martes, 12 de mayo de 2009

¿Carver o Lish?

.....
.....
La editorial Anagrama publicará el próximo año Los principiantes, de Raymond Carver (1938-1988), que es como -en realidad- se llamaba su primer libro de cuentos, antes de que el editor de Knopt, Gordon Lish, los sometiera a una severa poda, suprimiera una tercera parte del texto, y le cambiara el título al volumen, por el que lo conocemos: De qué hablamos cuando hablamos de amor (1981). Y aunque Carver se resistía a aceptar los cambios, el éxito inmediato del libro debió de hacerlo dudar. Ahora sabremos hasta qué punto la virtudes que le venimos atribuyendo al narrador norteamericano eran suyas o se las debe, en parte, al menos, a su editor, con el que más tarde rompió. Baricco ya defendió a Carver, en su momento. Ahora Quim Monzó ha terciado en la cuestión, sorprendiéndose de que dejara que el editor interviniera tanto en sus textos.
....
Que los editores trabajen con los autores, comentando o sugiriendo cambios, me parece una sana costumbre que se practica poco entre nosotros, aunque ya sepamos que las intervenciones de los editores mejoraran, en su momento, títulos de novelas de Eduardo Mendoza (La verdad sobre el caso Savolta se llamaba Soldados de Cataluña) y de Álvaro Pombo. Con todo, en libros de entidad literaria, dejemos los best seller aparte, no recuerdo ningún caso similar en el que la intervención de un editor haya sido tan profunda y decisiva. No sé si será necesario recordar que Carver es uno de los escritores de relatos más influyentes de las últimas décadas, no sólo a través de su propia obra, sino debido también a la influencia que el norteamericano ejerció en grandes narradores ingleses muy leídos en España.
....

3 comentarios:

Francisco Ortiz dijo...

Pues, la verdad, preferiría que los editores se dedicaran a editar y no a corregir, modelar a los autores.

Pepe Cervera dijo...

Fernando, échale un vistazo al siguiente enlace (http://seikilos.com.ar/seikilos/traducciones/principiantes-beginners-raymond-carver/)
¿Lo conocías?
Es sorprendente hasta qué punto consintió Carver que Gordon Lish metiera mano a su trabajo. Si acertó o no, es cuestión de puntos de vista. De todos modos, el que ahora se publiquen ese tipo de trabajos respecto a Carver creo que ni quita ni pone. Muchos son los escritores que llegados a un punto someten sus textos a la valoración de terceros en cuyo criterio confían.

Isabel González dijo...

Asesinaría a un mal editor. Mi reino por un buen editor. ¡Viva Gordon Lish! ¡Viva Carver! No sé si hubo una relación de jefe-subordinado o de trabajo en equipo. En todo caso y con perdón, me la sopla. Lo que importa es lo que queda. ¡Viva lo que ha quedado! Pepe, muchas gracias. Impagable el documento.