Asístí a un excelente concierto de música del Renacimiento español, con piezas del Cancionero de Palacio, Francisco de la Torre, Juan del Encina, Francisco de Peñalosa, Gabriel Mena, Luis de Milán, etc., a cargo de la Capella de la Torre, dirigidos por Katharina Bäuml, a la que se han sumado en esta ocasión la soprano Regina Kabis y el tenor de Gerona, José Pizarro Alonso. Se celebró en una de las salas del Radial System, lugar más o menos de culto en el antiguo Berlín este, junto al canal, aunque demasiado caluroso en estas fechas, paliado el calor por algunos abanicos que lucían los más previsores. A pesar del clima había unas cien personas que aplaudieron a rabiar a los músicos y cantantes. Pero mientras disfrutaba de la música, interpretada con instrumentos de la época tales como el oboe antiguo y el laúd, de las insinuantes letras de "Pase el agua", "Tres morillas", "Entra mayo y sale abril" o "Rodrigo Martínez", no he podido dejar de pensar -en especial mientras entonaban "Triste España sin ventura", de Juan del Encina, canción compuesta con motivo de la muerte del hijo de los Reyes Católicos- que ya que a los alemanes no les vamos a enseñar economía, ni modales, ni tampoco vamos a venderles nuestra tecnología punta (abanicos, botijos y fregonas), y puesto que ya nos compran naranjas, vino, hortalizas y algo de aceite y fruta, podríamos exportarles también lo mejor de nuestra cultura, no solo el cine antropológico de Almodóvar, pues, curiosos y entendidos, siempre la reciben con gusto.
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2 comentarios:
Menudo complejo de inferioridad, Fernando. ¿España sólo fabrica "abanicos, botijos y fregonas"? En algunas cosas hemos sido líderes, como en trasplantes, y si dejamos de serlo será por culpa de la falta de inversión y por la crisis, en la que precisamente Alemania no nos ha ayudado sino todo lo contrario.
Ojalá tengas razón, anónimo Martín, pero me temo que...
Saludos.
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