sábado, 21 de junio de 2008

Pintadas de mayo del 68

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Se ha ido ya mayo y casi también junio, y hemos acabado convirtiéndonos en expertos en la historia de Mayo del 68. París, Praga, Berkeley, México y Vietnam, entre tantos otros nombres, no se nos han borrado de la mente.
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De entre los muchos volúmenes que han ido apareciendo sobre el tema en las librerías, me ocupo ahora de uno que ha publicado Edhasa, en edición del traductor Manuel Serrat Crespo, con el título de Sed realistas, pedid lo imposible. Pintadas, eslóganes y carteles del mayo francés. No recoge mi eslogan favorito de aquellos días, pero tampoco he visto que lo recuerde nadie, quizá porque no esté entre los más conocidos y -en general- le diga poco a la gente: PLUS JAMAIS CLAUDEL. "Nunca más Claudel". Así, Paul Claudel, autor de El zapato de raso, La anunciación a María, pero también de El intercambio, obra que impresionó al joven Brecht, se convertía en el escritor a olvidar por excelencia.
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Lo curioso es que un par de décadas después, en 1987, el director de teatro comunista Antoine Vitez volviera a canonizarlo con un soberbio montaje de Le soulier de satin, en su versión completa (cuando Jean-Louis Barrault la estrena en 1947 en la Comédie Française utiliza una versión reducida), estrenado en la Cour d´honneur del Palacio de los Papas de Avignon. Tuve la fortuna de verlo en el Mercat de les Flors de Barcelona. Puede valer como una prueba más de las vueltas que dan los prestigios literarios, de cómo la ideología no siempre acaba sepultando al talento, al menos cuando éste es tan complejo como el del poeta y dramaturgo francés.
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3 comentarios:

Teresa dijo...

Efectivamente, Fernando, la versión de Vitez de Le soulier de satin es de lo mejor de la época mítica del Mercat de les Flors. (¿Recuerdas las diez horas del inigualable Mahabaratta de Brook?). A medida que iba leyendo tu entrada -he de confesar que ignoraba el "plus jamais Claudel"- me iba diciendo "¡pero si eso lo desmiente el montaje de Vitez!". Así que al final he respirado tranquila. Siento una profunda nostalgia cuando recuerdo los grandes montajes internacionales que pudimos ver en Barcelona en los 80. Y una gran nostalgia cuando recuerdo las críticas teatrales de Joan de Sagarra. Debe de ser vejez.
Un abrazo,
Teresa

Anónimo dijo...

¿Para cuándo un comentario sobre arte callejero, Fernando? Estoy seguro de que a alguien que ha vivido en Berlín no se le puede escapar el dinamismo que fluye entre los muros de la ciudad. Barcelona quizás no es tan referente, ahora mismo, en ese sentido, pero igualmente se pueden encontrar "obras" de cierto interés. Resultaría interesante tu opinión al respecto.

Felicidades por el blog (¡y por la asignatura!).

Daniel P.

Fernando Valls dijo...

Bueno, Teresa, podemos seguir disfrutando de los artículos de Sagarra, a veces siguen tratando de teatro, y de algún que otro excelente montaje, como los de Robert Wilson y Robert Lepage, por no citar el extraordinario Rey Lear reciente de Gerardo Vera y Alfredo Alcón.
Daniel, prometo mirar con más atención las pintadas berlinesas y dedicarle una entrada, aunque ya saqué una escultura de Superman con la cabeza hincada en la tierra que me encontré paseando creo que cerca de Rosa Luxemburgo Platz.