Los premios acaban valiendo lo que literariamente significan los libros que los obtienen, por lo que tendremos que esperar hasta que conozcamos el volumen del escritor Javier Sáez de Ibarra (Vitoria, 1961), quien ha ganado el I Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero, con Mirar al agua. Cuentos plásticos, compuesto por 15 cuentos y 21 microrrelatos. El galardón, que se convocará cada dos años, está dotado con 50.000 euros. El jurado, presidido por José María Merino y compuesto por Ana María Shua y Eloy Tizón, valoró “la ambición del libro y su diálogo entre la literatura y las artes plásticas contemporáneas, tema poco usual en nuestra práctica literaria”. En palabras de Merino, el libro de Sáez de Ibarra ha ganado “por unanimidad”, por ser una colección de relatos “llenos de frescura y novedad”, dada “la riqueza de registros de la obra, las historias interesantes narradas con perspectivas originales y una voluntad decidida de modernidad y experimentalismo”. Ana María Shua, por su parte, destacó la unidad temática de la colección de cuentos, en la que el autor presenta no sólo una “intención estética” sino también una propuesta “conmovedora”. Asimismo, Eloy Tizón mencionó que se trata de un libro ambicioso, del siglo XXI, porque mira hacia el arte contemporáneo, algo “poco frecuente” en la literatura española. “También son cuentos que duelen”, añadió Tizón.
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El jurado de los premios, si se sabe leer, suele decir mucho de las pretensiones del editor. En este caso, resulta impecable, pues lo componen tres maestros del género, aunque sólo echaría de menos la presencia de -al menos- un crítico, que muy bien podría haber sido José María Pozuelo, Juan Antonio Masoliver Ródenas, Santos Sanz Villanueva, Ángel Basanta o Santos Alonso, por dar sólo unos pocos nombres, entre otros igualmente posibles. Hay, sin embargo, algunos detalles en la convocatoria de este galardón, que me parece que podrían mejorarse. En primer lugar, el jurado tendría que haber sido siempre público. Si bien como escritor, puede confiarse en un jurado como éste, yo no estaría tan tranquilo con la mayoría de los que juzgan los premios que conceden las editoriales. Tampoco me parece una decisión acertada que el escritor no pueda presentarse con pseudónimo. ¿Cómo volverá ahora a Tusquets Luciano G. Egido? ¿Publicará Páginas de Espuma todos los libros finalistas? Si la respuesta es 'no', ¿querrán otros editores ser plato de segunda mesa? Creo que, y lo he comentado con autores de cuentos de reconocido prestigio, de haber existido la posibilidad del anonimato, algunos narradores importantes podrían haberse presentado, con lo que la calidad del certamen hubiera subido de nivel, y tanto los lectores como el editor y patrocinadores hubieran salido ganando. Lo cierto es que había esperado que la decisión del jurado tuviera una mayor repercusión en los medios tradicionales, quienes parecen empeñados en quedarse atrás cada vez que se les presenta una ocasión para demostrar lo contrario.
........El jurado de los premios, si se sabe leer, suele decir mucho de las pretensiones del editor. En este caso, resulta impecable, pues lo componen tres maestros del género, aunque sólo echaría de menos la presencia de -al menos- un crítico, que muy bien podría haber sido José María Pozuelo, Juan Antonio Masoliver Ródenas, Santos Sanz Villanueva, Ángel Basanta o Santos Alonso, por dar sólo unos pocos nombres, entre otros igualmente posibles. Hay, sin embargo, algunos detalles en la convocatoria de este galardón, que me parece que podrían mejorarse. En primer lugar, el jurado tendría que haber sido siempre público. Si bien como escritor, puede confiarse en un jurado como éste, yo no estaría tan tranquilo con la mayoría de los que juzgan los premios que conceden las editoriales. Tampoco me parece una decisión acertada que el escritor no pueda presentarse con pseudónimo. ¿Cómo volverá ahora a Tusquets Luciano G. Egido? ¿Publicará Páginas de Espuma todos los libros finalistas? Si la respuesta es 'no', ¿querrán otros editores ser plato de segunda mesa? Creo que, y lo he comentado con autores de cuentos de reconocido prestigio, de haber existido la posibilidad del anonimato, algunos narradores importantes podrían haberse presentado, con lo que la calidad del certamen hubiera subido de nivel, y tanto los lectores como el editor y patrocinadores hubieran salido ganando. Lo cierto es que había esperado que la decisión del jurado tuviera una mayor repercusión en los medios tradicionales, quienes parecen empeñados en quedarse atrás cada vez que se les presenta una ocasión para demostrar lo contrario.
El premio, organizado por Ribera del Duero y la editorial Páginas de Espuma, contó entre sus finalistas a Fernando Iwasaki, con España, aparta de mi esos premios; el guatemalteco Eduardo Halfón, con Los cuentos del cuartel; Juan Carlos Márquez, con Llegado el momento; el mexicano Pedro Ángel Palou García, con Demonios en casa; y Luciano González Egido, con Vísperas de la nada.
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El ganador, Javier Sáez de Ibarra, reside en Madrid, donde trabaja como profesor de Lengua y Literatura, y ha publicado dos libros de relatos El lector de Spinoza (2004) y Propuesta imposible (2008), ambos en Páginas de Espuma. En las declaraciones que ha hecho estos días a la prensa, ha destacado entre sus cuentos preferidos "La urraca cruza la carretera", de Ignacio Aldecoa, recogido en El corazón y otros frutos amargos, y "Cabeza rapada", de Jesús Fernández Santos, incluído en un libro con el mismo título. Respecto a los autores actuales ha manifestado su predilección por Hipólito G. Navarro, cuya última recopilación de cuentos, El pez volador (Páginas de Espuma), ha prologado. Jorge Luis Borges, Beckett, Kafka, Hemingway y el español Medardo Fraile se cuentan entre sus autores favoritos.
...Lee el cuento 'Mirar al agua', de Javier Sáez de Ibarra, ganador del I Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero.
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1 comentario:
Ya he leido el libro ganador, Mirar al Agua y me ha parecido soberbio.
Muy muy recomendable.
Un saludo
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