miércoles, 9 de enero de 2008

ANTONIO CARVAJAL

A Francisco Javier Martínez Medina

Granada, día de la Virgen de la O del 2007

Querido amigo:

Tu humilde y solitaria lucha se merece un poema de los que se puedan leer, incluso, en las clausuras, me decías. Aquí llevas uno, para abrir boca, con cierto regustillo medieval, como conviene al personaje, y algo de danzón a la manera de Lope de Vega; texto para solista y coro (éste sólo debe intervenir con el pie quebrado, "monseñor"), admite ser dicho por varios solistas, según varían las consonantes, de modo que el juego resulte clamor. Es obra colectiva, resultado de aportaciones de diversos (se nota, sobre todo, en la corrección que sigue al único vocablo malsonante hoy, jodido, tan común en los siglos áureos, pues Mateo Alemán lo recoge en su Guzmán de Alfarache: Una cristiana vieja encuéntrase en la calle con una cristiana nueva, ésta en avanzado estado de gestación:
-¿Cómo se encuentra vuesa merced?
-Más jodida que nunca.
-Como que lleváis el judío dentro).
Báilase al son de zambombas y castañuelas. Algunos pasajes admiten soplos de la chía.

Que tus empachos y embriagueces sólo sean de felicidad.
Un abrazo,
Antonio Carvajal


CANTIGA DEL ARZOBISPO
-ORDINARIO DE GRANADA-
CONDENADO POR UN JUEZ

Bienaventurados los que sufren
persecución por la justicia

Puesto que sois ciudadano,
monseñor,
español, no vaticano,
monseñor,
y habéis cargado la mano,
monseñor,
contra un quizá primo hermano,
monseñor,
pues el cura coincide en el nombre con vos
y en el primer apellido,
y ya que lo habéis jodido
-entiéndase, maltratado-,
casi casi calumniado,
de sus cargos suspendido
y de salario privado,
heos aquí por el juez condenado
(de modo provisional,
ya lo sé, pero maldita
la gracia que vuestro exceso
de autoridá y malas artes
tienen, pues es la soberbia vicio capital,
madre siempre de algún mal
que acaba arrrasando con ambas las partes),
moderáos, monseñor,
cuidad la lengua y el gesto,
monseñor,
que no puede un palimpsesto,
monseñor,
judicial ni volveros la fama ni haceros honor.

Para el pueblo soberano,
monseñor,
sin confesión o cristiano,
monseñor,
no parecéis buen pastor.
Os lo digo con respeto,
monseñor,
porque entiendo que discreto,
monseñor,
en siriaco cuanto en vida,
monseñor,
seréis. Tensaos la brida,
monseñor,
que no es bien que mancilléis
ni la lengua en que leéis
ni el puesto en que ejercéis
católica autoridad:
Con descosidos o rotos,
monseñor,
un poco de caridad
dirá más que las lenguas sujetas a votos
vuestra calidad.


* En el 2003, Francisco Javier Martínez, arzobispo de Granada, y miembro de Comunión y liberación, movimiento católico ultraconservador, intentó impedir la publicación de un libro sobre la catedral de Granada, financiado por Cajasur y coordinado por el canónigo Martínez Medina, experto en patrimonio de la Iglesia. Éste acudió a la justicia civil y lo denunció, consiguiendo por primera vez que un prelado se sentara en el banquillo de los acusados. Un juzgado de Granada ha condenado al arzobispo a pagar una multa de 3.750 euros por coacciones e injurias, sentencia que sentará jurisprudencia. Pero como consecuencia de la disputa con su superior, Martínez Medina ha sido suspendido a divinis, privado de su cátedra y de la canonjía que ocupaba; o lo que es lo mismo, de empleo y sueldo. El arzobispo, quien lo acusó de ser un mal sacerdote, lo amenazó con lindezas de este jaez: "¡Con látigo te enseñaré a obedecerme!".
Pero lo que, en realidad, se está juzgando en este caso es el derecho de los sacerdotes a poder acudir a la justicia civil, a tener derechos, ya que el prelado pretendía convertir la disputa en una cuestión interna de la Iglesia que debía decidirse mediante el derecho canónico.




* Antonio Carvajal, autor de la carta y el poema inéditos, es profesor de la Universidad de Granada, miembro de la Academia de Buenas Letras de esa misma ciudad, y uno de los mejores poetas españoles de las últimas décadas, por cuya obra, entre otros galardones, ha obtenido el Premio de la Crítica. Entre sus libros más destacados se encuentran Tigres en el jardín (1968), Serenata y navaja (1973), Extravagante jerarquía (1983) y Testimonio de invierno (1990).

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