miércoles, 13 de agosto de 2008

Las dimensiones del microrrelato

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¿Cuántos caracteres, cuántas líneas, debe tener un microrrelato? Quizá sea ésta la pregunta que más veces me hayan formulado en los últimos años, en las clases, en conferencias y ahora aquí, en el blog.
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A mí me parece que la cuestión no habría de plantearse en esos términos, y -sobre todo- se trata de una pregunta que un narrador no debería hacerse nunca. Opino que los autores urden sus textos al calor de sus necesidades, y buscan adoptar la forma más adecuada, sea poema, aforismo o microrrelato, en relación con lo que deseen contar. Hallar esa forma precisa, esa dimensión adecuada, para desarrollar su historia, constituye, pues, una de las diversas tareas a las que se enfrenta y que habrá de solventar de la mejor manera posible.
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Sin embargo, el microrrelato, al igual que el cuento, no se define a partir de su brevedad, que también (no existen microrrelatos de cinco páginas, ni cuentos de ochenta, se diga lo que se diga), sino por medio de la radical intensidad y precisión con que se cuenta la historia. De todas formas, y como mera indicación caprichosa, sin más valor, a mí me gusta decir que el microrrelato debería ocupar, como máximo, la extensión de una página, para poder visualizarse de un solo vistazo, como si mantuviera ciertos rasgos de la poesía visual. No en vano, quizá sea el poema el género del que más cerca se halle, al compartir ambos numerosos efectos y procedimientos retóricos.
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* Alberto García-Alix, Jill, la mujer de goma.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Uff, pero es que ni lo de poder visualizarse de un solo vistazo es al final definitorio, porque, si no recuerdo mal, para el Por favor, sea breve de Páginas de Espuma se marcó el límite en 33 líneas. Supongo que esas son las que -por defecto- muestra Word como "una página" y que cumplía con ese presupuesto visual (que no me parece desacertado). Sin embargo, después, claro, como las maquetas causan estragos o hacen maravillas, los que cumplían con las 33-al-límite, plof, se convierten, claro, en dos páginas y ahí ya no hay disparo a bocajarro ni flash de azufre que valga como micro. Pero en fin, sí. Que esta complicado.

Al final, el hiperbreve en lo que se va a parecer al poema -sobre todo- es en las discusiones que crea alrededor suyo: "¿De verdad esto es un puto poema?"

Saludos, Fernando.
P.

Fernando Valls dijo...

En suma, Paul Viejo, que conozco una pila de microrrelatos buenos que tienen más de una página.
Algunos teóricos hispanoamericanos se han empeñado en distinguir distintas formas narrativas brevísimas según el texto tenga 1 línea, 5 ó 33. A mí me parece que es como partir un pelo en cuatro, un ejercicio inútil.
Lo que no me gusta nada, permíteme que lo comente, es el nombre de hiperbreves. ¿Hiperbreves qué; hiperbreves patatas? Espero poder dedicarle, en el futuro, una entrada a la denominación del género. El caso es que si el microrrelato cuenta una historia, y esto es lo imprescindible, me parece que debería incluir en su nombre el término cuento, relato o narración. ¿No te parece?

Anónimo dijo...

Lamento no contribuir con algo constructivo a este debate. Me preocupan muy poco las dimensiones del microrrelato. Mi opinión es que las definiciones se han inventado para los términos científicos. Se puede y se debe definir una magnitud, un peso, una distancia, etc. Pero en el terreno del arte siempre caben matices que difuminan las fronteras entre los géneros. Ya resulta complicado distinguir entre poema en prosa y prosa poética, así que la extensión de un relato me temo que siempre será cuestión de gustos, o de necesidades editoriales. De todas formas, lo que yo alcanzo a escribir no pasa de la media página. Y siempre que puedo, permanezco fiel a la consigna de explicar una historia. Y, dentro de mis facultades, procuro que cumpla el requisito de Ana Mª Shua: que muerda.

Anónimo dijo...

Sí, sí, completamente de acuerdo (¿se usa cada vez menos lo de hiperbreve o es sólo una sensación mía?). Igual que lo de partir un pelo en cuatro. Completamente de acuerdo.

Estaría bien esa entrada sobre la denominación.

Isabel dijo...

Estoy satisfecha con la explicación y de acuerdo con lo que debe contener el microrrelato: intensidad, precisión y que se lea de un sólo vistazo. Y para mí, de ahí que me defina por su brevedad, no debe contar una historia, debe sugerirla con fuerza para que el lector la imagine. Para contar ya está el cuento, largo o corto. Me seduce un micro como me seduce una buena foto o, como decís, un buen poema.
Gracias Fernando.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Estoy contigo en que no debemos medir el microrrelato: siempre habrá uno más corto, hasta el silencio (con lo que volveríamos a la vieja fusión con la música y la plástica). Y siempre habrá uno más largo que sea un microrrelato también.
¿Recuerdas los antiguos debates sobre novela y relato largo/breve?
Yo, ahora, veo micorrelatos en esos espacios virtuales que te permiten generar sólo pequeñas frases para comunicarte con un grupo.
Y hasta en las cajetillas de tabaco: "Fumar mata". Toda una historia.
Saludos.

Carlos Frontera dijo...

También yo había leído que las 33 líneas marcan la frontera entre un microrrelato y un cuento. En algún punto había que establecer el límite, supongo.
En cualquier caso, no considero baladí la distinción entre microrrelato y cuento (o relato). La diferencia está, creo, en la intención. Un microrrelato está más cercano al poema, como bien indicas, pero sin olvidar que debe contar una historia (aunque simplemente la sugiera, como ha apuntado alguien). El microrrelato debe provocar una reacción inmediata en el lector, a mi modo de ver le debe golpear en el estómago, y no acaba con la última palabra: tiene que seguir rondando en la cabeza del lector durante un tiempo (los buenos permanecen para siempre).
Al ser un término reciente, la definición no está todavía cerrada, y es frecuente encontrar bajo la denominación de microrrelato a meros aforismos o ingeniosos juegos de palabras.
Coincido contigo en la apreciación de que es un asunto que el narrador no debe plantearse, al menos a priori. Lo fundamental para el narrador es tener una historia, unos personajes, encontrar el tono adecuado… luego ya se verá si han sido 23 líneas o 458 páginas.
En definitiva, se trata del mismo asunto de siempre: seguimos obsesionados con el tamaño (la mía es más larga, era hasta ahora la ambición; el mío es más corto, parecer ser la de muchos narradores contemporáneos).
Saludos.

Marga Iriarte dijo...

Las definiciones para los términos científicos, de acuerdo. Quien tenga devoción por el método y el respeto a las normas de las categorias literarias, tal vez escriba divinamente un microrrelato, formalmente perfecto pero, como diría Ramazzoti, sin alma. Creo que lo esencial es contar una historia y contarla bien. Cavvazzoni tiene escrito un libro interesante, Vida breve de idiotas- y ahora he caído que son microrrelatos-lo he leído sin percatarme del género.

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Quizás un microrrelato deba aunar las dos esencias de un fuego fatuo: brevedad y fulgor. Y en eso sí que es afín a la poesía, Fernando.
Saludos.

Anónimo dijo...

Lo que pasa, Antonio Serrano, es que si nos quedamos con la brevedad y el fulgor (que me parece muy muy acertado), estamos usando la misma definición de Valente para el ochenta por cierto de su obra poética (con los mismos términos). Y claro, se trata no sólo de aceptar el parentesco del cuentín con el poema, sino de diferenciarlos.
Y de hacerlo por algo más que mera intuición. O si no, no tener necesidad de diferenciar ningún género, ¿no?

Para dentro de poco, en cuanto acabe el verano, sé que se nos vienen los micros de Carlos Vitale (en Candaya) y de Juan Pedro Aparicio (en Páginas de Espuma). ¿Alguién sabe de más libros de microrrelatos que estén por llegar?

Fernando Valls dijo...

Gracias a todos, Paul Viejo, Padeante, Isabel, Pedro, el Viajero Solitario, Ida y Antonio.
Parece que hay dos asuntos que generan dudas, por lo que acaban sobresaliendo entre los demás: la utilidad de las definiciones de los términos literarios, o artísticos; y si el microrrelato cuenta o sugiere una historia. El segundo me parece algo más fácil de resolver, puesto que el microrrelato, por su propia naturaleza, más que contar, sugiere una historia, como decís vosotros. Esa precisión me parece bien.
Del otro tema, me ocuparé en una entrada aparte, en breve.
¿Nuevos libros de microrrelatos? Que yo sepa, un amplia antología de los microrrelatos de Juan Ramón Jiménez, al cuidado de Teresa Gómez Trueba, con el título de `Cuentos largos y otras prosas narrativas breves´ (Menoscuarto) y dos libros, sin título definitivo aún, uno de Ginés S. Cutillas, en Los Cuadernos del Vigía, de Granada, que tan buena labor hace, y otro de Francisco Silvera, también en Menoscuarto.

Anónimo dijo...

Coincido contigo, Fernando: el microrrelato no es cuestión del número de palabras, sino de la intensidad para sugerir una historia en una distancia corta. Tu precisión de una página me parece acertada como regla general: después de todo, las reglas están hechas para violarlas...

Juego de Cartas de Max Aub dijo...

Luis Torres hablando de microrrelatos dijo:'Para explicarlo de alguna forma es como cuando encendemos una cerilla, primero, un chispazo; luego, la llama se extingue fugaz y, finalmente, esa quemazón en los dedos’.
Estoy totalmente de acuerdo que un buen microrrelato va más allá de lo meramente escrito. Todos esconden una historia mayor detrás.

Saludos y abrazos desde el sur,
Ginés

Fernando Valls dijo...

Ginés, me parece una buena y original definición. Pero, ¿quién es Luis Torres?

Juego de Cartas de Max Aub dijo...

He aquí una pequeña biografía del tal Luis.
http://www.prpop.org/biografias/l_bios/LuisTorresNadal.shtml

Abrazos,
Ginés

Sergio P. Migoya dijo...

Veo, Fernando, que coincides con Lauro Zavala, Luisa Valenzuela y otros sobre cuál podría ser el posible límite de extensión, si fuese necesario marcar uno. Al menos, tiene una justificación razonable. Añadiría entonces que en un texto publicado en internet, ese límite sería el de una pantalla. De todos modos, voy en la línea de quien piensa que es tontería buscar esos límites. Más que nada, porque lo que define una minificción es más su síntesis que su brevedad. Que una cosa suela llevar a la otra ya es aparte.

Sobre el nombre que darle, prefiero el término 'minificción', que es el más aceptado en latinoamérica, más que nada para reforzar la idea de que es un género propio y alejarlo del cuento o relato.

Salu2...

Fernando Valls dijo...

Sergio, no en toda Hispanoamérica se utiliza minificción. Por ejemplo, en Argentina suelen usar microrrelato, buena prueba es que las dos únicas antologías existentes sobre los narradores argentinos, las de Laura Pollastri y David Lagmanovich, llevan en el título la palabra microrrelato y no otra. Pero, incluso, la de Javier Perucho, se subtitula Antología del microrrelato mexicano. Y te doy un último ejemplo, para no abrumarte, la de David Lagmanovich, profesor argentino, que antologa textos de todos los países de habla hispana, también utiliza en el título la palabra microrrelato, y no otra.
En cualquier caso, lo importante es que son dos cosas distintas. Una fábula, un aforismo y una greguería, e incluso un poema breve, son también minificciones. En cambio, el microrrelato es un texto narrativo breve, que excluye a todos esos géneros que acabo de citar.
Gracias por tu intervención.

Sergio P. Migoya dijo...

Efectivamente, Fernando, es que no he dicho que sólo se use el término minificción en Hispanoamérica, sino que es el más aceptado. Es cierto que el de 'microrrelato' también es muy usado, pero no tanto. Me dices unas cuantas publicaciones en las que se usa ese término y por muchas que añadas siempre te podré decir otras tantas y más que usan 'minificción'. Como un ejemplo interesante, te puedo decir que los hasta ahora cuatro congresos internacionales celebrados sobre el género usan el término 'minificción' (el V Congreso Internacional de Minificción se celebra en noviembre en Neuquén). De todos modos, en mi clasificación particular también estoy de acuerdo en que 'minificción' y 'microrrelato' son cosas distintas, pero no en cómo tú las diferencias. 'Minificción' lo uso para referirme al género, del que el microrrelato puro sería uno de sus subgéneros, es decir, un microrrelato es una minificción, pero una minificción no tiene por qué ser un microrrelato. Pero no considero que una fábula, una greguería, un aforismo, un poema breve, un epitafio, una viñeta, un graffiti o cualquier texto por que sea breve, sea una minificción. ¿Qué pasa entonces? Que uno de los rasgos de la minificción es su carácter proteico e híbrido, en el que se pueden aprovechar las estructuras formales de esos tipos de texto. Pero un texto con forma de aforismo o poema corto sólo es minificción si narra, esto es, si directa o indirectamente hay una historia en ellos o la posibilidad al menos de que el lector construya la suya a partir de esos textos. En definitiva, que no todo texto corto es una minificción. Una posible definición sería la de un texto narrativo y ficcional que, independientemente de la forma en que se presente, tiene como rasgo diferenciador la síntesis y los recursos que se utilizan para obtenerla (intertextualidad, figuras de omisión, insinuación,...)

Salu2 varios, Fernando :)