Esta tarde, a las 7, mantendré una conversación con el narrador LUIS LANDERO, en el Museo de Arte Español Contemporáneo (c/ San Miquel, 11) de Palma de Mallorca.
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Pocos escritores españoles han iniciado su trayectoria narrativa con una novela tan perfecta como Juegos de la edad tardía (1989), con la que Luis Landero obtuvo el Premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa. Landero nació en 1948 en Alburquerque (Badajoz), en una familia de campesinos que emigró a Madrid en 1960, donde el futuro escritor, antes de licenciarse en Filología Española, desempeñó diversos oficios, desde aprendiz en un taller mecánico a guitarrista. Durante años impartió clases en un instituto de bachillerato y posteriormente en la Real Escuela Superior de Arte Dramático, en la que acaba de jubilarse. También ha sido profesor invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos).
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Es autor, además, de otras cuatro novelas: Caballeros de fortuna (1994), escrita quizás con demasiada presión tras el éxito de su primera obra; El mágico aprendiz (1999); El guitarrista (2002) y Hoy, Júpiter (2007), en las cuales podemos advertir cómo su mundo narrativo, su estilo, ha ido evolucionando hacia la sencillez y la esencialidad, convirtiéndose en uno de los mejores novelistas españoles de las últimas décadas. El gran tema de su obra, compuesta a base de variaciones sobre los mismos motivos -Landero es, sobre todo, un contador de historias-, gira en torno a la frustración que genera en el individuo el no haber llegado a ser lo que anhelaba. Así, en Juegos de la edad tardía, novela cervantina, Gregorio Olías se convierte en Faroni para soñar con la vida –lo que llama el afán- que no ha logrado llevar en la realidad. Lo curioso es que el personaje ha acabado convirtiéndose en un arquetipo, hasta el punto de que se ha creado el Círculo Cultural Faroni, que convoca un concurso internacional de microrrelatos. Incluso el mismo autor ha utilizado el seudónimo de Faroni para publicar algunas piezas de este género, como la célebre “Breve historia de la literatura universal”.
Es autor, además, de otras cuatro novelas: Caballeros de fortuna (1994), escrita quizás con demasiada presión tras el éxito de su primera obra; El mágico aprendiz (1999); El guitarrista (2002) y Hoy, Júpiter (2007), en las cuales podemos advertir cómo su mundo narrativo, su estilo, ha ido evolucionando hacia la sencillez y la esencialidad, convirtiéndose en uno de los mejores novelistas españoles de las últimas décadas. El gran tema de su obra, compuesta a base de variaciones sobre los mismos motivos -Landero es, sobre todo, un contador de historias-, gira en torno a la frustración que genera en el individuo el no haber llegado a ser lo que anhelaba. Así, en Juegos de la edad tardía, novela cervantina, Gregorio Olías se convierte en Faroni para soñar con la vida –lo que llama el afán- que no ha logrado llevar en la realidad. Lo curioso es que el personaje ha acabado convirtiéndose en un arquetipo, hasta el punto de que se ha creado el Círculo Cultural Faroni, que convoca un concurso internacional de microrrelatos. Incluso el mismo autor ha utilizado el seudónimo de Faroni para publicar algunas piezas de este género, como la célebre “Breve historia de la literatura universal”.
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Tiene en su haber, asimismo, un brillante libro de artículos: ¿Cómo le corto el pelo caballero? (2004), en el que se recogen algunas de las mejores piezas publicadas en el diario El País. Con una de ellas obtendría en 1992 el premio de periodismo Mariano José de Larra. Y un volumen de ensayos: Entre líneas: el cuento o la vida (1996), donde se aprecia lo gran lector que siempre ha sido, en deuda con Cervantes, Chéjov, Kafka y Faulkner, por sólo recordar a algunos de sus autores predilectos. No en vano, ha declarado en alguna ocasión: “El escritor nace del lector; lo fundamental es ser lector. El escritor ya vendrá después”.
Tiene en su haber, asimismo, un brillante libro de artículos: ¿Cómo le corto el pelo caballero? (2004), en el que se recogen algunas de las mejores piezas publicadas en el diario El País. Con una de ellas obtendría en 1992 el premio de periodismo Mariano José de Larra. Y un volumen de ensayos: Entre líneas: el cuento o la vida (1996), donde se aprecia lo gran lector que siempre ha sido, en deuda con Cervantes, Chéjov, Kafka y Faulkner, por sólo recordar a algunos de sus autores predilectos. No en vano, ha declarado en alguna ocasión: “El escritor nace del lector; lo fundamental es ser lector. El escritor ya vendrá después”.
* La foto de Luis Landero es de Iván Giménez.
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3 comentarios:
¡Qué suerte, Fernando, estar con Landero! Para mi gusto es uno de los mejores novelistas actuales. Pocos novelistas me han fascinado tanto desde la primera línea que leí. El libro que citas, Entre líneas, cuya primera edición, con dibujos de Javier Fernández Molina, es una maravilla tipográfica, debiera ser de lectura obligatoria para cualquiera que aspirase a enseñar literatura (en instituto y universidades).
Por cierto, hay que agradecer a la Fundación March que haya puesto a disposición de todos los cientos de conferencias que allí se han dado desde sus inicios hasta hoy. Es un material sonoro de auténtico lujo. Es decir que los que no pudimos estar ayer en "l'illla de la calma" os podremos escuchar y re-escuchar en formato mp-3.
Un saludo. JP
"El escritor nace del lector", estoy de acuerdo, la mejor escuela y la mejor inspiración para escribir es la lectura.
Admiro mucho a Luis Landero. He tenido la gran suerte de estar con él compartiendo tertulia en dos, de los cafés literarios que se organizan donde vivo. Es cercano y amigable, se ríe mucho y crea un ambiente acogedor que hace que el tiempo vuele sin que te des cuenta. Le encanta contar anecdotas de su infancia, las buenas y las malas, las que le ponen triste de repente cuando recuerda la relación con su padre.
En su libro: Hoy Júpiter, hay una especie de reflexión,sencilla y real:
"-¿Por qué a la gente le cuesta tanto ser feliz?
-Lo cotidiano trae consigo lo excepcional, sin que te des cuenta."
Buen encuentro. Ya nos contarás.
Saludos.
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