Ha muerto a los 74 años el escritor uruguayo Eduardo Galeano. Cuando en 1973 llegué a estudiar a Barcelona, me impresionó mucho saber que una de mis libreras, Silvia, de la Paideia de Sant Cugat, con la que tenía trato frecuente y cordial, había estado casada y tenido una hija con el autor de Las venas abiertas de América Latina (1971), entonces un ensayo de culto entre los jóvenes de izquierdas, que no he vuelto a leer. También nos entusiasmó, en aquellos años de tantas esperanzas políticas e intelectuales, Memoria del fuego (1986). En cambio, tardé años en saber que Galeano era autor también de microrrelatos, como los que se recogen en Vagamundo
(1973) y El libro de los abrazos (1989). De todas formas, Galeano, en Europa, al menos, estuvo siempre a la sombra de los grandes nombres del boom. Doy a continuación una pieza que me gusta del primer libro.
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MUJER QUE DICE CHAU
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Me
llevo un paquete vacío y arrugado de cigarrillos Republicana y una revista
vieja que dejaste aquí. Me llevo los dos boletos últimos del ferrocarril. Me
llevo una servilleta de papel con una cara mía que habías dibujado, de mi boca
sale un globito con palabras, las palabras dicen cosas cómicas. También llevo
una hoja de acacia recogida en la calle, la otra noche, cuando caminábamos separados
por la gente. Y otra hoja, petrificada, blanca, que tiene un agujerito como una
ventana, y la ventana estaba velada por el agua y yo soplé y te vi y ése fue el
día en que empezó la suerte.
Me
llevo el gusto del vino en la boca (Por todas las cosas buenas, decíamos,
todas las cosas cada vez mejores que nos van a pasar).
No
me llevo ni una sola gota de veneno. Me llevo los besos cuando te ibas (no
estaba nunca dormida, nunca). Y un asombro por todo esto que ninguna carta,
ninguna explicación, pueden decir a nadie lo que ha sido.
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3 comentarios:
Escribió tb hermosos cuentos infantiles. Hay en toda su obra un marcado aliento poético y un gusto marcado por la geometría de las palabras, su dimensión espacial de cuerpos en movimiento. Tal vez se trate de una aplicación al terreno de la escritura de sus muchos saberes relativos al arte del balompié.
Pues yo tampoco conocía nada de su obra de ficción. Me ha gustado este cuento. Gracias.
Tuve la suerte de coincidir el último medio año de vida laboral con Sílvia Brando cuando ella trabajaba ya en la Cooperativa Abacus de la UAB. ¡Qué gran librera!, me alegra que la menciones Fernando.
Me acuerdo que comentaba de Galeano que lo que tenía de buen escritor no lo tenía de buen marido, pero unos ojos...
Saludos desde Barberà, Fernando,
Guri.
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