada en el infierno, ya que añade otros casos y nuevas razones sobre lo que aquí apuntamos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Fernando:

Hay muchas profesoras en la universidad que podrían trabajar en la Real Academia Española.

Creo que el ingreso en aquélla se ha convertido en una distinción social o en un regalo al que se accede sin méritos en la materia y para el que no se está preparado convenientemente.

Es un cargo de responsabilidad (y debería serlo también de productividad). De mala manera podrá la Real Academia ofrecer algo de valor si quien ostenta el cargo no sabe cómo hacerlo.

Pienso que es imprescindible ser filólogo para formar parte de la Academia. Y tenemos muy buenas filólogas en España. Bastaría con revisar los departamentos de Lengua Española de las facultades de Filología de universidades como la Autónoma de Barcelona, la Universidad de Zaragoza o la Complutense de Madrid.

Un nombre que conocerás bien por todo lo que tiene que ver con el cuento español es el de María Jesús Lacarra Ducay. Aunque doctora en Románicas, su contribución al cuento español en la Edad Media resulta incuestionable.

Nada tengo en contra de los actuales miembros de la Real Academia Española, pero muchos de ellos no sirven para el cargo.

Un saludo,
Rafael Hurtado.

Nocturna dijo...

Fernando:

"Cuota femenina", qué humillante!

La política argentina también dispone un cupo similar para mujeres en las Cámaras de Diputados y Senadores.

Pobres migajas sistemáticas de burlas machistas, que no se atreven a cotejar las capacidades intelectuales más allá del sexo.

Anónimo dijo...

Hola:
No creo que sea necesario que los miembros de la Academia sean filólogos; es un nombramiento para un cargo pero también es un premio; hay mujeres y hombres con méritos suficientes en España para llenar 20 academias. Dos nombres que no leo en ninguna parte y que me parecen imprescindibles son: Martínez de Sousa y Violeta Demonte. Saludos

Gracia Iglesias dijo...

Aunque tu post es muy antiguo he llegado a él ahora, justo cuando Soledad Puértolas acaba de ingresar en la RAE y le han concedido (¡por fin!) el Premio Cervantes a Ana María Matute.
La verdad es que no puedo estar más de acuerdo con todo lo que dices. Es indignantes que los rancios académicos varones tengan la desfachatez de decir que hay "falta de categoría" entre las candidatas a entrar en la Institución, cuando se ha tenido el vergonzoso valor de honrar con una letra en la Academia al escritor de muy dudoso talento Arturo Pérez Reverte. Todas las autoras que citas en tu artículo están muy por encima de la categoría de este señor, que (dejando a un lado su machismo y prepotencia consumados y su baja categoría humana -no hay más que recordar la que montó a propósito de las lágrimas de Moratinos-) ha crecido en el mundo de la literatura a base de hacer política, pisar cabezas y tener un gran sentido de la autopromoción.

Fernando Valls dijo...

Gracia, me parece que me tomas el número cambiado... Puesto a elegir, como escritor, y teniendo en cuanta el tipo de literatura que hacen cada uno de ellos, me quedo con Pérez Reverte. No me parece que la elección de Soledad Puértolas para la Academia resulte afortunada, sino pura cuota. No abogo porque haya mujeres, lo que digo es que hay excelentes escritoras que merecen estar en la Academia, que es distinto, pero nunca pensé en Soledad Puértolas, la verdad. Saludos.

carmen peire dijo...

Solo puedo decir aq lo dicho en esta entrada: COMPLETAMENTE DE ACUERDO.

Fernando Valls dijo...

Carmen, y todos, dos años después me pregunto por qué enfrentar ahora a mujeres con méritos indiscutibles para ser académicas, como son María Victoria Atencia y Carme Riera, cuando las dos anteriores que entraron, en mi opinión como mera cuota, fueron solas a la elección.