sábado, 7 de febrero de 2009

Luis Romero ha muerto

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El martes pasado murió en Barcelona el escritor y ensayista Luis Romero (1916-2009). Le debemos un puñado de novelas, primero en castellano y luego en catalán, entre ellas, la todavía interesante La noria, con la que obtuvo el Premio Nadal en 1952, una narración con protagonista colectivo. Después ganó el Planeta con El cacique. Pero, sobre todo, lo recordaremos por su crónica Tres días de julio (1967), acerca del estallido de la guerra civil española. El autor solía contar que llegó al mundo de la guerra un poco por casualidad, puesto que partió de un encargo de la editorial Ariel, para escribir sobre el 19 de julio de 1936 en Barcelona, una jornada un poco agitada. Pero al ir conociendo la materia, les propuso ampliarla a los días 17, 18 y 19 de julio en toda España, en los que novelaba la historia. Muchos años después, en 1982, ganó el Premio Espejo de España, de la editorial Planeta, por su libro Por qué y cómo murió Calvo Sotelo, que podría leerse como un prólogo del anterior, pues se centra en la noche del 12 al 13 de julio, cuando mataron al político conservador. Pero, en esta ocasión, los hechos están tratados con absoluta sobriedad. Si nos fuéramos un país tan snob e intelectualmente acomplejado, su libro de 1967 hubiera sido considerado una excelente muestra de lo que entonces se llamaba nuevo periodismo.
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En 1936, Luis Romero era un joven de veinte años que estudiaba en Barcelona para convertirse en Perito Mercantil y que acabó alistándose en el bando franquista, formando parte luego de la División Azul. Al regresar, todavía con más ganas de aventura, se fue a París y más tarde a Buenos Aires, donde escribió su mejor novela, basada en sus recuerdos de Barcelona. Cuando volvió a España, definitivamente formó parte de las gentes de la revista y la editorial Destino, aunque -como se ha recordado estos días- fuera siempre un escritor al margen de las capillas y grupos, andando siempre por libre. En aquellas fechas, tras un desgradable polémica con Ian Gibson, hizo la siguiente confesión, que aquí extracto: "Yo no he sido nunca de derechas. Desde los diecisiete años vivo de mi trabajo, y así no se puede ser de derechas... Siempre he sido pobre. Tampoco tengo una mentalidad conservadora. Pero hice la guerra, y ahora que se ve lo espantoso que fue, tengo que decir que no me arrepiento de nada... Yo fui más yunque que martillo recibí golpes y los encajé. Estuve en la cárcel, en el campo de concentración y vi muy cerca la muerte. Pese a no ser de derechas, he tratado de comprender sus razones, que ahora son dificiles de entender, pero que dieron razón de lucha a media España. Estaban tan convencidos de que su posición, sus propiedades y su poder tenían origen divino, que lo que se les quebraba era algo más que la materialidad de las cosas... Era todo un sistema de vida. Creo que eran de una sinceridad dramática. La derecha tiene mala conciencia, y yo creo que está dispuesta a ceder algunas cosas. Lo que más me preocupa es la apetencia social de dinero y de poder, que va más allá de las clases dominantes, y lo que me hace sentirme más tranquilo es haber contribuido un poco, con mis novelas de tema social, a despertar esa mala conciencia en la derecha que, al fin y al cabo, es la que me ha leído".

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Su otro gran tema de investigación fue Salvador Dalí, a quien conoció en Cadaqués, en 1952. Sus crónicas en La Vanguardia sobre el verano artístico en el pueblo del Ampurdán eran esperadas por los lectores. Le dedicó varios libros, aunque el más logrado es Todo Dalí en un rostro (1975), obra en la que colaboró con el propio artista, quien compuso ilustraciones exprofeso para esta obra, que gira en torno al óleo "Torero alucinógeno". Luis Romero era una de esas personas que recordaba con cariño a Dalí, de quien siempre hablaba con elogios, recordando sobre todo lo bien que se lo habían pasado mientras hacían el libro. Fue autor, también, de una guía de la Costa Brava, con fotos de Català Roca. En los últimos años, empezó un libro de memorias que no sé en qué estado debió dejar. Aunque no tuve demasiado trato con él, me lo había presentado en varias ocasiones Alberto Blecua, de quien era amigo, ¿y quién no?, y con el que siempre nos deteníamos a charlar, pues se solía mostrarse como un hombre ameno, afable y campechano, de fácil conversación, a la que invitaba una leve sonrisa franca. Descanse en paz.
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10 comentarios:

Hiperbreves S.A. dijo...

Descanse en paz. Siempre quedará el consuelo de su obra.

Scripta manent (lo escrito permanece)

Anónimo dijo...

Leí "La noria" muy jovencito, de aquella colección de "nadales" y "planetas" que muchas familias progres gozaban mediados los ochenta (entonces, casi siempre, sí, podían disfrutarse buenas letras galardonadas; hoy cada vez más es un agravio pequeño-burgués tener algún premio reciente de esos en los anaqueles del hogar). Con apenas doce o trece años uno poco sabe de realismo social o posguerras dolorosas o métodos de supervivencia, pero aquella polifonía de la desolación me sedujo de una manera que no supe explicar entonces, de una forma que hoy, me temo, ha envejecido mal en mí como lector (no la obra, sino mi pulso al recordarla). Sea como sea, creo que el estilo de Luis Romero ha superado mejor la prueba del tiempo que Cela o Delibes, y su modernidad alcanza a Martín Santos, por ejemplo, quizá por la manera de trazar psicologías con recursos mínimos. Saludos nunca anónimos, Fernando.

PD: ¿alguien sabe qué ha pasado con el amigo Juan Yanes y su estupendo blog "Máquina de coser palabras"? Ruego explicación, si es posible.

Fernando Valls dijo...

Miguel Ángel, alertado por tu comentario, acabo de leer en los blogs de Lilian Elphick, Sergio Astorga e Izaskun, que Juan ha cerrado su bitácora. `Máquina de coser palabras´, no se me ocurre un título más afortunado para un blog, con esa combinación de textos literarios breves y fotos, era -para mí- uno de los mejores sitios literarias de la red. El primer día que lo visité, me encontré con un lema del poeta Ángel Crespo, con lo que pensé que acababa de desembocar en un espacio que iba a serme familiar. Esperemos que el parón haya sido temporal. Mientras no reaparezca, lo echaremos de menos.

Javier Quiñones Pozuelo dijo...

Fernando tu bitácora siempre me anticipa noticias, en este caso tristes, de las que luego acabo de enterarme por la prensa. Ahora que parece que se ha puesto de moda decir que la guerra civil española carece de una novela estilo "Vida y destino", me pregunto si quienes afirman eso habrán leído o no "El laberinto mágico", me acuerdo del estupendo libro de Luis Romero sobre la chispa que prendió el fuego en Barcelona; puede que no fuera una novela, sin duda no lo era, pero yo lo devoré como si de una novela se tratara. Muere Luis Romero, como tantos otros, muy olvidado y habiendo sido su obra escasamente valorada. Tal vez el tiempo le haga justicia, aunque en la vorágine devastadora en la que vivimos tengo mis dudas. Gracias, te las doy siempre, por acordarte de este y de otros escritores que lametablemente nos van dejando. Un abrazo, Javier.

oriol dijo...

Descanse en paz. Yo también leí "La noria" y me gustó mucho y tomé el libro como un modelo(entre otros) . Pero no leí nada más, tengo que leer otros libros de él que veo que son también importantes.

Un rincón apartado dijo...

Coincido contigo en que "Tres días de julio" es un libro memorable, imprescindible y desgraciadamente olvidado, a pesar de la reciente reedición preparada por Ariel. Y me apena mucho que a un autor tan excelente como Luis Romero se le haya hecho el vacío de esta manera. Yo mismo me topé casi por casualidad con la noticia de su muerte. En fin, este país es así...

Abrazos y enhorabuena por tu bitácora

José Ricardo March

Caminante dijo...

Te comunico que, sin tu previo permiso, acabo de poner un enlace a este artículo en homenaje a Luis Romero, que he publicado esta misma mañana. Disculpa por la premura. PAQUITA

Fernando Valls dijo...

No te preocupes, Paquita, las entradas están para que se difundan lo más posible, siempre que se cite la procedencia.
Gracias y saludos.

Miguel dijo...

Por la tela de araña que une los blog, he llegado al tuyo.

Gracias por lo escrito.

Era mi tío.

Un abrazo.

Miguel.

Anónimo dijo...

Luis Romero escribió el libro Tuda (sobre la División Azul) que tuvo dos ediciones y que yo sepa escribió dos artículos sobre el mismo tema:
Romero, Luis. LA CRUZ DE MADERA.
Narración aparecida en El Español en 1.953.
Romero, Luis. RECUERDOS DE UN DIVISIONARIO AZUL: LA HISTORIA SE HACE RECUERDO.
Tiempo de Historia, Madrid, nº 92-93, año VIII, julio agosto 82, pág 132 a 143.
Siempre he apreciado a este escrito (q.e.p.d.) ya que en su articulo de la revista Tiempo de historia al final dice algo asi como: Desde perspectivas políticas muy diferentes, si tuviera que utilizar la palabra arrepentimiento mentiría.
Me ha gustado lo que habéis escrito, saludos de Manuel Liñán