martes, 6 de enero de 2009

Eartha Kitt y el Premio Nadal


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Los Reyes Magos no se olvidaron de La nave de los locos. Nos han dejado como regalo estos tres vídeos de la cantante de jazz norteamericana Eartha Kitt, quien falleció recientemente, a los 81 años. Trabajó en el cine (por ejemplo, en Saint Louis Blues, con Nat King Cole), el teatro y la televisión y se hizo célebre con versiones como la que aquí os dejo de "C´est si bon", o mucho más tarde con "Where is my man?". Orson Welles, con quien mantuvo un romance, como se decía antes, la describió como "la mujer más excitante del mundo". En fin, no sé qué decir al respecto... El caso es que fue la reina del directo, una auténtica felina, que se movía como nadie en el escenario, del que era dueña y señora, ¡basta fijarse en cómo utiliza los ojos y las manos!, como puede apreciarse en el primero de los vídeos. En fin, este año nos han dejado carbón de la mejor especie, con ajonjolí...
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Hasta Berlín han llegado los rumores de que el nuevo ganador del Premio Nadal, que se falla esta noche, es Maruja Torres. La periodista y escritora ya ganó el Planeta en el 2000 con su novela Mientras vivimos. En esta ocasión forman parte del jurado Germán Gullón, Lorenzo Silva, Andrés Trapiello, Ángela Vallvey y Emili Rosales. Me imagino que echarán de menos a Antonio Vilanova, fallecido el pasado año, y miembro veterano del jurado, uno de los grandes críticos literarios de la postguerra, tanto de la literatura catalana como de la escrita en castellano, española. No hace demasiado tiempo, le pregunté a un buen amigo vinculado a la editorial por qué tenían un jurado tan insustancial, por qué no lo formaban con gente independiente y conocedores de la materia que juzgaban. Así singularizarían el Premio, puesto que sería el único que tuviera un jurado de verdad, y a lo mejor acertaban alguna vez, premiando una buena novela. La última obra de auténtica relevancia literaria que ha obtenido el Nadal ha sido Llámame Brooklyn, de Eduardo Lago, aunque parece ser que no es precisamente el libro que más ejemplares ha vendido. La respuesta que me dio fue tan realista cómo cínica. Me comentó: sí, Fernando, todo eso que me cuentas está muy bien, y seguramente tienes toda la razón, pero ese jurado que tú propones no se dejaría mangonear (no utilizó esta palabra, pero sí lo decía en ese sentido), no premiaría a quien nosotros quisiéramos para vender los ejemplares que la editorial necesita. En fin, mientras que el criterio para elegir el ganador sea la venta de libros, todo seguirá siendo una representación. Ojalá los pronósticos estén equivocados y le concedan el premio a un nombre nuevo, joven, ambicioso, que los hay, sin que vaya de ridimodelno, que traiga aires frescos a la narrativa.
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11 comentarios:

Nocturna dijo...

¡Me encantaron los videos, Fernando!

Tomás Rodríguez dijo...

Los premios se han convertido en una metáfora circular, que se repite cada año, que no se renuvea nunca. Un saludo, Fernando.
Tomás

http://tropicodelamancha.blogspot.com

María Jesús Siva dijo...

Pensaba que este era uno de los pocos premios que se salvaba de la falta de ética, algo imprescindible, a mi entender, que hay que tener a la hora de tan alta responsabilidad. Juicios como bueno, malo, correcto... que hay que tener claros y "libres" para valorar una obra.
Que triste.
Saludos

Anónimo dijo...

¡Qué pena! Me duele el desprestigio de este premio, que tanto pasado tiene y sobre todo por Laforet, Delibes, Ferlosio y Millás.

Fernando Valls dijo...

Bueno, no es una cuestión de ética, que también, sino de ventas. Hacen una inversión y tienen que recuperar el dinero con una novela que se venda, y no pueden poner un jurado de enteradillos que les agüe el negocio. Así de sencillo y crudo.
Saludos a todos.

Sonic Reducer dijo...

Hablas de los movimientos felinos de Miss Kitt y vaya que los tenía, pues fue la primera Gatúbela en la serie televisiva Batman.

Anónimo dijo...

"Las palabras perdidas", de Jesús Díaz, de esas pocas obras mayores que han obtenido algo en este premio en los últimos tiempos, y fue finalista.

Nicolás Melini

Fernando Valls dijo...

La verdad, Sonic Reducer (¡vaya nombres que os gastáis!), es que no sabía que EK hubiera participado en el Batman de la televisión.
Nicolás, tienes razón, la novela de Jesús Díaz es muy buena, mucho mejor que la ganadora de aquel año, bastante farragosa. Entonces le dediqué una reseña en La Vanguardia, con muchos elogios. Díaz, por otra parte, antes de trasladarse a Madrid, vivió muchos años en Berlín, dando clases en la Frei sobre cine, en inglés.

Anónimo dijo...

Lo conocí, Fernando. Era un gran tipo. Y su hermano, Rolando, cineasta afincado en Canarias. Tiene una película maravillosa que se titula "Si me comprendieras", si no recuerdo mal. En este caso el que hizo la crítica fui yo.

Nicolás Melini

Valentín Pérez dijo...

El problema es que los medios (y en el fondo todos) se hacen eco de estos premios igual que se hacen eco de estos libros, en lugar de hablar de otros premios más modestos pero sinceros y de otros libros mejores aunque sus autores no sean tan re-conocidos. El problema de los libros (entre otros muchos) sigue siendo ese, que son demasiados libros los que se publican y siempre en los grandes medios se habla de los mismos, con lo cual el gran público siempre se ve abocado y avocado a los mismos autores y a los mismos libros.

Anónimo dijo...

Las palabras siguientes son del buen amigo Ernesto Suárez.

“Las empresas distribuidoras “viven” del servicio de novedades que sirven a las librerías y otros puntos de venta. Entregan las novedades e inmediatamente “cargan” con pagos demorados (30 o 60 días) a las librerías. Puede haber servicios de novedad una vez a la semana (o incluso más). A nadie se le puede escapar que con la cantidad de títulos editados al año en España resulta imposible que el mercado reciba (compre) ni una décima parte de los mismos. Dónde está el negocio de editar-distribuir libros deberíamos preguntarnos. Pues en ese movimiento de dinero demorado (e inexistente en términos de libros vendidos). Es decir, para los distribuidores, cada libro colocado en librería “es” un libro “vendido” (por lo menos a uno o dos meses vista). Pero como, evidentemente, ellos saben que no es así, el negocio está en “reponer esa venta” con otro (o más, cuantos más mejor) títulos nuevos. Vistas así las cosas, el librero que sobrevive es aquel que devuelve novedades a mayor ritmo que lo que recibe del distribuidor. Sí, amigos/as, en el fondo (y en la superficie) cuantos más libros mejor (para la distribución); otra cosa es el interés en que se vendan (y lean). Podemos hablar si quieren de la “burbuja” económica del libro. ¿Hasta cuándo?”.

Un saludo a todos
Nicolás Melini