viernes, 29 de agosto de 2008

NICOLÁS MELINI

......
"TRAVESÍA"
Lo veo
a
veces.
En mi
calle,
en
la
calle de
más allá, en algún bar
o
restaurante...
el
hombre mayor y
.....
solo.
.....
Cada paso que
da
es
todo
un maratón
para
....
él,
....
con
su bastón,
se
detiene
en
cada
metro que recorre
y
resuella fatigado.
.....
Luego, mila-
grosamente,
.....
continúa
ayudándose
de
las
paredes
de
las
casas;
......
su
boina,
su
chaleco,
el
aire
artístico,
la
dignidad
de
su
talante...
....
resulta épico
verlo
ahí,
detenido
en medio
de
la acera
mientras todos
pasan
de
prisa
a su lado.
.....
(Debió
de ser un
hombre muy guapo;
es un
espíritu
libre).
....
Esta
mañana —volvía
de
comprar
algo
de fruta—
se
topó
con la larga
cola
de jóvenes
frente
al teatro (el público
del
programa
de
televisión que
se graba
en
la
esquina),
....
y,
....
no
pudiendo
aferrarse a las paredes, emprendió
la costosa travesía
por
el
medio
de
la
acera.
..... ....
* Nicolás Melini (Santa Cruz de La Palma, 1969) es autor de las novelas El futbolista asesino (2000) y La sangre, la luz, el violoncelo (2005), los volúmenes de cuentos Historia sin cariño de Remedios Quiero Besarte (1999) y Cuaderno de mis mayores (2002); así como de los libros de poemas Cuadros de Hopper (2002) y Adonde marchaba (2004). Como cineasta, ha realizado algunos cortometrajes relacionados con su obra literaria, como Hijo, o Mirar es un pecado. Estos versos forman parte de su libro inédito Los chinos y otros poemas.
..........

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Encuentro muy sugestiva esa brevedad horizontal de los versos, tan sincopados, adecuados a la lentitud del personaje que describen. He buscado en mis carpetas algunas referencias, (cosas de Patricia Stilstein, Rogelio Luís Nogueras, algunos de aquellos poetas alemanes de la antología de Felipe Boso) a fin de contrastar esa osadía de reducir los versos a la mínima expresión. Este autor llega más lejos que los ejemplos citados. El poema está construído merced a una arquitectura tan vulnerable, que parece diseñado para ser leído en voz muy baja. Es una opinión.

Anónimo dijo...

Buenas. Nicolás Melini tiene una no sé si decir agudeza o sensibilidad especial (mente, corazón...) para las estampas y personajes urbanos que pueden pasar desapercibidos. En su mirada se vuelven corpóreos y espirituales, trancendentales, a un tiempo.

Disculpen esta manía que tengo de la paradoja y el oxímoron. Me viene de viejo.

Aún recuerdo oír a Nicolás (qué jóvenes éramos, leñe) recitar en el Huerto de las Flores, Agaete, Gran Canaria, a principio de los 90, un poema dedicado a un hombre negro que barría las hojas del otoño en no-sé-qué estado americano... No sé cómo lo hace, que su sobriedad transmite emoción.

Sus versos son minimalistas, con esto que digo de la sobriedad; su narrativa, irónica, aguda, compleja, a pesar de los periodos breves.

Gracias a Fernando Valls por incluir un poema de Nicolás en su blog, y gracias, Nicolás, por escribirlo.

Saludos.

Paula Nogales

Isabel dijo...

No lo conocía y encuentro muy interesante su poesía como su página que me ha permitido leer más cosas suyas.
Gracias por el enlace

Marina Culubret Alsina dijo...

Me gusta como el temblor y la arrítmia de los pasos se anticipa al propio significado de las palabras.
No conocía a Nicolás Mellini y me alegro pues de haber ido a parar a esta nave, que sin duda, y a la que pueda, volveré a subir.

Saludos cordiales,

Anónimo dijo...

¿Puedo saber quién es "Paseante"? En sucomentario aparece mi nombre y me dio curiosidad.

Gracias.

Fernando Valls dijo...

Sí, podemos decírtelo, pero primero nos gustaría saber quién eres tú.