
Con algo de imaginación, no sería muy difícil sacarle punta a esta imagen, relacionarla con lo que se cuenta en la novela, elucubrar sobre la realidad y su imponente proyección. Lo que resulta evidente es que el envaramiento y hieratismo de la sombra, junto con la joroba que la corona, contrasta claramente con la inclinación del hombrecillo hacia delante, quien se esfuerza para acercar su mano a la pared, mientras que el hombrón parece dejar que todo el esfuerzo recaiga en el individuo del sombrero blanco, quien quizás estaría asomándose a otra proyección de su yo. No creo, sin embargo, que la función de la ilustración de la cubierta deba consistir en anticipar, sugerir o simbolizar el contenido del libro. Sí me parece, en cambio, que en esta ocasión hay una voluntad de captar la atención del posible lector, a menudo indeciso, con una imagen que pueda sorprenderle, sacándolo de su realidad cotidiana y abriéndole la puerta de otra atmósfera posible, que en este caso, anunciaría soledad e incluso inquietud.
El título de la novela, cuyo origen real se explica en el texto (p. 393), me parece un gran acierto, ya que esta poderosa metáfora remite a la ilusión, al autoengaño, a los sueños que necesitamos para seguir sobreviviendo. En la cita del Quijote que encabeza el libro puede leerse: “¿Quién está allá abajo? ¿Quién se queja?”. Es probable que en el relato de Landero casi todos los personajes estén “allá abajo”, y quizá por ello se quejen todos: Dámaso, Tomás y Bernardo, pero también el padre, e incluso Marta y Leoncio. Pero si entre ellos hay alguno que pueda salir de la cueva, quizá sea Tomás, a pesar de todos los pesares, con esa nueva vida posible que se le presenta en el desenlace. Asimismo, en la cita de Ortega y Gasset se apunta al sentido último de la narración, e incluso podría decirse que de toda la obra de Luis Landero, puesto que -en efecto- “el hombre se esfuerza y lucha por realizar (...) el personaje imaginario que constituye su verdadero yo”.
* Puede verse la reseña que le he dedicado a esta novela en Revista de Occidente, 322, marzo del 2008, pp. 135-144, con el título de "¿Soplo y sueño? Sobre Hoy, Júpiter, de Luis Landero".
1 comentario:
Brillante elucubración, si señor.
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