jueves, 25 de septiembre de 2008

Dadá sigue provocando

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En esta casa, dice la leyenda, fue inaugurado el Cabaret Voltaire y fundado el Dadaísmo el 5 de febrero de 1916.
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Los políticos de derechas nunca ha sabido cómo tratar la cultura, y por la noticia que ahora nos llega no ocurre sólo en España. Esta vez, un partido conservador suizo ha propuesto un referéndum, ya saben que los suizos todo lo deciden mediante referéndum, para retirarle la subvención al mítico Cabaret Voltaire, donde Tristan Tzara y Hugo Ball fundaron el Dadaísmo. En el local, situado en el casco antiguo de Zúrich, muy cerca de donde vivieron Georg Büchner, Lenin y Joyce, hay ahora un bar librería donde se organizan conciertos y exposiciones, y una pequeña tienda en la que se venden objetos relacionados con las vanguardias. Parece ser que el local es frecuentado al año por 18.000 personas, aunque -por fortuna- el día que lo visité, no había nadie. Los políticos conservadores aducen que allí no se respeta ninguna norma estética ni institucional, con lo que demuestran, entre otras cosas, que desconocen lo que fue el Dadaísmo. Y es que no sólo son toscos sino incultos. Pero, benditos sean, si todavía siguen escandalizándose con los graffiti, los cuadros de Marilyn Manson o una subasta de bancos y edificios públicos en la red.
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P.D. Tras el referéndum celebrado en Zúrich el último domingo de septiembre, el 65´1 % de los votantes decidieron seguir subvencionando cuatro años más las acitividades del renacido Cabaret Voltaire, con lo que la derecha, presentada en esta ocasión por el SVP-UDC, no consiguió que se cerrara el local.
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* Las fotos son de Gemma Pellicer.
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3 comentarios:

María Jesús Siva dijo...

Supongo que los políticos conservadores ignoran que existe una norma que es no tener normas y quizá sea la más civilizada siempre que se respete la posición ideológica de cada cual, sea la que sea, cada uno decide vivir con sus propias "normas" las que hacen que sea más feliz o más luchador o más pacifista o más lo que sea.
Seria una pena que un lugar asi desapareciera. No tengo la suerte de conocerlo pero creo, por lo que usted cuenta, que se respira una tolerancia absoluta y me da la impresión que quien allí acude lo hace bajo esa norma.
Besos.

Elena Casero dijo...

Benditos sean y que les dure mucho tiempo. Entretanto podrían aprender algo más.

hombredebarro dijo...

Quizás lo que voy a decir se vaya por la tangente, pero yo jamás subvencionaría a un dadaísta y si fuese dadaísta tampoco me dejaría subvencionar.