José María Merino, Juan Pedro Aparicio y Luis Mateo Díez han recorrido casi medio mundo con su Filandón, que consiste en una lectura comentada de microrrelatos, de los que existe una edición en Rey Lear, con el título de Palabras en la nieve. Mañana lunes, día 19, a las 7´30, estarán en el Instituto Cervantes de Berlín.
El martes, día 20, Javier Marías leerá fragmentos de su novela Los enamoramientos en el cine Babylon, en el barrio de Mitte, a las 8 de la noche. La entrada cuesta 12 euros.
Y el 11 de abril se proyecta el documental de Laura Sipán, Sobre la misma tierra (http://www.acud.de/), en el ACUDkino 1, a las 7 de la tarde.
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* En la foto aparecen José María Merino, Juan Pedro Aparicio y Luis Mateo Díez junto al monumento a Marx y Engels en Alexanderplatz. La foto es de Gemma Pellicer.
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4 comentarios:
¿Merino, Aparicio y Mateo Díez? Eso sí es un trío. Lástima no estar en Berlín para verlos. Entre otras cosas, claro. Abrazos, Fernando.
Un nuevo y fabuloso Círculo de Berlín, como aquél que propugnara el positivismo lógico en las primeas décadas del siglo pasado. Éste más ficcional y más insurrecto, más libre y emocionante, hasta la victoria final.
Hablo de literatura también, claro.
Estupenda la foto de Gemma, inmejorable el trío de maestros.
Hola Fernando:
Más allá de que me muero de ganas de estar en Berlín, me llama la atención la fotografía de de "Los tres junto a Marx-Engels", concretamente, la forma de levantar el puño de los tres. Entiendo la ironía que alienta la foto. Esas pétreas figuras de Marx-Engels dan para mucho Marx sentado -¡¡cuántas fotos se han hecho entre las piernas de ese hombre-y Engels que parece más su mayordomo que su colega intelectual.
Ahora bien, te mencionaba la forma de levantar el puño de los tres. Merino parece festejar un gol de la Cultural Leonesa, te diría más, parece festejar el gol que cierra una remontada y definitivamente el partido. Sin embargo, la forma de cruzar las piernas desmienten la actitud de quién está en un campo de fútbol con tribuna de frío cemento vil y en jornada matinal de tercera Regional.
Al pobre Aparicio le tocado aparecer entre las piernas de Marx y eso es muy difícil de asimilar, porque casi te convierte en el nieto preferido de un abuelo en una foto familiar de posguerra. Y así pues, su puño se mueve entre la formalidad que exige la foto -no exento de una evidente timidez- y todo lo contrario, su puño cerrado con los nudillos expuestos -a diferencia de los otros dos que muestran los dedos cerrados sobre la palma de la mano- compone lo que sería casi la guardia media de un boxeador sólo desactivada, en este caso, por la laxa pasividad de su mano izquierda -se entiende como guardia media clásica la que guarda costillas e hígado, la guardia alta es la que cubre ojos y cabeza, la combinada que es la que va constantemente de cabeza a costillas y la guardia baja que, o bien busca el clinch o es la que precede a la lona, el K.O. o la toalla-.
Pero el que me sorprende hasta la perplejidad -y como marxista irredento que soy no deja de provocarme una gran sonrisa- es Mateo Díez. Su puño levantado a media barbilla, la camisa remangada por debajo de la muñeca, la americana vestida casi a cuerpo gentil -en contraste con los abrigos de los otros- los dedos apretados sobre la palma de la mano es, sin duda, el que mejor compone la figura, tanto, que parece a punto de arrancarse con la primera estrofa de la Internacional. Su mano izquierda en el bolsillo cierra muy bien la ironía que manifiesta el conjunto de la foto: monumento pétreo, el color, las sonrisas -esas tres barbas blancas!!- y esas tres formas de levantar el puño que, afortunadamente, expresan una magnífica irreverencia.
pido disculpas por la extensión de mi comentario sobre la foto y no sobre el texto, pero las fotos en ese monumento del pasado realismo stalino, me pueden.
salut,
hugo
Me parece estupendo que mantengan el filandón vivo. La tradición oral es lo único que nos abraza con lo que realmente fuimos. Ya empezaron allá por 1984 con esta película:
http://www.youtube.com/watch?v=ExhIBF729Aw
Espero que se hayan llevado una rebeca, que me han dicho que en Berlín, por las tardes, refresca.
Saludotes
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