Equinoccio de otoño
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Me despierto tan temprano que mi cama está llena de lagartos. Al incorporarme se han quedado inmóviles, con los ojos clavados en mí. La persiana está a medio bajar, la habitación casi a oscuras y el cielo al otro lado se distingue cubierto. Los lagartos son de color verde mestizo, un poco amarillos; motas marrones les cubren el cuerpo, como a las hojas en otoño. Después de la pausa continúan lo que estaban haciendo, meten bien el hocico entre las hojas caídas. Se mueven con cuidado para que las hojas no crujan.
...La muda
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Salgo de mi cuerpo para meterme en un cuerpo nuevo. Mi cuerpo antiguo, al que acuno como si fuera un niño pequeño, permanece caliente en mis brazos. Hueco. La piel es suave, rosada, tersa. No quiero dejarlo atrás cuando me marche; pero mi cuerpo antiguo ya no pesa, ya no sirve de nada, tan solo está lleno de aire.
....Alas de papel
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Estoy sentada en una bañera de agua caliente. En la esquina pegada al techo se amontona un enjambre negro y compacto. Vuelan despacio, forman una espiral que gira lentamente. Cierro los ojos y meto la cabeza dentro del agua. Diez segundos. Al salir todo el espacio está cubierto de mariposas negras, bellísimas, crujen sus alas en el revoloteo. Muchas caen de improviso, agotadas, y sus cuerpos quedan flotando en el agua.
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* El cuadro es de David Hockney y la foto de Rafa Turnes......
1 comentario:
Me han gustado mucho estos seis sueños de Mariana, tan maravillosos en sentido literario como perturbadores. Sueños para saborear despacio.
Un abrazo para los dos
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