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"Mi esquizofrenia"
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Mi esquizofrenia va de mal en peor: mi segunda personalidad dice que, como no se lleva bien con la primera, se aliará con la tercera para mitigar su soledad. La primera, entretanto, alega que, por más esfuerzos que hace, no logra congeniar con la segunda, razón por la cual formará alianza con la cuarta, habida cuenta de que si la tercera se lleva bien con la segunda, es imposible que se lleve bien con ella. Afortunadamente, me he podido mantener al margen de esta absurda disputa y no he sido involucrado en lo que, a todas luces, es una malsana maraña de incomprensiones.
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"Mi esquizofrenia"
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Mi esquizofrenia va de mal en peor: mi segunda personalidad dice que, como no se lleva bien con la primera, se aliará con la tercera para mitigar su soledad. La primera, entretanto, alega que, por más esfuerzos que hace, no logra congeniar con la segunda, razón por la cual formará alianza con la cuarta, habida cuenta de que si la tercera se lleva bien con la segunda, es imposible que se lleve bien con ella. Afortunadamente, me he podido mantener al margen de esta absurda disputa y no he sido involucrado en lo que, a todas luces, es una malsana maraña de incomprensiones.
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*Armando José Sequera (Caracas, 1953) es escritor y periodista. Con Evitarle malos pasos a la gente ha obtenido el premio Casa de las Américas (1979); y con Teresa, el Canta Pirulero (1998). Ha cultivado la literatura para niños y jóvenes, por lo que en el 2006 fue nominado en Suecia para el Premio Astrid Lindgren. Es uno de los más significativos escritores de microrrelatos de Venezuela y de toda la América hispana, y como tal aparece en las más prestigiosas antologías. Este microrrelato inédito forma parte de su libro El último rastro del fuego.
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4 comentarios:
Vuelvo a empezar el día con uno de esos textos que levantan el ánimo, servido nuevamente por un autor que desconocía. Yo soy de los que empiezan a leer la prensa por la última página, pero este microrrelato es hoy mi titular de primera plana. Admiro especialmente esas siete “m” que el autor acumula en el párrafo final, y que lo hunden en un auténtico pantano fonético, del que el protagonista logra salir indemne.
Juego, ironía y consideraciones especulares: tres de los ingredientes que me gusta saborear (y cocinar) en un microrrelato. Excelente autor.
Curioso micro, todo un juego de palabras. Interesante.
Estupendo y divertido relato. Alejémonos de esta disputas por sanidad mental.
Besos
Alba
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