sábado, 21 de febrero de 2009

Ni cuentos, ni relatos, ni géneros de mal vivir...

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Mientras buscaba información en una prestigiosa Agencia literaria de Barcelona me he encontrado en su web con este anuncio:
"No aceptamos propuestas de poesía, cuentos y/o relatos".
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Parece, en fin, una perfecta muestra del poco aprecio de los agentes literarios por el género, como un tipo de literatura que no genera comercio alguno, por lo que sus autores no necesitan ni asesoramiento, ni representación legal alguna. Sí me agrada que el cuento, en su desgracia, al menos vaya de la mano de la poesía. En fin.....

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* El cuadro de Eduardo Arroyo se titula "Vestido bajando la escalera", oiginal remedo del célebre cuadro de Duchamp, motivo que espero poder tratar en otra ocasión en una entrada.
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11 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo peor, Fernando, es que esa agencia -Antonia Kerrigan, que tú por elegancia no quieres citar, pero yo sí lo haré- cuando llega el momento de pasar por caja, sí lo "acepta". Es decir, no acepta libros de cuentos, pero cuando sus autores tienen un libro de cuentos (y son varios cada año), aun cuando son ellos los que encuentran una editorial que los publique, la agencia gestiona, claro, los cobros.

No son pocos los adelantos (pequeños, eso sí) que cobra por los géneros que no acepta.

No son pocos ya los autores que quizá por eso que comentas han abandonado los servicios de esa agencia.

Pero ni es la única. Ni la culpa la tienen sólo ellas, eso lo sabes tú de sobra...

Un abrazo,
P.

Araceli Esteves dijo...

Me temo que "business is business" y que ni la poesía ni el relato deben dar dinero. He observado que mucha gente cree que ambos géneros son para los que no saben escribir en serio. Porque escribir de verdad, ya se sabe, es escribir una novela.

Anónimo dijo...

Desde luego no es la única agencia, Paul, Fernando, hace muchos años que me senté ante una buena agente con mis libros inéditos. “Vale, me dijo, la poesía no me interesa, ni el cuento”, y me devolvió el manuscrito de mi libro de cuentos, “y estas dos novelas son muy cortas, las guardamos aquí y me traes una novela de más de doscientas páginas. Luego ya veremos qué hacemos con las de ciento treinta”.

Nicolás Melini

Anónimo dijo...

Y una conocida agente -¿o agenta?- le dijo a un novelista que conozco qué era lo que deseaba que escribiera.Él, naturalmente, hizo lo que tenía que hacer.

Fernando Valls dijo...

Se supone que las agentes, la mayoría son mujeres (agentas suena fatal, pero las seudofeministas del negociado del lenguaje tienen poco oído), saben de números, de contratos, pero algunas -por lo visto- se las dan también de expertas en literatura. En fin, el caso es que, al final, ninguno estamos en nuestro sitio y así andan todo, manga por hombro...

Sergi Bellver dijo...

En todos los pasos del proceso "escribir-publicar" encuentras patanes, dealers, mercaderes, proxenetas, rara vez ángeles guardianes y, con suerte, gente con savoir faire. Quedan muchas ruedas dentadas en el mecano-Mercado, ruedas voraces. En el fondo, no me sorprende. Esta semana un editor me comentaba que la labor de ciertas bitácoras y la respuesta de ciertos lectores le está "quitando el miedo" a publicar cuentos... En fin.

Andrés Pérez Domínguez dijo...

El cuento se mantiene gracias a que hay un montón de gente que, a pesar de todas esas pegas, sigue (seguimos) escribiendo narrativa corta y gracias también a que hay lectores que la leen. Aunque no son demasiados, nos guste o no. Por las razones que sean, los libros de cuentos por desgracia no gozan del mismo favor de los lectores que las novelas, y esto es una cadena que enlaza con los distribuidores, libreros, agentes...
Y publicar cuentos no es nada sencillo. Por desgracia también.
Un saludo,

C.G. dijo...

Hace tiempo que asumí la penosa realidad de que la poesía está considerada, hoy en día, un género menor. No tenía la misma sensación con el cuento, pero por lo que comentáis parece ser que es así. Desde mi posición de simple lectora, creo que la gran mayoría de la gente busca en el acto de la lectura un simple entretenimiento, sin ir más allá.
Hace algún tiempo alguien me dijo... "Yo no leo nada que no sea un best-seller". Cuando te dicen algo así, y pasado el primer momento de perplejidad, empiezas a entender muchas cosas. Supongo, desde mi ignorancia en este tema, que las editoriales, sobre todo las "respetables", van en la misma dirección.
En fin, esperemos que alguien arriesgue, por el bien de los autores de estos mal considerados "géneros menores" y por extensión, de los lectores que buscan algo más que pasar el rato.

Un abrazo.

C.G. dijo...

Ay, perdón... Soy Carmen Garcés.
Es que se me olvida, Fernando. Lo siento...

Anónimo dijo...

Me gustaría conocer las razones por las que agencias y lectores prefieren la novela a la poesía o al cuento. ¿La razón será que novela es más "gorda" y han pagado más por más peso? No se pueden comparar más que en tamaño, nunca en calidad. ¿Será que los "géneros de mal vivir" requieren una atención que con frecuencia no necesita la novela? Dependiendo, claro, del novelista.
Tampoco interesan las memorias ni el ensayo. En cuanto a las primeras, el "pudor" de los memorables para con ellos mismos o el tiempo en que vivieron, es tiernísimo. Y el ensayo, qué horror, es pensamiento, filosofía o qué sé yo...

Hiperbreves S.A. dijo...

En fin, el sistema está montado de una manera en que el marketing impuesto y el nombre suelen tener un peso absoluto. Es una lástima que mucha gente metida de lleno en el mundo literario, ya sea como agentes o editores, se guíe únicamente por un criterio economicista. Señores, la literatura es un arte; si su objetivo es ganar sólo dinero ¿por qué no venden otra cosa? Latas de atún, por ejemplo.

Hace un tiempo vi esa advertencia de la "prestigiosa" agencia ¿literaria? Y la verdad es que me produjo una profunda preocupación. Les importa muy poco la calidad, serían capaces de rechazar obras sublimes en nombre del puro y duro negocio. Los prejuicios de unos cuantos cobardes con corazón de cartera, muy bien situados, impiden que la calidad se imponga. Eso sí, cualquier mierda de un autor conocido la presentarán/venderán como un clásico de todos los tiempos. Qué pena.

Cuando uno repasa las críticas literarias en los grandes medios, las recomendaciones de muchos popes de la literatura o el espacio dedicado a las nuevas obras en numerosos medios, siempre subyacen el puso interés empresarial y las conexiones de múltiples intereses económicos.

Afortunadamente, aún quedan agentes y editores preocupados por la buena literatura que no temen a los cuentos ni a los poemas ni a las novelas cortas y largas que no hablan de religión ni conspiraciones. Gracias a tantas personas que se arriesgan en nombre de la literatura. Gracias a personas que se arriesgan a no ganar demasiado, a ganar poco o incluso a perder algo. Gracias a ellos la literatura no se ha convertido en una sucesión de best sellers.

¿Lo de Kerrigan? Que les aproveche a ella y a sus herederos. Todo por la pasta.