domingo, 1 de marzo de 2009

RUBÉN ABELLA

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--------"Ficciones"
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Alguien se sentó junto a él en el autobús y abrió una novela.
En sus páginas pudo leer cómo un hombre en gabardina se acercaba a una mujer en una esquina de luz macilenta. No llegó a saber qué le dijo, pues tuvo que levantarse a toda prisa para no pasarse de parada.
Caminó un trecho por la acera desierta, envuelto en el eco nocturno de sus propios pasos. En la esquina de las calles Bravo Murillo y Naranjo vislumbró a una mujer que esperaba bajo una farola enferma. Se acercó a ella con las manos hundidas en los bolsillos de la gabardina. Quiso hablarle, pero no le salieron las palabras. Ella lo miró con tristeza y dijo:
—Deberías haberte bajado en la siguiente, cariño.
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--------"Revelación"
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Por casualidad ella entra en la cafetería Riofrío y ve a su amante en una mesa del fondo, charlando con unos amigos. Lo conoce desde hace dos meses y está muy ilusionada, pues intuye que por fin ha encontrado al hombre de su vida, alguien que la entiende y la respeta, que colma sus anhelos más íntimos, dentro y fuera del lecho. Pide un cortado en la barra. Saca del bolso el teléfono móvil y, con la piel sublevada, viéndolo sin que él la vea, lo llama para darle una sorpresa y, por qué no, proponer una cita rápida en el cercano hotel NH. En la cafetería empieza a sonar una insulsa melodía electrónica. Él mira la pantalla del teléfono, pero en vez de contestar se la muestra a sus amigos y, con un gesto burlón, corta la llamada. Ella, desconcertada, llama de nuevo. Vuelve a llenar el aire el soniquete machacón y sin matices. Él corta otra vez la llamada. A continuación teclea un mensaje y, antes de enviarlo, lo hace circular por la mesa para que todos lo lean. Ella lo recibe unos segundos más tarde: “Estoy reunido, amor. Luego te llamo”. En la mesa no paran de reírse. Llega el cortado. Presa de un temblor repentino, ella deja unas monedas sobre la barra y se va sin probarlo.
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* Rubén Abella ha sido finalista del último Premio Nadal con su novela El libro del amor esquivo. Estos microrrelatos forman parte del libro inédito Los ojos de los peces.
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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Execelentes microrrelatos: Rubén Abella me cautivó con su "No habría sido igual sin la lluvia" y ahora sigue demostrando su talento.

Ernesto Calabuig dijo...

Los dos microrrelatos permiten que nos asomemos a una "historia completa" esbozada sin embargo en unos breves trazos. En ese sentido me parecen realmente puros, ajustados a lo que uno espera de la microficción: que no se quede en una broma, guiño "intelectual" o juego de palabras, sino que CUENTE. Enhorabuena

Javier Quiñones Pozuelo dijo...

Execelentes los dos. Si acaso, prefiero el segundo, lo veo más redondo, más conseguido, sobre todo porque muestra muy bien la mezquindad del amante que alardea, el desprecio y la injuria y, cómo no, fruto de todo ello el desengaño al descubrir la verdadera naturaleza de la relación. Comunica muy bien la sensación de desamparo y de soledad, también de rabia, de la mujer engañada. Enhorabuena, Rubén y a ti, como siempre por la parte que te toca, también por elegirlo, Fernando; muy buena la entrada sobre ese genio que era Pepe Rubianes. Un abrazo, Javier.

Carlos dijo...

Muy bueno me recordo a alguien?!?!

Killervane dijo...

Me gusto el segundo. Me recordo, de algun modo a Manganelli (mi cuentista favorito). Espero que no te moleste que lo diga.