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"Buenos propósitos"
En todo caso, si después de haber sido uno te conviertes en otro, ya siempre seréis dos.
Juan José Millás
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El lunes dejó de fumar. El martes empezó el régimen. No tuvo mucho problema para apuntarse al gimnasio el jueves, después de haber ido a trabajar andando el miércoles. Empezó a sentir las agujetas el viernes por la tarde, mientras hacía cola para ver si su nombre aparecía en las listas de la escuela de idiomas. El sábado lo pasó en casa, malhumorado y roto, agotado después de la limpieza general que incluyó baños y trastero. A las once de la noche del domingo, mucho después del partido, con el enésimo cubata de Dyc cola en la mano y el cigarro en la boca, apurando la segunda ración de orejas con tomate, comentó a sus amigos, desde el desgarro y la sinceridad más profundos, hay que ver, cago en la hostia, qué largas se me han hecho estas dos semanas.
"Tq 1webo"
Había asumido más mal que bien que su chico (como se decía ahora, por muy ridículo que a ella le resultara) no iba a sorprenderla nunca con unos Louboutin, o unos Manolo Blahnik, recién salidos de Sexo en Nueva York o de Cosmopolitan, y había acabado por reconocer ante los gestos adustos de sus amigas, que su chico no iba a pagar jamás la cena, ni las copas, y que por muy bien que guisara, y por muy a gusto que se estuviera una en casa cenando de tupper, los placeres gastronómicos de comer fuera de casa estaban cada vez más lejos a no ser que ella asumiera todos los gastos. Y una noche de confesiones con sus compañeros de trabajo, hombres estables, casados hace mucho, con hijos, que le habían ido tirando los tejos año tras año con la costumbre sin esperanza de las cenas de empresa, terminó por aceptar que todos los viajes tendría que organizarlos ella, e incluso conducir, y hasta hacer las maletas si no quería encontrarse en Groenlandia con dos pareos y un bikini. Pero lo que terminó con su relación no fue nada de lo anterior, ni siquiera las miradas ni los gestos ni los comentarios despectivos de todo su círculo. Bien es cierto que ella no había esperado nunca de ninguno de los hombres que había conocido una declaración de amor en toda regla, y que dejaba para sus lecturas íntimas a Garcilaso y Quevedo, pero lo que no pudo soportar de ninguna manera fue ser despertada en mitad de la noche por un verso que parpadeaba en la pantalla del móvil, y que hubiera tenido su aquel, si ella lo hubiera entendido, o no hubiera tenido que ponerse las gafas de cerca para leer esa canción de amor desesperada que su chico le enviaba vete tú a saber desde qué garitos nemorosos, colinas plateadas, grises alcores o cárdenas roquedas, el silbo de los botellones sonorosos que centelleaba en el verso heptasílabo tq 1webo, tía, vocativo incluido.
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Han pasado diez años y diez kilos desde entonces. Agosto se reflejaba en todas las columnas y las cigarras hacían vibrar las hojas de los olivos. Aunque aparezco sola, el mundo entero estaba de vacaciones, nos rodeaban los autobuses y apenas había tiempo para contemplar nada. En la fotografía se respira una tranquilidad inexistente. A ambos lados los turistas esperaban para no interrumpir igual que hacíamos nosotros a cada paso, pero qué importaba. Estaba cumpliendo un sueño, conocer el lugar donde se había hablado el idioma que yo enseñaba. Disfrutaba simplemente estando allí, recordando el Ágora leído, cerrando los ojos para no ver el Partenón invadido de bárbaros. La mochila estaba llena de recuerdos, sobre todo hojas de laurel. Acabábamos de visitar Delfos y yo había formulado un deseo en cada piedra, sin prestar atención a quienes se quejaban del calor y la monotonía de las ruinas. Aún no había cumplido los treinta y sentía que me quedaban demasiadas cosas por hacer y que Grecia no era más que el principio de un largo viaje sin renuncias, sin escalas, soltando lastre. Ahora ya no enseño griego, y el viaje me devolvió a una Ítaca feliz, en la que acuno a mi hijo con cuentos sobre Delfos. He de decir que el oráculo atendió todas mis peticiones, eso sí, de la forma particular en que los dioses complacen a los humanos. No en vano, además de inmortales, son mucho más sabios y suelen reírse de nosotros. En definitiva, el hombre no es más que el sueño de una sombra.
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"Despedida"......
Vete a tomar por culo, Teresa, me escribió en el móvil.
Solo un poeta como él podía despedirse en endecasílabos.
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21 comentarios:
Muy buenos los microrrelatos de Pilar Galán. Le debo un par de sonrisas.
Muy buenos, sí. De dónde ha salido esta chica?
Había leído sus cuentos largos y sus novelas, y el teatro, pero no conocía esta faceta de Pilar. Me quedo con tq1webo y con el de los buenos propósitos, y con el de los endecasílabos. Me gusta el humor que desprenden, el descreimiento
Muy buenos, sí pero a mí lo de "Vete a tomar por culo" me suana a decasílabo. La dialefa ahí (y con acento en la séptima, claro), como que no. Un buen "Mari Tere" lo arreglaba...
Un abrazo.
¡Me han encantado! Me seduce esa hiperrealidad sin dramatismos, sin asperezas, limpia y sanamente con las gotas ácidas de un limon sin edulcorantes.
Gracias, Fernando, sigo descubriendo unas letras que invitan a seguir.
Un abrazo,
Montse.
Lo misterioso, Anónimo, no es de dónde ha salido Pilar, su curriculum lo explica, sino por qué te amparas en el anonimato para hacer ese comentario. Tendría que venir el Dr. Freud y explicárnoslo. En fin.
Anónimo para una anónima que no lo es tanto.
Les Luthiers en estado puro.
Y tal.
Gracias por el descubrimiento, le has ganado una lectora a Pilar.
Como te leo desde el reader no suelo entrar a comentar, pero... te leo.
Por cierto, Gino es Rubert, con U. Un excelente, inquietante pintor.
Gracias, Arati, corrijo el error.
Saludos.
No la conocía. Me gusta mucho. ¿Quién puede ir leyendo al ritmo que nos traes nuevas lecturas? Un abrazo.
Gracias a todos por los comentarios y por las sugerencias. Yo sí que os debo un par de sonrisas.
Pilar
has ganado otra lectora para Pilar. Muchas gracias, Fernando
Genial, Pilar, como siempre. Un abrazo desde Moralia, ciudad de la acción y de esas orejas a la plancha que aparecen por ahí.
Un beso.
El de "Despedida" es genial, aunque teoricamente la frase de despedida no es un endecasilabo... No creo que sea problema arreglarlo... Muy buenos minis...
Emociones reconocibles y desgarradoras y desenlaces vitales y esperanzadores. El humor como escapatoria. Buenos relatos.
Qué alegría saberte embarcada en La nave -de larga y tumultuosa travesía- con la risa todavía por tq 1webo y los que le siguen.
Besos
Emilia
La pena es que "vete a tomar por culo, Teresa" NO es un endecasílabo, como puede comprobar cualquiera que cuente las sílabas. Son 10. Hay sinalefa, una muy grande, en "vete a". Además, aunque fueran 11 sílabas, que no lo son, tampoco sería un endecasílabo, y mucho menos uno de un poeta, porque los acentos estarían mal puestos. En fin, ya sé que es un detalle, pero si la gracia del microrrelato está precisamente ahí, y luego resulta que la autora no ha contado bien...
En suma, Octavio, Luis y el último e innecesario Anónimo, podríamos decir que el poeta es un grosero y que Teresa no sabe medir los versos. Pero me parece que Teresa, con su comentario (¿a quién va dirigido?), trata de ponerlo en su sitio, de tratarlo de poeta burdo. El que ella no sepa medir los versos resulta un detalle curioso, digno de tenerse en cuenta, pero lo importante en la historia me parece que es lo otro.
Yo creo que tiene razón Fernando. Y que la gracias de la historia está en la frase un poeta como él.
Y que tampoco entiendo por qué los comentarios son anónimos, con lo fácil que es poner tu nombre. En fin.
Es mi primer comentario en mi primera visita a tu blog, que no hubiera conocido sin la recomendación de Pilar. Yo soy de ciencias, como se decía antes, así que no entiendo mucho de sinalefas. A lo mejor lo que importa no es si es o no endecasílabo, o sea, si las sílabas están o no bien contadas. Yo creo que lo que importa es contar el cuento bien.
Te seguiré leyendo, Fernando. Y a Pilar, y a los otros blogs que aparecen aquí.
Muy buen trabajo.
Gracias a todos, anónimos incluidos, por vuestros comentarios y sugerencias. Se las transmitiré a Teresa, que si considera poeta a un energúmeno así, muy poco sabe de métrica, o quizá se ríe de él al llamarlo así, y también se lo diré al poeta, que a lo mejor sí sabe de sinalefas, pero muy poco de romanticismo.
Gracias
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