miércoles, 31 de julio de 2013

Budapest, por XIMENS

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El peregrino que llegara a Budapest por el lado occidental lo haría por Buda, tendría que ascender una colina fortificada desde la época romana y al coronarla se encontraría a sus pies con un río tan ancho que bien pudiera llamarse mar. Enfrente contemplaría una extensa vega sembrada de templos y palacios, otra ciudad con amplias avenidas como surcos. Si otro peregrino llegara a Budapest por la parte oriental lo haría por Pest, y no necesitaría atravesar la urbe para divisar en el horizonte unas colinas con ciudadelas y bastiones como flotando en el agua. En cualquier caso, ambos peregrinos se encontrarían en la isla Margarita, pues por allí pasa el Camino Magiar a Santiago. Después de descansar se sentarían a contemplar el curso acelerado del Danubio, el transitar de embarcaciones portando mercancías y no sabrían qué era más hermoso, si Buda a su derecha o Pest a su izquierda. No les extrañaría que con la construcción de los puentes ambas ciudades se casaran en una, y uno de esos puentes, el de las Cadenas, sirviera de alianza. Es posible que alguno de aquellos viajeros decidiera quedarse a vivir allí, como lo demuestra los sucesivos pueblos que lo hicieron: romanos, magiares, otomanos, austriacos, alemanes, rusos y en los últimos años los «erasmus».
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Pest desde el Bastión
Desde la colina de Géllert
El Parlamento desde Buda

  
 Palacio de Buda y Puente de las Cadenas
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Si eres un turista digital que piensas llegar y pasar volando unos días en Budapest, como en cualquier guía turística encontrarás los principales puntos de interés, a mí me gustaría señalarte estos otros. Pasea por la orilla del Danubio al amanecer y el atardecer —mejor en buena compañía, como era mi caso—, si no eres romántico, lo serás. Si quieres disfrutar de un festival para la vista, especialmente en su proyección nocturna, contempla Pest desde el Bastión de los Pescadores, Buda desde el Puente de las Cadenas, y al atardecer, desde la colina Gellért, Budapest y su cicatriz de agua. Transita sin rumbo, te sorprenderás de la cantidad de Cariátides y Atlas soportando el peso de la historia; ellas, como siempre, hermosas y relajadas, y ellos, exagerando el esfuerzo y mostrando músculo. Si te gustan las películas de espías, introdúcete por los portales de los edificios que primero fueron señoriales y luego convertidos en comunitarios en la época soviética; hallarás patios interiores desconchados, en blanco y negro, como corralas con miedo. Si te apasionan los viajes en el tiempo, la Línea 1 del Metropolitano te hará viajar a principios del siglo XIX, por vagones que parecen de juguete y estaciones de hierro y de madera, declarados Patrimonio de la Humanidad. Si quieres conmoverte, en la Sinagoga, la segunda más grande del mundo, encontrarás el epígrafe de un zaragozano, Ángel Sanz Briz, cuya historia te hará creer en el hombre. Si te apasiona la música, no dejes de tomarte unas cervezas en el bulevar de Liszt rodeado de gente guapa. Y si eres un escriba sin nombre o de esos que aún no han subido a La nave de los locos, es imprescindible que visites la estatua que nos homenajea: Anonymus.
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El Parlamento
Anochece en el Danubio
La estatua de Anonymus: Escriba sin nombre
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El viajero que abandona la ciudad lo hace como el agua del Danubio, por ese deseo de llegar al mar, de conocer otras ciudades, de peregrinar a Santiago, pero sabe que en el futuro volverá a Budapest, aunque sea en sueños de lluvia sobre la isla Margarita.
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* Javier Jiménez (Ximens) (Talavera de la Reina, 1953) es licenciado en Informática. Ha publicado relatos en diversos libros colectivos, los últimos en De antología, la logia del microrrelato, de Editorial Talentura. Mantiene el blog Montes de Toledo.
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** ESPERO QUE ME MANDÉIS CRÓNICAS DE VIAJES O COMENTARIOS SOBRE UNA CIUDAD QUE OS GUSTARÍA VISITAR...
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19 comentarios:

CDG dijo...

Me he acordado de Claudio Magris.
Saludos.

Javier Ximens dijo...

Muchas gracias, Fernando, por publicar la crónica. Nunca pensé, a primeros de julio, que entre las barcazas del Danubio estuviera tu Nave. Budapest, una ciudad para visitar sin prisas.

Fernando Valls dijo...

Pues, sí Javier, la segunda semana de junio estaba yo en Budapest viendo casi lo mismo que tu viste y perdiendo los pies a trozos de tanto caminar..., a pesar de los tranvías, el metro y los autobuses que circulan bien por toda la ciudad. A ver si encuentro tiempo y hago también una entrada sobre Budapest. Saludos.

Beatriz AA dijo...

Muy sugerente aproximación a esa gran ciudad que no conozco.

Un abrazo

Pedro Herrero dijo...

Una crónica muy trabajada, Ximens, panorámica y llena de sensibilidad. Fiel a tu estilo. Tomo nota de llevar calzado adecuado, cuando deba enfrentarme al reto de patear ese inmenso escenario.

Loli Pérez dijo...

Ximens me ha encantado visitar Budapest con tus palabras y las fotos que nos has dejado, gracias por tu estupenda crónica.

Abrazos

Isabel Martínez Barquero dijo...

Una ciudad que estoy deseando conocer. Tu crónica no ha hecho más que avivarme las ganas
Abrazos para los dos: Ximens y Fernando.

Marcos dijo...

Gracias por acercarnos esta preciosa ciudad. Tomo nota de tus sugerencias, pues es un objetivo a cumplir.

Elysa dijo...

Hermosa crónica. Una no puede evitar sentir nostalgia de algo que no ha visitado pero que gracias a las palabras de Ximens parece que me haga sentir que he estado allí.

Besitos

Paz Monserrat Revillo dijo...

Budapest es una de las ciudades( dos en una) más hermosas que he visitado. Yo tengo debilidad por visitar las sinagogas, y la de Budapest es espectacular, posiblemente la mejor.Si además se consigue escuchar en directo música Klezmer, visitar el impresionante museo de artes aplicadas, o pasear por uno de esos parques decadentes con marquesinas modernistas, te trasportas a otro tiempo , a otra cadencia. Me ha gustado el reportaje y me ha parecido muy original la perspectiva verbal que has utilizado, Ximens.

Rosario dijo...

Una bonita crónica que invita sin duda alguna a conocer Budapest.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

No conozco Budapest y me alegro de haber ido de tu mano hasta allí, Don Javier; como peregrino -que nunca seré- y como turista -que espero llegar a ser-

Me alegra que Fernando te haya embarcado, una vez más, en su nave.

Un abrazo a ambos.

Susana Camps dijo...

Qué alegría encontrar a Ximens por aquí... lástima que llego tarde. Igual, un fuerte abrazo y gracias por el "revival" (aunque yo visité la ciudad deprisa y mal, esta crónica supera con mucho mi recuerdo).

Javier Ximens dijo...

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios y a Fernando por publicar la crónica.
Budapest es sin duda una ciudad para visitar despacio, sin prisas, alternando las visitas culturales, los conciertos, el folklore, etc., con el paseo, los baños termales, la lectura de su historia, su comida y sentado en terrazas "ver pasar a la gente".

César Augusto Pacheco dijo...

Gracias por tu bella crónica, Ximens. Me has hecho disfrutar de Budapest a través de tus maravillosas palabras. Un gran abrazo.

Towanda dijo...

Hola, Ximens.

No conozco Budapest, aunque ha sido delicioso ir leyendo tus descripciones y tus apreciaciones.
Me han gustado especialmente las dos partes en que te refieres al Danubio, ocon ese transitar de embarcaciones, o ese paseo por la orilla al atardecer y en tan buena compañía.

El Danubio tiene magia y, a pesar de que a su paso por la ciudad muestra un color verde, seguro que tú lo viste de color azul, como solo los enamorados (o los borrachos -según cuentan las leyendas-) son capaces de verlo.

Un abrazo muy grande.

FRANCISCO RODRIGUEZ TEJEDOR dijo...

Pues no conozco Budapest. ¡Y ya me han entrado ganas de conocerla! ¡Y pasear por la ribera del Danubio en buena compañía! Gracias por eso, amigo y un abrazo.

virgi dijo...

¡Ah, Ximens, magnífico!
Estuve un rato justo en medio del Danubio, inmenso, poderoso, mientras las cadenas me dejaban soñar con columpiarme en ellas.
Besos

sisinio h dijo...


Ximens,
Lindas fotos. Me ayudan a rememorar
un viaje que hice por allí hace ya algún tiempo.