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"En primavera"
"En primavera"
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El viejo llevaba todo el invierno muriéndose, pero era una muerte de cartón piedra. Hacía aspavientos y gritaba armando tal revuelo que la familia ya no le tomaba en serio. Y le decían que sí, que sí, como a un niño chico. “Eres peor que Manuel que sólo tiene tres años”, le decía su hija. El viejo, a veces, estaba cansado y le apetecía rendirse, pero todas las células de su cuerpo se le rebelaban. Entonces, apretando los puños, aseguraba que esa maldita zorra no se lo iba a llevar tan fácilmente.
El viejo llevaba todo el invierno muriéndose, pero era una muerte de cartón piedra. Hacía aspavientos y gritaba armando tal revuelo que la familia ya no le tomaba en serio. Y le decían que sí, que sí, como a un niño chico. “Eres peor que Manuel que sólo tiene tres años”, le decía su hija. El viejo, a veces, estaba cansado y le apetecía rendirse, pero todas las células de su cuerpo se le rebelaban. Entonces, apretando los puños, aseguraba que esa maldita zorra no se lo iba a llevar tan fácilmente.
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Una madrugada de marzo, en una de sus frecuentes visitas al baño, escuchó unos pasos ligeros en el pasillo; era ella. Una sombra esbelta entrando en la habitación del nieto. La siguió sigiloso y permaneció en el umbral observándola, ella miraba al niño fascinada. Estaba hermosa, ¡tan hermosa!, en esa débil luz del final de la noche. El niño se removió, quizá su presencia inquietaba sus sueños. Le acarició la mejilla y el pequeño se arrebujó con la colcha. El viejo supo entonces que ella tenía frío y necesitaba calor y compañía; le pareció frágil, después de todo. De repente comprendió. “Eso sí que no”, se dijo. Y, al fin, en esa madrugada limpia y fría de primavera se entregó a ella. Ya no temía su acercanza, la anhelaba. Se dejó hacer sin un grito ni un gesto, en silencio.
.....Una madrugada de marzo, en una de sus frecuentes visitas al baño, escuchó unos pasos ligeros en el pasillo; era ella. Una sombra esbelta entrando en la habitación del nieto. La siguió sigiloso y permaneció en el umbral observándola, ella miraba al niño fascinada. Estaba hermosa, ¡tan hermosa!, en esa débil luz del final de la noche. El niño se removió, quizá su presencia inquietaba sus sueños. Le acarició la mejilla y el pequeño se arrebujó con la colcha. El viejo supo entonces que ella tenía frío y necesitaba calor y compañía; le pareció frágil, después de todo. De repente comprendió. “Eso sí que no”, se dijo. Y, al fin, en esa madrugada limpia y fría de primavera se entregó a ella. Ya no temía su acercanza, la anhelaba. Se dejó hacer sin un grito ni un gesto, en silencio.
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* Miniautobiografía de Rosana Alonso (Madrid, 1964). "No vivo del cuento pero afortunadamente tampoco vivo para trabajar; trabajo para vivir; punto. Dedico las horas estrictamente necesarias e indispensables a mi trabajo como analista de laboratorio en un hospital de Madrid. Desde que aprendí las primeras letras comencé a amar la lectura. Desde entonces llevo recorridas miles de páginas, me apasiona leer; y como efecto (o quizá sea causa, vaya usted a saber) también me gusta escribir. Escribo desde siempre con más o menos fortuna y con rachas de abstinencia literaria debido a oscuros motivos. Me he apuntado a varios talleres literarios y los he terminado aplicadamente. Últimamente escribo bastante (cuento, micros, desvaríos…), suelo dejar mis escritos en barbecho y luego los rescato para dejarme sorprender y mejorarlos. En el 2009 gané la VII edición del Concurso de Relatos Mínimos Diomedea. No tengo blog por falta de tiempo. El pobre sufriría desnutrición literaria".
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* El cuadro es de Edvard Munch.
.....* AVISO. Espero más textos Pro acercanza, en verso o prosa. ¿Alguien conserva o puede localizar un chiste de Mingote sobre la acercanza?......
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3 comentarios:
Felicidades, Rosana. Entrañable relato. Qué apetencias las de la dama, qué fascinación por la infancia ¿verdad? Recuerdo el fallo del VII Diomedea . Ya anoté mis felicitaciones entonces, para los dos finalistas y para tu texto: Cambio climático. Te animo a crear un espacio, y poder seguir leyéndote.
Un abrazo,
Montse.
Hola Rosana:
Interesante presencia de esta "intrusa" (Maeterlink dixit) que se aproxima al niño para obligar al "viejo" a tomar la única decisión que le quedaba.
Que la "intrusa", además, llegue con el alba, ya te lo comentaré cuando te decidas de una buenísima vez a construirte un blossss.
Diomedea nos presentó y en la nave de Fernando volvemos a tener esta acercanza. Una gran alegría volverte a leer.
un abrazo,
chau,
hugo
Gracias Montse(compartimos entorno laboral, por lo que veo) y Hugo(un placer compartir podio con tu texto en el VII Diomedea, tu micro era una atípica historia de fantasmas muy bien contada). Quizá algún día tenga tiempo para mantener vivo un blog.
Metí el microrrelato en el horno y quedó bien tiernito...
Gracias a Fernando por dar cabida en su blog tanto a profesionales como a noveles.
Un saludo
Rosana Alonso.
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