La narrativa breve ha tenido, en los balances del año que he visto publicados, muy escasa presencia, decía ayer, aunque consistente, con cultivadores como Cristina Fernández Cubas, José María Merino, Antonio Ferres y Eduardo Lago, y el microrrelato ninguna, aunque los libros de Rubén Abella, No habría sido igual sin la lluvia (NH) y Juan Gracia Armendáriz, Cuentos del jíbaro (Demipage, Madrid), merecían -sin duda- alguna consideración. ¿Qué ha pasado, además, con los volúmenes de Juan José Millás, Los objetos nos llaman (Seix Barral), a caballo entre el cuento y el microrrelato, pero con piezas excelentes en ambos géneros; Carlos Castán, Sólo de lo perdido (Destino), donde se incluyen también microrrelatos; o Adolfo García Ortega, La ruta de Waterloo (Menoscuarto)? ¿Por qué no se les ha dedicado ni un sólo recuerdo? ¿Les llegan a los críticos los libros de cuentos que aparecen en las pequeñas editoriales? ¿Los valoran, acaso, con un rasero distinto, más severo, que el utilizado para las novelas? ¿O siguen pensando aquello de que, habiendo una novela que valorar, cómo iban a destacar un libro de cuentos, lo que he oído más de una vez en jurados? Esperemos que el libro de Pedro Sorela, Historia de las despedidas (Alianza), que apareció a final de año, tenga una recepción más atenta.
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Sea como fuere, a la hora de hacer balance del año literario, creo que no debería olvidarse la publicación de numerosos libros de cuentos, casi siempre en pequeñas editoriales, a menudo periféricas, de autores jóvenes, o ya no tan jóvenes, pero que están iniciando su trayectoria literaria, como Juan Carlos Márquez, Oficios (Castalia), Ernesto Calabuig, Un mortal sin pirueta (Menoscuarto, Palencia), Ignacio Ferrando, Sicilia, invierno (JdeJ, Madrid), Lara Moreno, Cuatro veces fuego (Tropo, Zaragoza), Sonia Hernández, Los enfermos erróneos (La otra orilla, Barcelona), Antonio Báez, Mucha suerte (Narradores.es, Bilbao), Javier Sáez de Ibarra, Propuesta imposible (Páginas de Espuma), Lola López Mondéjar, El pensamiento mudo de los peces (Páginas de Espuma), Patricia Esteban Erlés, Manderley en venta (Tropo) y Abierto para fantoches (Diputación de Zaragoza), Víctor García Antón, Nosotros, todos nosotros (Gens, Madrid), Cristina Gálvez, Monstruos cotidianos (Traspiés, Granada), Espido Freire, El trabajo os hará libres (Páginas de Espuma) y Manuel Moyano, El experimiento Wolberg (Menoscuarto). Y eso, por sólo recordar títulos que conozco. Son todos ellos libros bien armados, escritos en estilos y estéticas muy distintas, que van del realismo a lo fantástico, pero que tienen en común una cierta ambición y un conocimiento de la tradición literaria, aunque tengo la impresión que son más lectores de literatura extranjera, de traducciones, que de la escrita en su propia lengua, ya sea española o hispanoamericana. Buena prueba de ello es que se hayan recibido los cuentos completos de Cristina Fernández Cubas como un descubrimiento, cuando lleva casi treinta años publicando libros excelentes. Lo que parece evidente es que entre estos nombres, y otros de similar enjundia que han ido surgiendo en los últimos años, ya en el siglo XXI, se está cociendo -sin necesidad de condimentarla con nocilla- una nueva narrativa breve que, o mucho me equivoco, dará excelentes frutos. Vistas así las cosas, el balance del año, por lo que se refiere al cuento, sólo puede decirse que ha sido esperanzador.
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* El cuadro es de Magritte.
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15 comentarios:
Un cuento es a la novela como un corto al largometraje: siempre será juzgado de menor, a pesar de su fuerza,la tensión en la imagen, la magia de la elipsis o el arte de dibujar pocos y sólidos personajes. Qué sería de la literatura sin el poder del cuento o de los prelectores, esos chiquitines que fijan estructuras narrativas con el relato oral o de los lectores adultos subidos al tiempo recortado; quizá las editoriales deberían seguir apostando (o apostar) por la narración breve, los narradores dedicarles un espacio, los compradores apreciar que tras la humildad superficial el relato corto encierra la alquimia de la gran narración; los críticos o los profesores, abrirles espacios. Lo que has escrito es no sólo un reconocimiento explícito y necesario sino, especialmente, una apuesta más valiente que arriesgada. No sé si el mercado y la valentía van de la mano, fue, creo, Camus quien dijo que quien carece de valentía encuentra siempre una filosofía que lo justifica. Y lo dice una cobarde: una vez más, gracias por este escaparate ancho de narraciones breves (es tu blog y no la crisis quien está matando mi economía).
Un saludo.
pues yo te agradezco mucho la mención, Fernando, conozco muchas de las obras que incluyes en este listado y es un honor aparecer ahí, a su lado. Larga vida al cuento, ojalá 2009 sea un año de buena cosecha. UN fuerte abrazo, Patro.
Pues es que me siento muy emocionado de hallarme en ese balance que haces dedicado al cuento, con compañeros de viaje tan solventes. Gracias por lo que me toca, en especial: "o ya no tan jóvenes, pero que están iniciando su trayectoria literaria". Ojalá medios especializados y generales tuvieran la mitad de generosidad que la que hay en tu blog para con quienes quieren abrirse un camino literario con ambición y trabajo.
Un saludo.
Hasta donde alcanza mi modesto entender, creo, Fernando, que no te equivocas, que hay un movimiento de fondo importante. En cuanto a los microrrelatos, la red, como bien sabes, se ha convertido en un semillero de escritores noveles. Pero por lo que veo y deduzco de tus palabras, si ya es difícil publicar una novela o libro de cuentos, publicar un libro de microrrelatos se me antoja casi imposible, dado el escasísimo interés que despierta entre la mayoría de los editores y críticos. Por cierto, además de Páginas de Espuma, ¿qué editoriales pequeñas dedican especial atención al microrrelato? Tal vez algún día me anime a mandarles algo. Un abrazo.
Yo he leído con gran placer “El juego del diábolo” de Juan Pedro Aparicio (Páginas de Espuma), aunque sin sorpresas, tratándose de un autor consagrado. Sí que me ha sorprendido “El fumador y otros relatos”, primer libro de Marcelo Lillo (Caballo de Troya), si bien se trata de un autor extranjero, y el balance que comentas es nacional. Me alegro de que tu veredicto para este nuevo año editorial sea esperanzador. De momento, practico el arte de “soplar viento”, del que me queda mucho por aprender.
Natalia, quizás hayas inventado el piropo intelectual...
Gracias a Patricia y a Pedro. Una vez podrida la nocilla, soplar viento es el último grito...
Antonio, lo que planteas es complicado y, en efecto, un grave problema. ¿Dónde publicar? Para empezar, donde se pueda (en cualquier pequeña editorial que cuide los libros); y luego, ya iremos viendo... Ya sé que no es mucho lo que te digo. Pero, visto lo visto, y sabiendo algo de lo que hablo, no me atrevo a aconsejarte nada más.
Antonio, si me aceptas como compañero de viaje y alguien más se nos une (en esta nave hay gente de mucho nivel) podríamos sacar una obra conjunta y respetable. Si encima Fernando nos hace el prólogo, entonces ya ni te cuento: la fama, la nube de fotógrafos, la firma de autógrafos, el cántaro, la fuente, la leche, lo que haga falta.
No es mala idea, Pedro, una antología con Los microrrelatos de La nave de los locos, aunque todavía sea pronto para pensarlo. Pero para la fama y los fotógrafos tendrían que presentarla, en Tres rosas amarillas, Scarlett Johansson y Woody Allen. Seguro que no nos faltarían editores..., ni público en la presentación.
Contad conmigo para ese viaje. Un abrazo.
Fernando, Martín Nogales ha publicado este lunes una reseña sobre libros de cuentos en el Diario de Navarra, y ahí están Millás y Adolfo, y más gente. No sé cómo poner el link que José Luis me mandó, pero seguro que lo puedes mirar fácilmente.
Poli.
A ver, Poli, si alguien se apiada de nosotros y consigue mandarnos ese texto de Martín Nogales. Yo no he logrado dar con él, quizá por impericia.
Un repaso completo y pormenorizado, Fernando. Para mí, "Manderley en venta" y "Monstruos cotidianos", dos descubrimientos gozosos, dos voces diferentes, de lo mejor de esa cosecha.
Una amigo generoso, nunca faltan, por fortuna, ha tenido la amabilidad de mandarnos el artículo de Martín Nogales en el Diario de Navarra. Se trata de un breve comentario, en media página, de cuatro libros de cuentos aparecidos recientemente, de Millás, Luis Sepúlveda, Adolfo García Ortega e Hipólito G. Navarro.
Como la de "hoy", se refiere a la narrativa en general y al relato breve en particular, quiero dejar constancia aquí de una AUTORA que en su trayectoria ha abarcado ambos "géneros", además de ser la directora (nunca mejor dicho) de uno de los Talleres de escritura de mayor auge del País Vasco. Dirige, también, "El encuentro de mujeres escritoras" que, desde hace años, se celebra en San Sebastián. Ha sido columnista en El País y en 2007 recibió, del gobierno francés, la distinción de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras.
Se trata de LUISA ETXENIKE.
Fernando, conozco desde hace poco tiempo tu(s) página, desde entonces sigo tu travesía y hago partícipe de ella(s) a los amigos, blogueros, profesores y alumnos con los que comparto mi pequeño mundo de letras. Tal vez, por la premura, el nombre que aquí dejo sea una redundancia: mucho mejor. De cualquier forma, como ex-alumna, lectora, y sobre todo, por sus indiscutibles méritos, dejo aquí mi testimonio: seguro que harás buen uso de él.
Muchas gracias.
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